Un documento vaticano renovador

Un documento vaticano renovador

El papa Francisco recordó durante el inicio de su pontificado la necesidad “de una conversión del papado”, ya que “una excesiva centralización, más que ayudar, complica la vida de la Iglesia y su dinámica misionera” ( Evangelii gaudium n.º 32).

Por eso el reciente documento difundido por el Dicasterio romano para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, del mes de junio de este 2024, quiere estimular una mayor investigación teológica sobre el papado, como obispo de Roma, junto con sugerencias prácticas. Ya el papa Juan Pablo II en su encíclica notablemente renovadora, Ut Unum sint (1995), auguraba la urgencia de “encontrar una forma de ejercicio del primado, que pueda realizar un servicio de fe y de amor, reconocido por unos y por otros” (n.º 95). Por eso en este documento romano se recogen las respuestas a esta invitación y una cincuentena de textos de diálogos ecuménicos sobre el primado en la Iglesia.

El texto quiere estimular una mayor investigación teológica sobre el papado, como obispo de Roma

Hay que recordar que poco después del concilio Vaticano II, en el año 1967, el papa Pablo VI afirmaba con dolor que “el Papa es sin duda el más grave obstáculo en el camino hacia el ecumenismo, y por eso, imploro perdón”.

En este documento romano se subraya que cincuenta años después el ministerio del Papa ya no se percibe solo como un problema, sino más bien como una oportunidad para una reflexión sobre la presencia de la Iglesia en el mundo y su misión. Y más en un mundo globalizado donde se percibe con más fuerza la importancia de un ministerio de unidad a escala universal.

Vatican City (Vatican City State (holy See)), 21/07/2024.- Pope Francis gestures as he leads the Angelus prayer from the window of his office overlooking Saint Peter's Square in Vatican City, 21 July 2024. (Papa) EFE/EPA/FABIO FRUSTACI

El Papa, el domingo pasado, en la celebración delángelusen la plaza deSan Pedro

FABIO FRUSTACI / EFE

Este documento sugiere varias propuestas concretas de futuro. La primera es una interpretación renovada del concilio Vaticano I. Por ejemplo, se podría pensar en la adjetivación del primado del Papa como de “jurisdicción”, por lo que se posibilitaba que pudiera ejercer plena y libremente su ministerio de primado como “principio perenne de unidad en la fe y en la caridad de toda la Iglesia”.

Esta situación no se daba, por ejemplo, en el mundo francés influenciado por el galicanismo, que no se relacionaba con Roma. Por eso, posteriormente al Vaticano II, los papas y este documento no citan ya la palabra “jurisdicción” por ser demasiado juridicista y prefieren hablar del primado como “servicio de amor”.

La segunda propuesta subraya la importancia de ser obispo de Roma y la realidad universal de la Iglesia. En este sentido, recordamos a Joseph Ratzinger (1969) e Yves Marie-Joseph Congar (1983), que insinuaron ya el valor de la estructura patriarcal (la clásica pentarquía, con Moscú, y otros: Canterbury, África, América Latina, las Indias...).

La tercera recomendación se refiere a la sinodalidad y a la autoridad de las conferencias episcopales en referencia al Sínodo de los Obispos. También a la necesidad de una mejor implicación de todo el Pueblo de Dios en los procesos sinodales. Finalmente, se propone una promoción de la “comunión conciliar”, con encuentros regulares entre líderes de la Iglesia de todo el mundo. ¡He aquí un documento propositivo y renovador!

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