Hasta el martes que viene, el despacho del abogado Cristóbal Martell tiene de plazo para presentar en el juzgado 15 de Barcelona el recurso de apelación para solicitar la libertad provisional de Dani Alves, en prisión desde el viernes acusado de violar a una joven en un baño de la discoteca Sutton, la madrugada del pasado 30 de diciembre.
El plazo se ha ampliado para dar tiempo al nuevo equipo de letrados de revisar la causa que recogieron ayer en los juzgados. El recurso es un paso más en un proceso complejo en el que la nueva defensa del brasileño tratará de rediseñar su estrategia. Y no será fácil porque día a día se conocen nuevos detalles de lo que sucedió aquella madrugada en la sala de la calle Tuset y todas juegan a favor del relato de la presunta víctima.
Imagen de la discoteca Sutton, en Barcelona
La Vanguardia ya avanzó esta semana cómo durante los días posteriores a la denuncia los investigadores de la unidad central de agresiones sexuales (UCAS) buscaron e interrogaron a todos los testigos que pudieron localizar, así como a los trabajadores que interaccionaron aquella madrugada con la joven o con el jugador. Uno de ellos es el jefe de sala Robert Massanet, director de la discoteca y mano derecha del propietario, Antonio Cano, ausente aquella madrugada.
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Tras aquellos 16 minutos en el baño del reservado, la joven pidió a su prima abandonar cuanto antes la discoteca. La tercera amiga había abandonado el reservado. Las dos jóvenes recogieron sus cosas del guardarropa y pasaron junto a un portero con el que la chica había bromeado al entrar y que llamó la atención del vigilante, al verla sofocada y llorosa. La joven se rompió y el portero activó el protocolo contra las violencias machistas, sacando a la joven del acceso, haciéndola entrar de nuevo en la sala y conduciéndola hasta un pasillo.
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El portero alertó a Robert Massanet que durante varios minutos intentó que la joven se calmara, dejara de llorar y pudiera verbalizar qué le pasaba. “No tenía consuelo. Yo le preguntaba ‘¿Pero qué te ha pasado? ¡Cuéntame qué te ha pasado! Tienes que tranquilizarte’. Pero estaba muy agobiada”, declaró a los Mossos. En esos momentos justo por ese pasillo en el que estaba Robert, el portero, la víctima y su prima, pasó casi rozándoles Dani Alves, que abandonaba la discoteca, o en otras palabras, huía sigilosamente de la sala, sin detenerse a preguntar. “La tuvo que ver llorando”, aseguró una persona que presenció la escena.
Alves salió en ese instante del Sutton. Antes, como recogen las cámaras de vigilancia del reservado y avanzó El Periódico , se acercó a una barra y se pidió otra copa.
Dani Alves, en una imagen de archivo (Getty)
La cámara personal de un mosso grabó las primeras declaraciones espontáneas de la víctima tras los hechos
En cuanto la joven logró verbalizar al jefe de la sala que había sufrido una violación, fue trasladada a una oficina de la discoteca, y el mismo responsable de la discoteca telefoneó al 112. Una patrulla de los Mossos del distrito de Sarrià Sant Gervasi llegó a la discoteca y se dirigió a la estancia en la que estaba la joven, desconsolada, nerviosa y sin contener el llanto.
Durante el tiempo que los agentes hablaron con la joven, uno de los policías encendió sin querer la cámara que llevaba en el pecho y que se utiliza para inmortalizar servicios complicados de gestionar. En esta ocasión, la grabación no hizo más que consolidar más si cabe el relato de la víctima. En esas palabras espontáneas y en caliente, sin pensar, ni preparar, ni tiempo para filtrar, la víctima contó exactamente los hechos como los relató dos días después a las mosses en un despacho de Les Corts y el viernes pasado a la jueza Anna Marín.
Ese patrón de conducta sólido y sin grietas fue uno de los elementos que tanto la fiscal y luego la magistrada tuvieron en cuenta para la primera pedir y la segunda acordar la privación de libertad sin fianza.
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Los responsables de la discoteca prefieren, de momento, mantenerse al margen de la causa judicial y, consultados por La Vanguardia , han manifestado su decisión de no personarse en la causa. Tampoco lo hará el gremio de discotecas de Barcelona cuyo secretario general, Ramón Mas, volvió a destacar ayer a preguntas de este diario que tanto el personal de seguridad de acceso como el responsable de la sala Sutton actuaron de manera “impecable” activando el protocolo contra las violencias machistas para el que la mayor parte de los trabajadores de las discotecas de Barcelona han recibido una formación específica sobre cómo actuar ante una situación como la del 30 de diciembre.
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No son pocas las voces autorizadas en la materia que advierten que, si la joven no hubiera sido acompañada y comprendida en su primer relato aquella madrugada en el Sutton, es probable que al llegar a su casa aquella madrugada se le hubiera hecho mucho más complicado dar el paso y denunciar. De ahí la trascendencia de ese primer acompañamiento.
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