Apenas cuatro días después de que la plaza México, la más grande del Mundo, se llenase en su aforo de cincuenta mil espectadores, jubilosos por el regreso de los toros al Coso de Insurgentes de la capital mexicana tras veinte meses de suspensión, la jueza Quinta de Distrito en Materia Administrativa, Sandra de Jesús Zúñiga suspendió esta mañana de nuevo y de forma provisional la actividad taurina en Ciudad de México hasta el próximo 7 de febrero en que se resolverá la suspensión definitiva. A tal resolución, la empresa de La México podrá interponer, recurso que en todo caso no se resolvería hasta el próximo viernes, quedando en el aire la celebración de los festejos programados para los días 4 y 5 de febrero, esta última la tradicional Corrida de Aniversario.
El culebrón taurino mexicano viene de lejos y el pasado mes de diciembre la Sala Segunda de la Suprema Corte de la Nación levantó una suspensión que había durado veinte meses. La jueza Yasmín Esquivel, por unanimidad de la Sala, revocó la decisión del juez Jonathan Bass, juez Primero de Distrito, que había atendido la petición de la Asociación Justicia Justa, que aboga por un medio ambiente sano en el que las corridas de toros no tienen cabida. Ahora ha sido la Asociación Todas y Toros por Amor a los Toros que proclama que la tauromaquia supone maltrato y tortura animal.
Lo que el domingo se veía como una victoria de la libertad contra la intransigencia, la misma que cientos de personas mostraban con violencia de palabra (insultos) y obra (agresiones a los aficionados, desperfectos materiales en el exterior del coso taurino) en los aledaños del coso taurino, queda ahora de nuevo en el alambre de una decisión judicial.
Nada nuevo, por cierto.