Los años no pasan en balde. Muchas son las patologías asociadas a la edad, ya sean enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares o cáncer, pero el envejecimiento también afecta a la salud ocular. Desde las cataratas al glaucoma pasando por el edema macular diabético y la más desconocida, la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), la principal causa de ceguera legal en los países occidentales en la gente mayor. Una patología en aumento debido a la mayor esperanza de vida de la población. Al tiempo que crece la concienciación sobre la necesidad de cuidar de la salud ocular, y el uso masivo de gafas de sol, más allá de modas y razones estéticas, es un buen ejemplo de ello, también la innovación terapéutica aporta buenas noticias para los pacientes y para el sistema sanitario.
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Diálogos La Vanguardia, en colaboración con BAYER, reunió a un grupo de expertos para reflexionar sobre la salud ocular y estas enfermedades asociadas a la edad, qué se puede hacer para prevenirlas y cómo manejarlas una vez diagnosticadas. En la mesa redonda, conducida por el periodista Josep Corbella, participaron Lluís Arias, jefe de la sección de retina del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitari de Bellvitge; Ignasi Carrasco, director del Área Asistencial en el Servei Català de la Salut (CatSalut); Anna Bonet, directora de Farmacia del Institut Català de la Salut; y Jordi Nicolás, jefe de servicio de Farmacia en el Hospital Universitari Mútua Terrassa y vicepresidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).
Debido al envejecimiento de la población, hay un incremento de los problemas de salud ocular. Gracias a los avances médicos, la catarata, que históricamente era el principal problema, ha dejado de serlo. Con decenas de miles de operaciones de cataratas anuales, ahora hasta se puede corregir la miopía o la presbicia con la misma lente intraocular que se emplea para sustituir el cristalino. El glaucoma, que puede provocar la pérdida de visión total, es una neuropatía, una afectación del nervio óptico causada por una presión ocular alta que puede llegar a provocar su atrofia. Hay un gran abanico de fármacos muy eficaces, que se administran por vía tópica, “amigables” para el paciente, pero no hay nada que hacer una vez atrofiado el nervio, advirtió Arias.
No hay que perder de vista la sostenibilidad del sistema. Hay que incorporar las estrategias que aporten más valor de salud a la población”
Ahora, la atención se centra en patologías que afectan a la retina. Las dos más frecuentes en la edad adulta son la degeneración macular y el edema macular diabético. Estas enfermedades provocan una pérdida de la visión central, lo que, como explicó Arias, a efectos prácticos significa que no pueden leer, ver la tele o conducir. Afecta a su calidad de vida y genera dependencia, observó Carrasco. Además, en el caso de la DMAE la enfermedad empieza en un ojo, pero acaba siendo bilateral, según destacó el jefe de retina de Bellvitge. Es una enfermedad grave que, en sus fases avanzadas, presenta dos formas clínicas: la neovascular o exudativa, y la atrófica. La mayoría de los casos, el 80%, son de la forma atrófica, para los que no hay tratamiento. Para el 20% restante, la exudativa, sí existe tratamiento: Los “disruptivos” antiangiogénicos que reducen la neovascularización y mejoran la agudeza visual. Este tratamiento, con pautas iniciales y frecuencias de administración, también se aplica al edema macular diabético. Según la Sociedad Española de Retina y vitreo en España hay medio millón de personas con DMAE exudativa.
Los nuevos tratamientos son eficaces y seguros y permiten extender el intervalo de administración. Es bueno para el paciente y para el sistema
El tratamiento, explicaron los doctores, es de por vida, a veces en los dos ojos, y no llega a curar la enfermedad, pero sí frena su avance. Actualmente, el fármaco se administra mediante una inyección intravítrea, un procedimiento rápido, gracias a una aguja muy fina, e indoloro, pero que causa desazón entre los pacientes. “Hay que explicárselo bien”, subrayó Bonet, asegurando que lo primero que le viene a la cabeza al paciente cuando se le cuenta que hay que pinchar en el ojo es una película de terror. Como inicio de tratamiento, se hacen tres inyecciones mensuales consecutivas, que es lo que permite ganar más visión inicialmente, relató Arias. A partir de aquí hay diversos protocolos, pero lo habitual es ir administrando inyecciones cada dos meses el primer año; ya en el segundo año se puede ir reduciendo la frecuencia.
Sin embargo, la innovación terapéutica ha logrado que hoy existan fármacos, “igualmente eficaces y seguros”, que “permiten extender el intervalo de administración”, avanzó Arias. En lugar de ocho inyecciones el primer año se pueden hacer cuatro o cinco. “Mantener la eficacia extendiendo las visitas y las inyecciones es un beneficio para el paciente, para sus familiares y para el sistema sanitario, porque permite aligerar la carga asistencial”, añadió. “Tenemos la gran suerte de poder contar con un amplio arsenal terapéutico”, concluyó Nicolás.
Cuidar de nuestra salud ocular pasa también por tener hábitos de vida saludables, como una dieta equilibrada, con fruta y verdura, y no fumar
Si bien es cierto que estos tratamientos requieren menos horas de oftalmólogo, Carrasco advirtió que su administración debe ser compatible con la sostenibilidad del sistema. “Lo tenemos que poder pagar y ofrecer a todo el mundo”, enfatizó, para reclamar después un “esfuerzo” colectivo para adecuar posología y precio. “Hay que incorporar las estrategias que aporten más valor de salud a la población y que nos permitan tener a los mayores con buena salud el máximo de tiempo posible”, declaró. En este punto, Nicolás reivindicó el papel de la farmacia hospitalaria. “La farmacia hospitalaria contribuye a la eficiencia y seguridad de las preparaciones intraoculares, maximizando el número de dosis, y consensuando las técnicas de manipulación”, proclamó, antes de comentar que las jeringas precargadas pueden contribuir a una optimización de recursos.
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Segunda en el ránking. Cada año se realizan en Catalunya 240.000 primeras visitas en oftalmología. Esta cifra solo la supera la especialidad de traumatología.
Ese valor añadido de salud es, según precisó Bonet, una variable “compleja”, porque es “multifactorial y multidimensional”, pero es hacia donde hay que ir para tener “un sistema sostenible” desde un punto de vista global, o sea, económico, pero también medioambiental y social. A su entender, estamos ante la oportunidad de empoderar a la sociedad sobre su responsabilidad en la gestión de su salud y su enfermedad.
La farmacia hospitalaria contribuye a la eficiencia y seguridad de las preparaciones intraoculares, maximizando el número de dosis
“Hay que desterrar la idea de que los medicamentos lo curan todo”, recalcó. La prevención es, manifestó, importante. No hay una causa que provoque la degeneración macular, pero sí factores de riesgo, como la edad y la genética, y otros que tienen que ver con el estilo de vida. “Cuidar de nuestra salud ocular pasa también por tener hábitos de vida saludables, como una dieta equilibrada, con fruta y verdura, y no fumar”, resumió.