“En el hospital me dijeron que, desafortunadamente, ven a menudo accidentes como el mío y que salimos vivos de ellos uno de cada veinte”. El 9 de enero de 2021, Xènia, perdió el control de su vehículo, volviendo de noche del trabajo, en un tramo de la C-58 con muchas curvas y que estaba helado por el temporal Filomena. El coche quedó absolutamente destrozado, tras dar una serie de vueltas de campana que desplazaron el coche del lado izquierdo al derecho en un tramo con tres carriles. A pesar de la gravedad del accidente, su conductora pudo salir gateando, con un corte profundo en el brazo izquierdo y un conjunto de cristales clavados en las manos y en la cara como únicas heridas.
Así lo cuenta Xènia, de 21 años, en una entrevista en El món a RAC1, en una historia que se mueve entre la tragedia y la comedia. Si el siniestro ocurrió en el mes de enero, en octubre del mismo año recibió una carta de la Generalitat que le hizo revivirlo todo. Cuando había conseguido pasar página e, incluso, había recuperado el ánimo para volver a conducir.
Xènia perdió el control del vehículo en un tramo de la C-58 con muchas curvas y que estaba helado por el temporal Filomena
“Pensaba que era una broma: no me podía creer que me estuvieran reclamando dinero a mi por un accidente que no había sido culpa mía”, denuncia, tras ver como la administración le pedía una compensación de cerca de 800 euros por el daño causado en la autopista a causa del accidente. Una cantidad que Xènia pasó a su aseguradora. "Supongo que lo pagaron ellos", cuenta, si bien en todo caso ella no ha abonado la multa de su bolsillo.
Pero el esperpento todavía dio un último coletazo. En el mes de noviembre recibió otra notificación: una nueva multa de 300 euros. Esta vez, por saltarse el confinamiento municipal. Xènia es de Cerdanyola del Vallès y venía de Terrassa. Los agentes se limitaron a comunicarle que no podía estar ahí, además de añadir el siguiente comentario: "No te haremos más preguntas, ya tienes suficiente con lo que tienes".
“Llevaba el justificante en el móvil, pero no me lo pidieron. Puedo acreditar que volvía del trabajo”, justifica Xènia, y deja claro que, por el momento, no entra dentro de sus planes abonar la multa.
Los médicos que la atendieron en el hospital le dijeron que había salido "viva de milagro"
“Estaba muy asustada, muy nerviosa, solo podía pensar en mi familia”, explica sobre los detalles del accidente. Tras salir gateando del coche, pudo recorrer unos pocos metros por el arcén de la autopista hasta dar con su móvil, que había salido disparado, como el resto de sus pertenencias, por las ventanas rotas.
Con el móvil pudo llamar a una amiga que vivía cerca, aunque poco antes también vio como un conductor que circulaba por ahí se paró para interesarse por su estado. Poco después también llegó la ambulancia y la policía. Los servicios de emergencia la atendieron in situ y los Mossos d’Esquadra le realizaron un control de alcoholemia, en el que dio 0,0%. Finalmente la llevaron al hospital, donde los médicos que la atendieron le dijeron que había salido “viva de milagro”. Al salir, Xènia también pidió la alta voluntaria. Entonces no podía esperar que su historia de supervivencia daría un giro surrealista de los acontecimientos.