BCN, un icono ciudadano

BCN, un icono ciudadano

Desde siempre miré con cierta admiración a los redactores de la sección Local de Los Angeles Times, The Washington Post y The New York Times. No sólo trabajaban en el extraordinario y rico contexto de una sección denominada Metropolitan, sino que los libros de estilo de sus diarios les permitían titular utilizando las siglas LA, DC y NYC para denominar a sus ciudades. La estrategia tenía mucho sentido porque liberaba espacios y permitía que los periodistas pudieran hacer mejores titulares.

Después de pasar unos años en Estados Unidos como corresponsal pensé mucho en el tema, y me convencí de que si bien el nombre de Barcelona me sonaba maravilloso ocupaba nueve espacios en cualquier titular y dificultaba enormemente el trabajo de los redactores y editores. En una columna, y en informaciones a dos, tres, cuatro y cinco columnas, Barcelona ocupa mucho espacio, además a veces de ser redundante, porque en determinadas ocasiones se escribía bajo el epígrafe de la ciudad. Por otro lado, en cualquier tipografía la letra B, en mayúsculas es muy ancha y ocupa un espacio vital.

A caballo del éxito de los Juegos Olímpicos, y coincidiendo con las fiestas de la Mercè ’93, yo era entonces redactor jefe de local de El Periódico de Catalunya, planteé la posibilidad de que los redactores pudieran sustituir la palabra mágica -Barcelona- por las siglas BCN, que en aquel momento sólo era el código de la IATA para denominar el aeropuerto del Prat, hoy Josep Tarradellas. La dirección del diario me autorizó a dar aquel paso y en septiembre de 1993 los redactores empezaron a utilizar el BCN. Sólo se podía utilizar en titulares, subtítulos y destacados, pero jamás en los textos.

Susan Sarandon, en su reciente visita al BCN Film Festival

Susan Sarandon, en su reciente visita al BCN Film Festival

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El diario incluso editorializó el tema con el titular BCN, o la nueva Gran Barcelona. El primer titular con el BCN apareció en primera página a dos líneas y cinco columnas el 22 de septiembre de 1993 y decía así: Maragall pide al Rey una ley especial para BCN.

Poco a poco, el uso BCN se fue implantando en el diario y ante mi sorpresa y de forma lenta pero constante, empezó a utilizarse en la ciudad y en todo tipo de entornos, tiendas, direcciones de vehículos, textos, nombres de nuevas empresas… BCN se convirtió en un icono visual y en una ubicua referencia urbana.

Hoy, las siglas BCN aparecen en miles de entradas de internet, desde las informaciones de la página web del ayuntamiento, hasta varios departamentos municipales y centenares de empresas… Éstas últimas semanas, sin ir más lejos, BCN ha aparecido en la denominación del BCN Film Fest, en el Guitar BCN 23, y el las exitosas jornadas Desperta BCN!, del grupo periodístico Crónica Global.

Las siglas BCN aparecen en miles de entradas de internet, desde las informaciones de la página web del ayuntamiento, hasta varios departamentos municipales y centenares de empresas…

Pero son muchas más las empresas y ciudadanos que utilizan la abreviatura. Cadenas de hoteles, laboratorios, la oficina de turismo de la ciudad -What’s on BCN-, empresas de empleo, oficinas de coworking, agencias de viajes, webs de citas y contactos, revistas culturales, escuelas de restauración, empresas de drones, fundaciones, centros de salud, centros deportivos. Incluso la exclusiva tarjeta regalo del Palau de la Música y del Auditori se denomina, BCN Clàssics.

El éxito del BCN no hay que enmarcarlo sólo en aquella iniciativa periodística… hay que buscarlo en la modernidad y espíritu vanguardista de la ciudad y de sus ciudadanos. Hay que recordar, como no, a Javier Mariscal quien hizo su propia interpretación del nombre Barcelona con aquel genial Bar-Cel-Ona, inmortalizado en un dibujo en el que se podía ver dentro de cada letra un bar, un cielo con nubes y unas olas, mediterráneas, por su puesto.

Los barceloneses aman su ciudad, de eso no cabe ninguna duda, y el BCN es un elemento más de los muchos que configuran el escenario del día a día. No es de extrañar que los ciudadanos estén estas semanas interesados con los debates culturales y sociales y que encaren las próximas elecciones municipales como un encuentro crucial para el futuro de Barcelona, para el futuro de BCN.

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