Ganar un Oscar es uno de los mayores reconocimientos de la industria del cine. Por eso todo lo relacionado con los premios se supervisa al mínimo detalle y no se deja nada al azar.
En el proceso de nominación, votación y entrega de los premios intervienen miles de personas, tanto miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas como personas de otros sectores profesionales.
Este proceso dura alrededor de tres meses y concluye con la famosa gala en el Dolby Theatre (Los Angeles) donde se reparten 24 estatuillas, una por cada categoría.
La decisión, en manos de la Academia
Los miembros de la Academia son quienes eligen tanto a los nominados como a los ganadores. En total, unas 6.000 personas tienen derecho a voto en los Oscar.
Para formar parte de este grupo selecto hay que demostrar un trabajo distinguido en el sector cinematográfico y presentar la candidatura a la Academia, cuya junta decide si esa persona merece formar parte o no de la asociación.
Además de las personas admitidas por sus méritos profesionales, todos los nominados a los Oscar pasan a formar parte de la Academia de forma automática cada año.
En la mayoría de categorías son personas del mismo sector quienes votan para decidir el ganador. Es decir, los directores votan quién merece el Oscar a la mejor dirección y los montadores votan al mejor profesional en su categoría.
Pero hay algunas categorías abiertas en las que todos pueden votar, como el premio a mejor película. Esta categoría es especial porque no se vota a un solo ganador sino que cada persona puntúa todas las películas nominadas.
Un electorado poco plural
Una de las críticas más repetidas hacia la Academia es que gran parte de sus miembros son hombres y blancos. Esta falta de diversidad entre las personas que votan afecta directamente a nominados y ganadores.
Por ejemplo, durante dos años consecutivos (2015 y 2016) no hubo ningún actor ni actriz negro ni de origen asiático nominado. Así que solo actores y actrices blancos tuvieron la oportunidad de pasar a formar parte de la Academia.
Cuanta menos diversidad hay entre las personas que votan, menos diversidad hay entre los nominados y los ganadores.
Recuento secreto con sobres y tarjetas
Los miembros de la Academia tienen la posibilidad de votar por internet, pero la mayoría siguen haciéndolo de la forma más tradicional: papeletas dentro de una urna.
La consultora PricewaterhouseCoopers (PwC) se encarga del recuento de votos desde hace más de 80 años y garantiza que los nombres ganadores se mantengan en secreto hasta la gala.
Las papeletas se dividen y se llevan a varios sitios, todos secretos, donde una docena de personas de PwC las cuentan. Al final dos personas recogen los resultados y los suman para descubrir los ganadores.
Solo dos personas en el mundo conocen los resultados de las votaciones antes de que los ganadores se anuncien en la ceremonia”
La empresa encargada de las tarjetas y los sobres tampoco sabe quiénes serán los ganadores de cada categoría. Por eso debe imprimir una tarjeta por cada nominado, para mantener la incógnita.
Las dos personas de PwC que conocen los resultados son las que seleccionan las tarjetas con los nombres ganadores, las meten en los sobres y lo guardan en un maletín cerrado con llave. Las demás tarjetas con los nombres de los nominados se destruyen.
El maletín con los sobres está custodiado por PwC hasta el día de la gala y también durante el espectáculo. Los presentadores de cada categoría recogen el sobre cerrado justo antes de salir al escenario.
Así se aseguran que nadie descubra los ganadores antes de hora. Pero a pesar de todas las precauciones a veces se cometen errores como el año pasado cuando un sobre con el nombre incorrecto se coló en la gala y causó la escena más comentada de los últimos años.
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