La demanda de becas comedor se dispara y augura una subida aún mayor en otoño

Las previsiones económicas para este otoño, nada halagüeñas, prometen tensionar aún más los bolsillos de muchas familias, que ya hoy están pasando dificultades. En este sentido, las administraciones prevén que se disparen las peticiones de algunas becas, como las de comedor, que en este principio de curso ya han aumentado de manera significativa. En algunos puntos, como en el Vallès Occidental (Catalunya), la demanda ha crecido un 9% respecto al año anterior. Pero si se analizan los últimos cinco años, el incremento se sitúa en el 43,3%, según cifras del Consell Comarcal del Vallès Occidental.

En Catalunya son los consejos comarcales principalmente -menos en Barcelona y la comarca del Barcelonès, donde entran en juego el Consorci d’Educació de Barcelona y la AMB (Àrea Metropolitana de Barcelona) respectivamente-, los entes que gestionan estas ayudas, cuyos fondos provienen de la Generalitat. 

Tanto el Consell Comarcal del Vallès Occidental como el del Baix Llobregat (dos de los que cuentan con más consellers por el porcentaje de población que aglutinan) confirman el aumento, este curso, de la demanda de este tipo de beca. También lo hacen desde el Consorci. 

Pero no es algo nuevo, subrayan. En el Vallès Occidental, por ejemplo, han pasado de 18.603 solicitudes en 2017 a 26.658 este año. Algo similar ocurre en el Baix Llobregat.

Modalidades de ayuda

Es el alumnado de P3 a 4º de ESO escolarizado en centros públicos y concertados de familias con ingresos por debajo de los umbrales establecidos en la convocatoria (ver el despiece que sigue) el que puede solicitar la ayuda individual de comedor a través de su centro educativo.

Se otorgan dos modalidades de ayuda, que cubre la comida y la atención directa al alumnado durante el tiempo de la prestación del servicio de comedor y los períodos de tiempo anteriores y posteriores. Una, la ordinaria y mayoritaria, cubre el 70% del coste del comedor escolar, que asciende a 6,54 euros por alumno y día, precio que fija el Departament d’Educació; la otra, la extraordinaria y minoritaria, abarca el 100%. 

Quién tiene acceso
a la prestación y quién no

La Administración catalana utiliza un baremo concreto para determinar qué familias pueden optar a la ayuda. Para ello, fija una cantidad para cada miembro: 11.365,60 euros para el primer adulto (sustentador principal); 5.682,80 para el segundo; 2.841,40 para otros adultos que integran la unidad familiar (abuelo, abuela…); y 3.409,70 por cada niño. Cuando una familia solicita la beca, la Administración analiza cuántos miembros la componen y qué cuantía de ingresos tiene en total. Si los ingresos están por debajo del baremo, le conceden la ayuda. Por ejemplo, en una familia que estuviera conformada por una madre, una hija y un abuelo, los baremos que entrarían en juego serían: 11.365,60 euros (madre), 3.409,70 (hija) y 2.841,40 (abuelo), cantidades que suman 17.617 euros. Si la familia tuviera unos ingresos por debajo de esa cantidad, le concederían la ayuda.

Acceder a esta última no es fácil. “Debe existir un informe de los servicios sociales que garantice una situación de vulnerabilidad. El umbral es muy bajo”, explica a La Vanguardia Jordi Gil, vicepresidente y conseller de Educació del Consell Comarcal del Baix Llobregat.

Cuenta que el gasto en este concepto en su consejo comarcal ronda ya los 10 millones de euros y prevé que “en otoño la tendencia se incrementará más, habiendo por ejemplo personas que tienen el 70% de la beca y que por motivos económicos y sociales se les tendrá que autorizar una del 100%”. 

Cabe tener en cuenta que la petición de beca no es un proceso cerrado. En cualquier momento en el que haya un cambio en los ingresos de una familia (algo sobrevenido), sus integrantes pueden solicitar la ayuda.

Gil entiende además que es perentorio subir el umbral para que más familias necesitadas puedan acceder a la ayuda, sobre todo en un contexto de “un 10% de inflación”. 

Ignasi Giménez, presidente del Consell Comarcal del Vallès Occidental, lo ve de igual forma. Reitera que hay muchas familias que no tienen acceso a esta ayuda –al haber un umbral tan bajo- y que “están sufriendo una situación de vulnerabilidad”. Lamenta, sin embargo, que ahora mismo “no se contempla” una subida de los baremos.

“O los subimos o habrá familias que no podrán garantizar una comida en condiciones a sus hijos”, advierte Gil. “Hay niños que, o tienen la comida en la escuela, o no comen en condiciones. Es importante garantizar una alimentación equilibrada de los niños, porque es fundamental para su salud”, agrega.

