El importante sínodo de obispos previsto para octubre para debatir el futuro de la Iglesia no evitará ninguno de los temas espinosos puestos encima de la mesa por las diócesis de todo el mundo escuchadas para preparar la cita. El Vaticano ha dado a conocer esta semana el documento sobre el que trabajarán los más de 200 participantes en la asamblea, un texto que incluye asuntos delicados como el celibato de los sacerdotes, el papel de la mujer en la Iglesia o la inclusión de la comunidad LGTBI y los divorciados.
El documento, de unas 50 páginas, conocido como “ instrumentum laboris ”, incluso parece sugerir que la Iglesia debería ser más tolerante con la poligamia. “¿Qué medidas concretas son necesarias para llegar a las personas que se sienten excluidas de la Iglesia a causa de su afectividad y sexualidad?”, se lee en el texto, que menciona específicamente los ejemplos de los divorciados vueltos a casar, las personas en matrimonios polígamos o las personas LGTBI.
“No tenemos una agenda. No ha habido ninguna reunión para conspirar entre cardenales sobre cómo podemos añadir puntos más progresistas a la Iglesia. Ha sido una experiencia de escucha”, explicó el arzobispo de Luxemburgo, el cardenal Jean-Claude Hollerich, durante la rueda de prensa de presentación del documento.
Se trata de la hoja de ruta para el sínodo sobre la sinodalidad, es decir, sobre cómo la Iglesia puede estar más unida y escuchar a todos sus miembros para ser más fuerte en el futuro. Es una reunión que continuará en el 2024 y que comenzó a prepararse hace dos años, cuando empezó la fase de escucha. El documento no es un borrador del documento final como en otros sínodos, sino una síntesis de todas las propuestas recogidas en las asambleas continentales, que se plantean en forma de preguntas para discernir sobre los desafíos de la Iglesia en el siglo XXI.
El documento también afronta la crisis de los abusos sexuales, unas “heridas abiertas”
Una de las cuestiones que será más controvertida es la propuesta de discutir sobre la posibilidad de permitir que los hombres casados sean ordenados en las áreas más remotas del mundo donde la Iglesia sufre una falta de sacerdotes. Se trata de algo que ya se abordó en el último sínodo sobre la Amazonia, celebrado en el 2019, y a la que el papa Francisco entonces cerró la puerta.
Otro de los asuntos importantes que abordarán los participantes es cómo favorecer la presencia de las mujeres en la toma de decisiones en la Iglesia, algo que cobró más relevancia en abril, cuando el Pontífice, en una decisión sin precedentes, optó por conceder el derecho de voto a las mujeres y los laicos que sean elegidos para participar como miembros en el próximo sínodo. Las mujeres tradicionalmente habían formado parte como observadoras o expertas, sin poder expresar sus opiniones, y hasta ahora solo los hombres tenían derecho a voto en los documentos finales.
Durante las asambleas preparatorias para el sínodo ha surgido la necesidad de que se aborde la cuestión de “la participación de las mujeres en el gobierno, la toma de decisiones, la misión y los ministerios a todos los niveles de la Iglesia, con el apoyo de las estructuras adecuadas para que esto no se quede en una mera aspiración general”. También se habla del papel de las religiosas, considerando que deberían tener más protagonismo y estar mejor remuneradas y “más protegidas de los abusos”. Además, de nuevo, plantea de nuevo la cuestión del acceso de las mujeres al diaconado, un asunto que han pedido la mayor parte de las asambleas reunidas, según la hoja de ruta del Vaticano.
El documento también afronta la crisis de los abusos sexuales en la Iglesia, unas “heridas abiertas” cuyas “consecuencias aún no se han abordado plenamente”. “Además de pedir perdón a las víctimas por el sufrimiento causado, la Iglesia debe unirse al creciente compromiso de conversión y reforma para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro”, indican. Otro tema que generará debate es el que tiene que ver con la autoridad del Papa, preguntando “cómo deben evolucionar, en una Iglesia sinodal, el papel del obispo de Roma y el ejercicio del primado”.
La hoja de ruta incluso parece sugerir que la Iglesia debería ser más tolerante con la poligamia
Aunque los participantes voten a favor de cambios importantes, la última palabra siempre la tendrá el Papa, que deberá escribir una exhortación apostólica después de la sesión del 2024, el documento oficial en el que Francisco expresa su visión sobre los temas consultados. Durante la presentación en el Vaticano se subrayó que las enseñanzas sobre la moral sexual de la Iglesia no tienen por qué cambiar después de este proceso de consulta.