El conflicto por la convivencia con el oso se aviva en el Pirineo catalán

Biodiversidad

La Unió de Pagesos y los ecologistas discrepan sobre la convivencia con el plantígrado

Ejemplar de oso pardo en el Pirineo

Ejemplar de oso pardo en el Pirineo

GOVERN / Europa Press

Los recientes ataques de osos al ganado en el Pallars han reavivado el debate sobre la coexistencia entre los ganaderos y el gran plantígrado reintroducido en el Pirineo. Unió de Pagesos ha denunciado lo que considera una “gestión ineficaz” del Govern, reclama mayor protección frente a los ataques y alerta de que estos riesgos ponen en peligro el futuro de la supervivencia de algunas explotaciones. Por su parte, los grupos ecologistas sostienen que esa convivencia es perfectamente posible y recalcan la necesidad de diálogo para encauzar el conflicto.

El proceso de recuperación de la población de oso pardo en el Pirineo está dando sus frutos; la tasa de crecimiento anual se cifra en el 11%. En 2023, fueron 83 los osos censados en el Pirineo, 41 en el lado catalán. 

Este año, con los nuevos nacimientos, el censo se sitúa en torno a 90 ejemplares. El oso pardo recupera el espacio que había perdido durante el último siglo, pero esa expansión choca en ocasiones con la actividad de los ganaderos de la zona, cuya preocupación se ha empezado a despertar después de los últimos ataques.

Dos terneros muertos

Este julio, Ignasi de Castellarnau, ganadero de Alins (Pallars Sobirà), encontró dos terneros muertos, con signos de haber sido atacados por un oso, mientras que otro animal había desaparecido. Cuatro días después, este ejemplar debió ser sacrificado al ser encontrado malherido.

Castellarnau expresa el estado de “angustia” que le supuso la situación vivida y las pocas facilidades que ofrece la administración para poder hacer frente a los ataques.

Los colectivos de ganaderos denuncian la falta de recursos para afrontar la coexistencia

Esta situación abre de nuevo el debate sobre la convivencia entre ganaderos y osos. La Unió de Pagesos, ante estos últimos ataques, asegura que pedirá una reunión de urgencia al nuevo Govern para exigir “los recursos necesarios” para afrontar estos riesgos y evitar “que las comarcas de montaña se queden sin ganaderos por esta situación”.

Hay quienes, como Castellarnau, comienzan a ver esta coexistencia como algo “imposible”. En cambio, Lluís Toldrà, miembro de la orgganización conservacionista Depana sostiene que esa convivencia es “perfectamente posible, siempre y cuando la praxis sea la correcta”.

La Unió de Pagesos movilizó en mayo en Llavorsí a más de un centenar de personas para demandar una “gestión efectiva” del oso pardo en los Pirineos, y posteriormente decidieron abandonar los grupos de trabajo creados por la Generalitat para trabajar en la coexistencia entre oso y ganaderos. Prometían, eso sí, volver a participar de ellos una vez que el problema se afrontara “de manera realista”.

Las indemnizaciones por ataques de oso en 2023 en Catalunya se cifraron en 8.420 euros

Toldrà no comparte la visión de los ganaderos, y cree que hay que mirar con perspectiva la situación. Durante 2023, en Catalunya, hubo en total 34 ataques, según datos de la Fundación Oso Pardo. El sector apícola fue el más afectado, con 19 incidentes. Le siguen la ganadería ovina y caprina, con 14, y el bovino, con la muerte de un ternero. Todo ello se tradujo en un total de 8.420 euros en indemnizaciones, algo que para Toldrà es “perfectamente asumible para la Administración”.

“No existe la perfección, y roces va a haber, pero lo más importante es intentar minimizarlos y que se paguen los daños que se produzcan”, admite Toldrà, que subraya que debe hacerse “con rigor”. “Debe haber una buena comunicación entre las partes, avisar de los daños cuando se produzcan y hacer las cosas bien”, reclama.

Esas cosas bien hechas suponen, entre otras medidas, “instalar cercas con pastor eléctrico (vallas con corriente eléctrica que evitan que tanto el ganado como los depredadores las salten), la presencia de mastines u otros perros guardianes, o poner bajo techo el ganado cuando sea posible”. Cuando esto se hace, “los incidentes bajan mucho”, asegura.

A pesar de que los medios para atajar el problema se conozcan, los ganaderos insisten en que la situación comienza a ser insostenible, y reclaman que se ponga en valor la importancia que la ganadería extensiva tiene: “La pérdida de la ganadería es un problema de país, no de sector”. Al tiempo, las organizaciones conservacionistas insisten en que la situación es “perfectamente abordable”, mediante “el diálogo y la información” entre las partes.

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