650 kilómetros, 90 pueblos

Religión

Se constituye en Montserrat la Asociación de Municipios del Camino Ignaciano

La cueva de San Ignacio en la Colegiata Basílica de Santa María en Manresa, Barcelona

La cueva de San Ignacio de Manresa es un lugar de peregrinaje y culto

Getty Images

Tras la celebración de los 500 años de la estancia de Ignacio de Loyola en Catalunya, Manresa, última parada del camino ignaciano, ha conseguido añadir una pieza clave al puzle de la famosa ruta: la Asociación de Municipios del Camino Ignaciano. Montserrat ha sido escenario este sábado del encuentro fundacional de la entidad, que ha contado con representantes de administraciones locales de Catalunya, Aragón, Navarra, La Rioja y el País Vasco. Una cincuentena de municipios del Camino Ignaciano han participado en el nacimiento de una entidad que seguirá creciendo en los próximos meses sumando nuevos municipios.

La idea, impulsada desde Manresa, permitirá al mundo local trabajar de forma coordinada para hacer visibles los atractivos turísticos de los territorios que forman parte del itinerario que une Loyola, en Azpeitia, y Manresa, y que, más allá de la espiritualidad, ofrecen un gran potencial turístico. La asociación tiene como objetivo agrupar bajo un mismo paraguas los cerca de 90 pueblos que forman parte del recorrido. Hasta ahora, cuenta con la adhesión de unos 50. La entidad continuará trabajando en los próximos meses para hacer crecer el número de ayuntamientos agregados.

La iniciativa quiere convertir la ruta, que une Loyola y Manresa, en un motor turístico

El presidente de la Asociación de Municipios del Camino Ignaciano y alcalde de Manresa, Marc Aloy, ha subrayado “la fuerza y determinación del mundo local y la capacidad de los municipios de sumar para hacer realidad una entidad que actuará conjuntamente para impulsar un turismo de interior, de calidad y desestacionalizado”. En paralelo, el concejal de Turismo de Manresa, Joan Vila, ha puesto en valor “la determi­nación de Manresa para liderar y dar forma a una entidad que es inédita en el conjunto del Estado y que ­incorpora pueblos y ciudades de características y realidades muy distintas pertenecientes a cinco comunidades a partir de una estrategia compartida”. La nueva asociación quiere aprovechar el potencial del camino ignaciano y convertirlo en un motor turístico y de oportunidades a partir de los atractivos históricos, patrimoniales, paisajísticos, gastronómicos y comerciales que acompañan al recorrido.

El camino ignaciano recrea el itinerario que el caballero Ignacio de Loyola recorrió en 1522, desde Loyola (Azpeitia, País Vasco), su pueblo natal, hasta Manresa, ciudad donde permaneció once meses antes de viajar a Tierra Santa. Manresa se convirtió desde entonces en el emplazamiento clave en la vida y obra de quien después fue santo. Fue en esta ciudad donde san Ignacio, fundador de la orden de la Compañía de Jesús (jesuitas), tuvo las experiencias místicas y espirituales que le inspiraron a redactar su obra principal: los Ejercicios espirituales . Su lugar privilegiado de oración fue la Cueva; se trata de una cavidad sobre el río Cardener excavada por la erosión fluvial del terciario, alrededor de la cual se levanta el actual Centro de Espiritualidad.

El camino ignaciano recrea el itinerario que el caballero Ignacio de Loyola recorrió en 1522, desde Loyola, su pueblo natal, hasta Manresa, ciudad donde permaneció once meses antes de viajar a Tierra Santa

La ruta, dividida en una veintena de etapas, transcurre durante 650 kilómetros por las cinco comunidades autónomas. Las últimas etapas recorren Lleida y la Catalunya Central, cruzando el Segrià, el Pla d’Urgell, el Urgell, la Segarra, el Anoia y el Bages. Los 183 kilómetros que hay antes de llegar a la Cueva de San Ignacio permiten disfrutar de un viaje espiritual y descubrir los atractivos espacios naturales, pueblos y ciudades que se atraviesan.

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