¿Historia o filosofía? Esta es una de las decisiones que han tenido que tomar los 42.500 estudiantes que la próxima semana, del 4 al 6 de junio, afrontarán los exámenes de las pruebas de acceso a la universidad (PAU, también EBAU). Se trata, por cierto, de una cifra récord, consolidando la tendencia de aumento de los últimos tres años.
Entre las novedades más destacadas se encuentra la posibilidad de poder elegir de la fase común entre el examen de historia de España y el de historia de filosofía. Parece que los alumnos lo tienen claro: elegirán historia de forma mayoritaria.
“En historia hay seis temas, si memorizas cuatro sacas un 10; en filosofía, ni estudiando mucho aseguras nota”
“En mi instituto solo yo he elegido filosofía, pero tiene lógica, quiero ser filósofo”, sonríe Jan, estudiante del IES Joan d’Àustria, situado en el distrito de Sant Martí. Su tutora Carmen Villa lo ratifica: “De 70 estudiantes, sólo él escoge filosofía y todos los demás se presentan a historia”.
En otro centro, en la Bonanova, la clase de bachillerato está formada por 27 estudiantes y 25 han elegido historia. “Solo somos dos, un compañero que quiere estudiar filosofía y yo, que haré diseño, pero que me motiva el reto que supone esta asignatura”, afirma Ingrid, estudiante del Colegio Montserrat. Y así en otros centros.
¿Por qué tanto consenso en esta materia? Antaño, cuando también se podía elegir entre estas dos asignaturas, 6 de cada 10 estudiantes preferían filosofía. Muchos nombres, muchas fechas, mucha materia y se llegaba a la Transición apenas a final de curso, sacando la lengua. Por tanto, era mejor filosofía. En 2016 el Gobierno del PP obligó a examinarse de historia en la fase general, desplazando la condición de filosofía a materia opcional. Historia, sí o sí. “Los exámenes de historia dejaron de ser tan exigentes”, indica el director de bachillerato del Montserrat, Juan Antonio Fernández-Arévalo.
Luego llegó el coronavirus, los confinamientos y las excepcionalidades. Se permitió abrir la opcionalidad en las respuestas en los exámenes de selectividad atendiendo a que no se había podido dar todo el temario. Hasta el 2020, se debía elegir entre la prueba A y B, con preguntas de cualquier periodo histórico. El modelo “pandemia”, que aún se conserva, da la opción de responder las preguntas que mejor se saben.
Abiertas hasta medianoche las bibliotecas municipales
El Ayuntamiento de Barcelona ampliará este fin de semana el horario de las salas de estudio de las bibliotecas municipales precisamente para que los estudiantes de selectividad puedan acudir a las mismas. Las 10 salas de estudio se ubican en cada distrito de la ciudad; nueve en bibliotecas públicas y una en un equipamiento juvenil. Los horarios se amplían, en general de 10 a 12 de la noche con la pausa.
“En historia hay seis temas, si estudias cuatro puedes sacar un 10”, explica con pensamiento estratégico Raúl, compañero de Jan, que quiere estudiar el grado de trabajo social. “En cambio, en filosofía tienes que argumentar y razonar sobre una afirmación filosófica y yo, estudiando mucho y poniendo todo lo que sé, solo saco un 8”.
“En historia, si estudias, te lo sabes”, confirma Adrià, alumno del IES Tarragona, situado en la ciudad del mismo nombre. Quiere estudiar el doble grado de ingeniería y análisis económico y necesita buena nota. “En filosofía no es suficiente con solo estudiar porque tienes que hacer un comentario de texto y expresar tu opinión sobre un pensamiento filosófico, no sabes cómo te lo van a evaluar”. “Historia está más regulada que filosofía que exige dar una opinión filosófica y los alumnos se sienten más inseguros, además de temer a la subjetividad del corrector”, expone el director de bachillerato del Colegio Montserrat
“Yo también haré historia”, asegura Mª Cristi, que está repasando en la biblioteca del Colegio Montserrat. “Es más fácil memorizar los hechos que estudiar a los filósofos clásicos, a los que tienes que entender para explicar bien”.
“Es más objetivo”, perciben Milena y Ana Belén, también del Joan d’Àustria, ambas futuras ingenieras químicas.
“Entre los dos bloques en los que está dividida la materia, la gente estudia el segundo bloque, el que va de la Guerra Civil a la Transición, porque es más reciente, suenan los temas y, si tienes abuelos, te los han podido explicar”, argumenta Adrià, “pero yo prefiero el primer bloque, el que va de la restauración borbónica a la II República”.
En 2025, los estudiantes se enfrentarán a un modelo nuevo de exámenes, menos memorístico y más competenciales. Más parecidos a la filosofía de este año que a los de historia.