El papa Francisco: una década
Desde que Francisco llegó a la sede de Pedro, en marzo del 2013, hace diez años, el mundo se ha transformado vertiginosamente y se ha hecho más incierto, complejo, interdependiente y polarizado políticamente que el de hace diez años. Probablemente es demasiado temprano para hacer un balance ponderado de lo que ha representado su pontificado, pero una década es una buena ocasión para ensayar algunas claves interpretativas.
Desde el punto de vista magisterial, hay que destacar sus grandes aportaciones a la Doctrina social de la Iglesia con tres encíclicas, Lumen fidei , Laudato Si y Fratelli Tutti ; la primera (hecha a partir de un texto original de Benedicto XVI) dedicada a la fe, la segunda centrada en la ecología y la tercera en la fraternidad. La que ha tenido más eco mediático y resonancia social es Laudato Si . En ella el papa Francisco plantea la necesidad de una conversión ecológica, de una transformación de nuestros hábitos de vivir, de producir y de consumir con el fin de respetar la Creación o casa común y poder legarla a las generaciones futuras.
Con su acento ecoético ha logrado despertar la simpatía de muchos no creyentes
También en el terreno magisterial, el Papa ha publicado cuatro exhortaciones apostólicas: Evangelii Gaudium , Amoris Laetitia , Gaudate te Exultate , Christus Vivit . En la primera anima a salir fuera, a comunicar el Evangelio en ámbitos difíciles, a tener la audacia de no quedar cerrados en la reclusión de los creyentes y anunciar la Buena Nueva al mundo. Su magisterio ha integrado expresiones como casa común , conversión ecológica , cultura del encuentro , globalización de la indiferencia , y periferias del mundo , que han tenido resonancia dentro y fuera de la Iglesia.
Hace falta valorar el acento social de su magisterio, su predilección por los grupos vulnerables (pobres, enfermos, refugiados, inmigrantes, indigentes) y el acento ecoético, que incluye tanto una ecología verde como humana. En este campo, ha conseguido despertar la simpatía de muchos no creyentes que sintonizan con algunas tesis de su magisterio. Frente al paradigma tecnocrático, que ya criticó Benedicto XVI en Caritas in veritate , y de la globalización de un neoliberalismo sin alma ni límites, el papa Francisco reivindica una economía social de mercado, basada en la distribución justa de los bienes y en el principio de misericordia.
A nadie se le escapa, sin embargo, que el papado de Francisco levanta pasiones en uno y otro sentido, entre los mismos católicos. Su conciencia social le ha comportado ataques de populismos y corrientes políticos neoliberales. En otros sectores sociales les incomoda su defensa radical de la vida humana desde la concepción hasta la muerte. Sus críticas a aspectos autorreferenciales y ansiosos de poder de la Curia le han valido críticas muy duras de algunos cardenales.
En nuestra reflexión, no olvidemos las palabras de San Pablo advirtiendo de las divisiones ( 1Co 1, 11-14): “Yo soy de Pablo... Yo soy de Cefas... Y aún otros yo soy de Cristo. ¿Acaso Cristo está dividido?...”. No hemos sido bautizados en nombre de un sector u otro de la Iglesia sino en nombre de Cristo. Esta es la perspectiva esencial para examinar nuestra vida eclesial, incluido el papado de Francisco.
Por determinados sectores de la Iglesia, Francisco no ha alcanzado las reformas eclesiales que se esperaban de su pontificado, como una participación más activa de los laicos en la gobernación de la Iglesia, o de las mujeres en el diaconato. Otros, en cambio, consideran excesivos algunos de sus planteamientos teológico-pastorales: creen que pueden generar confusión en muchos creyentes o en la práctica pastoral, y desearían formulaciones más inequívocas, que ven especialmente necesarias en tiempos de subjetivismos radicales y emotivismos encendidos.
Valoramos los esfuerzos de Francisco por ir a las periferias territoriales y existenciales del catolicismo, pero quizá también haría falta más atención hacia esta gran periferia espiritual en que se ha convertido Europa, y un esfuerzo mayor por crear comunión eclesial. El Papa es un gran comunicador, inmediato, directo e intuitivo. A veces, un uso excesivo de la entrevista o del comentario sobre la marcha no ayuda lo suficiente a encontrar la palabra ajustada a una comunidad universal de dos mil millones de personas. No es fácil combinar su innata capacidad de liderazgo próximo y espontáneo con el peso de la autoridad inmensa de su cargo.
En todo caso, el Papa es el Papa, la referencia religiosa, espiritual y moral de más proyección mundial, sucesor de Pedro en el gobierno universal de la Iglesia, de la cual es cabeza visible y padre espiritual de todos los fieles, tan diferentes en sus opiniones, lenguas y culturas, pero con el afán de compartir un marco espiritual.
Texto elaborado por: Rosa Maria Alsina, Albert Batlle, Josep Maria Carbonell, Míriam Díez, Eugeni Gay, David Jou, Anna Pagès, Margarita Mauri, Josep Miró i Ardèvol, Montserrat Serrallonga, Francesc Torralba