Tommouhi: quince años de cárcel 'por la cara' anulados por el Supremo

31 años de injusticia

La condena a Ahmed Tommouhi cuestiona los reconocimientos faciales por parte de las víctimas

El Tribunal Supremo anula una condena de 24 años de cárcel por violación

portada cuadrado movil tommouhi

A la izquierda, Ahmed Toummouhi, ahora exculpado por el Tribunal Supremo; a la derecha, el violador Antonio García Carbonell 

LVD

No es en absoluto un final feliz. La de Ahmed Tommouhi es la historia de una descomunal injusticia, una cadena de injusticias, concatenadas e irreparables. Porque finalmente el Tribunal Supremo ha anulado el veredicto que le condenó a 24 años de prisión, pero eso no repara el de Abderrazak Mounib, condenado junto a él, y que en el año 2000 murió por un infarto en la prisión en la que no debería haber entrado.

Mounib y Tommouhi, que no se conocían de nada, fueron condenados en septiembre de 1992 por diversas violaciones cometidas en las provincias de Barcelona y Tarragona a lo largo del año 1991.

La entrevista con los dos acusados, Tommouhi y Mounib, en noviembre de 1999

La entrevista con los dos acusados, Tommouhi y Mounib, en noviembre de 1999

En septiembre de 1992, en plena resaca olímpica, un tribunal que presidía la actual ministra de Defensa, Margarita Robles, los condenó por aquellas violaciones. En los tres años siguientes, Tommouhi sumó tres condenas más por hechos similares. Su compatriota Mounib también recibió cuatro condenas en total por robo y violación. En total las penas para ambos sumaban alrededor de cuarenta años de cárcel.

Las pruebas de cargo contra Tommouhi se basaron en el reconocimiento ocular por parte de las víctimas

Pero en 1997 uno de los casos que se les había atribuido se desmontó, porque los análisis biológicos de una violación que se les había encasquetado demostraron que el autor era en realidad un ciudadano español, Antonio García Carbonell, que había actuado junto a un familiar suyo. Resultó que este sujeto guardaba un extraordinario parecido con Tommouhi y la prueba fundamental contra éste fue el reconocimiento en rueda policial. Con el agravante de que las víctimas habían visto su fotografía en la prensa y le habían podido observar también en directo en una conducción policial. Las condenas se basaron así en el reconocimiento facial por parte de las víctimas. Esta circunstancia motivó un debate -que persiste- sobre la solidez del testimonio de las víctimas de un delito, sea o no sexual, a menudo en circunstancias de enorme confusión y tensión.

En el resto de casos atribuidos a los dos marroquíes y que pudo haber cometido García Carbonell no fue posible obtener pruebas concluyentes de ADN. De este modo no se pudieron reabrir o revisar las condenas a los dos marroquíes.

Los análisis de ADN demostraron en 1997 que el culpable de un caso atribuido a los dos marroquís era el español Antonio García Carbonell 

Hubo más errores policiales y judiciales: uno de los dos condenados padecía un problema en los testículos que le impedía mantener una erección, y pese a todo, se le condenó por graves agresiones sexuales. Pero los informes médicos que lo acreditaban no fueron aportados de manera oportuna durante el proceso. Tampoco se llamó a declarar a un inquilino de la pensión de Terrassa en la que se alojaba Tommouhi cuando fue detenido, y que habría podido acreditar que al menos una de las noches en que hubo aquellas violaciones el albañil estaba en su habitación.

Agotada la vía judicial, y pese a los errores que los acusados trataban de evidenciar, su calvario entró en otro laberinto. Político.

Uno de los dos condenados, Abderrazak Mounib, murió en la cárcel a causa de un infarto en el año 2000 

Mounib murió en presidio en el año 2000, y Tommouhi se negó siempre a pedir el indulto, la única vía que en aquellos momentos le podía conceder la libertad. Cuestión de coherencia. Tommouhi también se negó a obtener cualquier tipo de beneficio penitenciario, porque consideraba que eran procedimientos establecidos para los culpables que se reinsertan, y él no se consideraba como tal. Se consideraba un inocente en prisión.

Ahmed Tommouhin

Ahmed Tommouhin

Mané Espinosa

En un movimiento insólito, el ex fiscal jefe de Cataluña José María Mena pidió el indulto en 1999 para los dos condenados. Desde la oposición, los socialistas exigían al gobierno del Partido Popular, liderado entonces por José María Aznar, que aplicaran la medida de gracia para aquellos dos hombres a todas luces inocentes, pero cuando cambiaron las tornas y llegaron al poder fueron ellos quienes lo denegaron. “El gobierno ha decidido que no es un mensaje asumible indultar una persona condenada por violación“, declaró por entonces el que sería ministro de justicia, Juan Fernando López Aguilar. Incluso la víctima de la violación atribuida por error a Tommouhi (tenía 14 años cuando la sufrió) apoyó en una entrevista con El País el recurso del marroquí contra las sentencias que le condenaban.

Tommouhi salió de la cárcel en el año 2006, y cumplió la condena total en 2009. Había pasado 15 años en prisión por aquellos crímenes que no había cometido. Se perdió por completo la infancia de sus cuatro hijos.

Por coherencia, Tommouhi rechazó siempre pedir medidas de gracia o el indulto: él era inocente y exigía ese reconocimiento

En 2008, el caso Tommouhi fue tomado por el Parlament de Catalunya como un ejemplo de mala praxis judicial que no debía repetirse nunca más, aunque ello no supuso ninguna clase de compensación. Ya la había tenido en el 2001, cuando se pudo demostrar su inocencia científica y legalmente en el caso fehacientemente atribuido a García Carbonell, y que le comportó una indemnización de alrededor de 108.000 €. Una tercera parte de esta cantidad la cobraron los abogados que habían defendido al marroquí, según el, y según expuso una investigación del periodista Braulio García Jaén, haciéndole firmar unos documentos que no entendía.

Al salir de la cárcel de Can Brians, Tommouhi se fue a vivir a un pueblo de la provincia de Barcelona con un hombre ya adulto: su hijo Khalid, a quien había dejado de ver a los once años.

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