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Cruza el Atlántico a remo en 70 días y pulveriza el récord mundial

nuevo récord

El sudafricano Zirk Botha completa una travesía de 7.200 kilómetros en un barco construido por él mismo

El sudafricano Zirk Botha en su barco, el 'Ratel' 

Twitter

El sudafricano Zirk Botha impuso un nuevo récord mundial al arribar este domingo a Río de Janeiro, después  de una travesía de 7.200 kilómetros a remo desde Ciudad del Cabo, que lo convirte en el primer navegante en solitario en cruzar el Atlántico Sur en 70 días.

Botha completó su aventura transatlántica sin ningún tipo de asistencia en su barco 'Ratel', construido por él mismo y que fue su hogar durante los más de dos meses de recorrido.

El recorrido

@SAInBrazil/Twitter

Tras dos años de preparación, el exmarino, de 59 años, zarpó el pasado 5 de diciembre del muelle de Granger Bay Marina, en Ciudad del Cabo y en la mañana de este domingo arribó al Club de Yates de Cabo Frío, un municipio del litoral de Río de Janeiro.

Horas antes de llegar al destino que se había propuesto, el aventurero ya había tocado tierra brasileña al arribar a Buzios, otra ciudad fluminense, ubicada a unos 24 kilómetros de Cabo Frío, su parada final.

"Cuando comencé a planificar este viaje hace dos años, la gente decía que estaba loco. Quiero animar a todos a que sueñen a lo grande, lo hagan a lo grande y nunca permitan que nadie los desanime. La vida es una gran aventura", dijo Botha, al llegar a Buzios, citado en un comunicado.

Para cumplir el récord, el sudafricano remó en promedio unas catorce horas al día, con pausas de descanso intercaladas y bajo condiciones fuertes, según él mismo explicó.

"Si bien tuve condiciones climáticas casi perfectas para facilitar una travesía récord, ha sido intensa, con solo dos días tranquilos durante toda la travesía. La naturaleza implacable del clima ha sido agotadora física y mentalmente. No estaba preparado para ese tipo de desafío".

El sudafricano Zirk Botha a su llegada

South African Embassy in Brazil @SAInBrazil

Las horas de sueño las tomaba en un compartimento impermeable dentro de la embarcación donde también fueron ubicados paneles solares que le brindaron al sudafricano la energía que necesitó durante el recorrido.

En la travesía, él mismo se encargó de desalinizar el agua y su alimentación se basó en comida deshidratada. Llevó provisiones para 120 días por si se presentaba algún imprevisto que retrasara su viaje, pero también pescó para complementar sus fuentes proteicas. No obstante perdió unos 10 kg.

Además de cumplir un sueño, el sudafricano quiso promover el desarrollo sostenible con esta travesía.