Los ayuntamientos, al rescate: destinan recursos para complementar las ayudas

Debido a que acceder al 100% de la beca comedor es realmente complicado, por los requisitos que fija la Administración (es necesario, por ejemplo, un informe de servicios sociales que muestre que hay un riesgo evidente de exclusión social), la mayoría de este tipo de becas que se otorgan son de la modalidad del 70%. Eso quiere decir que un número importante de familias tiene cubierto el servicio de comedor en el 70% de los días. Pero, ¿cómo lo hacen con el 30% restante? Aquí es donde entran en juego muchos ayuntamientos. Son ellos los que “se ven obligados a hacer un importante dispendio para complementar ese porcentaje que queda pendiente”, afirma Ignasi Giménez, que más allá de ser presidente del Consell Comarcal del Vallès Occidental, es también alcalde del municipio de Castellar del Vallès. “Todos los consistorios lo hacen”, arguye. “Lo que no tiene sentido es que unos niños que necesitan la beca comedor puedan optar a ella durante tres días a la semana y los dos restantes tengan que ir a comer a casa”, añade.

Entidades como Càritas Barcelona, la Fundación Probitas o Educo destinan parte de sus recursos a proporcionar becas comedor a familias necesitadas.

De la misma manera que los consejos comarcales, Càritas Barcelona también pone el acento en el incremento de la inflación como una de las explicaciones a la subida de la demanda, que también observa esta entidad, según explica su director, Salvador Busquets.

El año pasado (curso 2021-22) ya detectaron respecto al anterior un importante incremento en esta partida. Mientras que en el curso 2020-21 destinaron 22.448 euros a este concepto, en el siguiente la cifra ascendió hasta los 38.703, lo que supone un incremento del 72%.

Las solicitudes de las familias que atienden no se centran solo en las becas comedor. En este inicio de curso, Càritas Barcelona ha visto como aumentaba el montante que dedica a ayudas para pagar cuotas escolares en un 42% respecto al 2021, mientras que la partida de ayudas para sufragar el coste de la guardería ha experimentado un crecimiento del 138%.

Advierte Unicef España

El riesgo de pobreza y exclusión social de los menores en España se sitúa en el 33,4%

Por si fuera poco, Unicef España recordaba en un reciente comunicado que según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida 2021, del INE, el riesgo de pobreza y exclusión social de los menores en España se sitúa en el 33,4% y que hay más de 889.000 niños en situación de carencia material y social severa. 

Es por ello que piden la gratuidad de los artículos y servicios relacionados con la educación obligatoria, como son los libros de texto, el comedor y el transporte escolar para los hogares con menos ingresos.

Por etapas escolares, y según cifras del Consell Comarcal del Vallès Occidental, es el alumnado de primaria el que recibe, al menos en esta comarca, más becas comedor (11.197 en el inicio de este curso), por delante del de educación infantil (4.538) y secundaria (1.640). Respecto a este último grupo, su presidente, Ignasi Giménez, advierte una disfunción.

Se trata de la jornada intensiva en la escuela secundaria, que se da en mayor medida en los centros públicos, que ha conllevado, asevera, el cierre de la mayor parte de cantinas y espacios que se destinaban al comedor escolar. 

Las empresas piden la revisión del precio del servicio si la inflación se mantiene

El precio fijado por la Generalitat para el servicio de comedor asciende a 6,54 euros por alumno y día (IVA incluido). Esa es la cantidad a la que se tienen que ajustar las empresas que tienen adjudicado el servicio. Pero viendo en qué guarismos se encuentra la inflación, y el incremento de los costes de personal (la patronal llegó a un acuerdo con los sindicatos para subir los salarios de manera progresiva hasta el 2024), miembros de la Administración catalana, como Ignasi Giménez, temen que algunas de ellas no puedan resistir la situación. Hay que tener en cuenta que el precio del servicio fijado por Educació se hizo tomando en cuenta el IPC de diciembre de 2021, cuando rondaba el 6%, detalla Pep Montes, gerente de l’Associació Catalana d’Empresas del Lleure, l’Educació i la Cultura (Acellec). Pero ahora está disparado, en un 10%. "De manera inmediata, no hay riesgo de que quede afectada la calidad del servicio. El problema será si la situación se mantiene durante mucho tiempo y el precio del comedor no se actualiza”, arguye.
“Es la batalla que tendremos seguramente el año que viene si deciden no actualizar el precio. Pero si mantienen su compromiso de hacerlo, no tendría que ser un problema”, concluye Montes.

“O sea, que un alumno de 6º de primaria que tiene una beca comedor y puede acceder a este recurso, cuando pasa a 1º de la ESO, y no habiendo cambiado en nada su situación ni social ni económica, se encuentra con que no tiene acceso a la prestación porque no hay nadie que le pueda proveer el servicio, al haber cerrado la cantina por la jornada intensiva, que se acaba a las 14.30 h”.

Explica que, por esta razón, las becas comedor que se otorgan en secundaria se dan, sobre todo, en centros concertados y privados, donde no hacen normalmente jornada intensiva, quedándose en el centro también por la tarde, “mientras que los que van a la pública, que seguramente cuentan con una situación económica más complicada, no la tienen”. “Eso es una injusticia”, remata.