El feminismo logró en el siglo XX sacar a la luz la desigualdad entre hombres y mujeres y es preciso que lo siga haciendo, que siga trabajando para conseguir que la mujer tenga los mismos derechos y oportunidades que los hombres porque, conseguirlo traerá consigo que otros grupos también lo hagan, porque el feminismo es libertad e igualdad para todos”.
Así lo indicó ayer la socióloga Bárbara Risman, de la Universidad de Illinois (Chicago), en una jornada sobre Mujeres y Política, organizadas por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), quien recordó que las discusiones generadas sobre las categorías de género “tendrán menos importancia” ante una realidad que se quiere imponer, que es el dominio del hombre sobre la mujer.
La campaña por el día de la mujer del Ministerio de Igualdad, recupera los eslóganes clásicos feministas
Este mensaje es compartido por el equipo del Ministerio de Igualdad, encabezado por la ministra Ana Redondo, quien desde el día que cogió las riendas de este departamento quiso dejar bien claro que sus políticas tendrían a la mujer como objetivo prioritario, ya que conseguir la igualdad entre hombres y mujeres lleva aparejado más derechos, por ejemplo, para las personas no normativas.
Un cambio de política claro respecto a la de su antecesora Irene Montero, que incorporó al ministerio la llamada agenda queer y que culminó en la libre autodeterminación de género. A eso hay que unir el rechazo de una parte de las feministas más próximas a la visión de Montero a abolir la prostitución, una vieja demanda de las feministas tradicionales. Esas diferencias están en el origen de la división que se materializa desde hace cuatro años con las manifestaciones del 8M.
'Si tocan a una, nos tocan a todas' o 'El futuro será feminista o no será', eslóganes de la campaña feminista
El viraje que emprendió Redondo hace algo más de un año ha quedado patente con la nueva campaña institucional por el Día de la Mujer del Ministerio de Igualdad, que recupera los “eslóganes clásicos feministas”. Así lo indicó ayer la secretaria de Estado de Igualdad, Aina Calvo, quien reclamó que “Nuestra voz. Más alta. Más clara. Más fuerte (lema de la campaña) sea el instrumento de reivindicación, de diálogo, de convicción y de transformación de la sociedad”.
El ministerio de Redondo pide alzar la voz a través de tres spots diferentes, en los que mujeres (sólo mujeres) utilizan eslóganes clásicos feministas como Te cansas de oírlo, nosotras de vivirlo ; Si tocan a una, nos tocan a todas o El futuro será feminista o no será . “Es una campaña directa que va a la raíz de los fundamentos feministas. Refleja cómo el feminismo siempre, y esta es una vez más, está a la vanguardia, con la vocación de seguir avanzando en derechos, con la vocación de integrar, con la vocación de construir más y mejor democracia”, recalcó Calvo.
En un acto en el Congreso con las mujeres que formaron parte de las Cortes Constituyentes se oyeron voces reclamando la “memoria feminista”, esa que ha llevado a esta sociedad a adquirir más derechos no sólo para las mujeres. “Si no tenemos memoria feminista, podemos perder todo lo conseguido, incluso la democracia”, dijeron.
Por cuarto año, división en la calles
Mañana decenas de miles de mujeres y hombres recorrerán las calles de pueblos y ciudades reivindicando, principalmente, el fin de la desigualdad de género. Pero, como ocurre desde hace cuatro años, en muchas de esas calles habrá dos convocatorias, reflejo de la división del movimiento feminista y sus distintas sensibilidades y que para muchos de los asistentes son desconocidas. Es el caso de Madrid, con una protesta a las 12 de la mañana, la ‘oficial’, aseguran sus organizadoras y que amplía las reivindicaciones más allá de las mujeres, y la de las feministas tradicionales, a las 18 horas, que piden la abolición de la prostitución. En Barcelona, por primera vez, también habrá dos manifestaciones, a las 18 horas (la de Assemblea 8M, bajo el lema ‘Les cures sostenen la vida’ y la de la Coordinadora 8M-Moviment Feminista de Barcelona que denuncia todas las formas de violencia y explotación), al igual que en el Girona y Lleida. En Tarragona no hay división, como tampoco en Sevilla, Bilbao, San Sebastián, Pamplona, Málaga o en la mayor parte de Galicia
