A pesar de estar a años luz de Suecia, que se ha convertido en el primer país del mundo libre de humo (menos del 5% de su población fuma cigarrillos convencionales), España ha mejorado en los últimos años, registrando este 2024 un mínimo histórico de consumo desde que se tienen registros. Así lo ponen de manifiesto los resultados de la última encuesta, presentada hoy, sobre alcohol y otras drogas en España (Edades 2024) que se publica cada dos años y en la que se documentan las sustancias con mayor prevalencia de consumo en los últimos 12 meses en España.
El consumo diario de tabaco ha pasado de un 34,9% de la población en 1997 al 25,8% este año. Además, un 67,7% de los consumidores diarios se han planteado dejarlo. Si se compara el 2024 (25,8%) con el 2022 (33,1%), la reducción alcanza casi 8 puntos porcentuales, subrayó durante la presentación de los datos Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad. Independientemente del grupo de edad, fuman más los hombres que las mujeres.
Padilla mostró cierta preocupación por el aumento del consumo de cigarrillos electrónicos, que ha ido a más especialmente entre las personas que aseguran haberlos probado alguna vez en la vida (se ha pasado del 6,8% en el 2015 a un 19% en el 2024), en el último año (de un 3% en el 2018 a un 7,1% este 2024) y en el último mes (del 1,5% -2018- al 4,6%). No obstante, el consumo diario se mantiene relativamente estable: del 0,9% (2018) al 1,3%.
También ha disminuido el porcentaje de personas que acuden al cigarrillo electrónico para abandonar el convencional, pasando del 54,1% en el 2018 a un 37,4% este año. En este aspecto, mostró cierta inquietud Joan Ramon Villalbí, delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, y es que según los datos recogidos en Estados Unidos (en España no hay muchas cifras al respecto todavía, matizó), “los adolescentes que se inician en el consumo con el cigarrillo electrónico tienen muchas más probabilidades de convertirse en fumadores de tabaco convencional”. Una droga, recordó, que está vinculada a la muerte de cerca de 50.000 personas en España cada año.
Villalbí expuso que el descenso en el consumo de tabaco convencional obedece a una suma de factores. Entre estos, la presencia de una mayor proporción de personas inmigradas -“que no suele fumar, y mucho menos las mujeres”- o el envejecimiento de la población autóctona, que deja de fumar por salud. “También hay una concienciación social”, añadió Begoña Brime, directora del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones. “Hemos recibido tantos menajes de que el tabaco es malo que la sociedad ha empezado a asumirlo”, arguyó.
El informe señala que el alcohol -“en especial la cerveza, que es lo que se consume más”, esgrimió Villalbí- y el tabaco siguen siendo las sustancias con potencial adictivo que empiezan a consumirse antes (16,4 y 16,6 años respectivamente). Respecto a las drogas ilegales, el cannabis es la sustancia que empieza a consumirse a una edad más prematura (18,4 años).
Con referencia al alcohol, Padilla explicó que más de la mitad de los encuestados lo ha consumido en el último mes, y que dentro del grupo etario, por ejemplo, que va de los 55 a los 64 años, un 15,9% dice tener un consumo diario. No obstante, en términos generales su ingesta diaria ha bajado, pasando de un 12,7% (1997) a un 10,5% (2024), puntualizó Villalbí, quien recordó que aunque “el alcohol no mata tanto como el tabaco”, se le puede atribuir la muerte de 15.000 personas al año en España
Tendencia a la baja de las borracheras
El estudio refleja la estabilidad en el consumo ocasional de alcohol (el 76,5% de la población de 15 a 64 años ha bebido alcohol en los últimos 12 meses en el 2024). En cuanto al consumo intensivo de esta sustancia, destaca que las borracheras siguen la tendencia de descenso. En 2024, un 14,7% de esta población dice haberse emborrachado, frente a un 16,7% en el 2022. Padilla destacó al respecto que la reducción en el grupo de 15 a 34 es incluso mayor, alcanzando los 5 puntos porcentuales.
Entre las sustancias más consumidas en los últimos 12 meses se encuentran el alcohol (76,5%) y el tabaco (36,8%), seguidas del cannabis (12,6%) y los hipnosedantes con o sin receta (12,0%). Muy inferior es el consumo de cocaína en polvo y/o base (2,5%) y, aún menor, el de otras sustancias. Por edad, los consumos son mayores en el grupo de 15 a 34 años (en hipnosedantes y analgésicos opioides aumenta a partir de los 35).
De 15 a 64 años
Casi 27.000 encuestados
La encuesta –realizada a través de entrevistas a 26.878 personas de entre 15 y 64 años entre el invierno y la primavera de este año- revela un descenso del consumo ocasional de tabaco y el de hipnosedantes (fármacos contra la ansiedad o para dormir) en 2,2 y 1,1 puntos porcentuales respecto al 2022. Por lo que respecta al cannabis, su consumo ocasional aumenta levemente en comparación con la anterior edición, pero se reduce el consumo diario.
En cuanto a las diferencias por sexo, los datos (en los últimos 12 meses) confirman un mayor consumo entre los hombres, excepto para los medicamentos con potencial adictivo como los hipnosedantes y los analgésicos opioides (medicamentos para el dolor). Respecto a los primeros (hipnosedantes), Villalbí explicitó la idoneidad de “disminuir su prescripción, que quizás es demasiado generosa”.
Percepción del riesgo
Asimismo, las mujeres tienen una mayor percepción del riesgo de las sustancias adictivas. La sensación general de riesgo es mayor para el consumo de sustancias ilegales, así como de tabaco, hipnosedantes y analgésicos opioides. No así respecto al consumo de alcohol, que es menor.
En los últimos años, además, se aprecia una percepción de disponibilidad de las diversas drogas muy inferior a la de años atrás, fruto de los esfuerzos de control de la oferta, destacaron tanto Padilla como Villalbí. En el 2024, las sustancias ilegales que se perciben como más accesibles son el cannabis (el 59% de las personas entrevistadas cree que podría conseguirla fácilmente en 24 horas) y la cocaína (40,6%). Para las demás sustancias ilegales, la percepción de disponibilidad es muy inferior.