El virus hipoteca la actividad de guías y refugios mientras la ciudadanía clama por escapar a la naturaleza
Emergencia sanitaria
Un atisbo de luz al final del túnel asomó el viernes al publicarse en el BOE la orden ministerial que permite a la ciudadanía hacer salidas para practicar deporte dentro de su municipio
La montaña, un reducto de libertad, ha asistido a un episodio inaudito, su cierre a cal y canto para la mayoría de los mortales a causa de la Covid-19. Un atisbo de luz al final del túnel asomó el viernes al publicarse en el BOE la orden ministerial que permite a la ciudadanía hacer salidas para practicar deporte dentro de su municipio. Un primer paso de la desescalada para volver a catar la naturaleza. Pero la incertidumbre planea sobre servicios básicos, como los refugios, destinados a los montañeros que quieran realizar una travesía o subir las cimas más exigentes del Pirineo.
Miquel Sánchez, guarda del Ventosa i Calvell, en el parque nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, prevé abrir a principios de junio con un 30% de su capacidad total (69 camas) y a mediados del mismo mes con el 50% garantizando la distancia de seguridad en todos los espacios comunes. Las personas que realizan la popular ruta de los Carros de Foc, igual que otros circuitos que se prolongan durante varios días, necesitan recalar en los refugios pues en Aigüestortes la acampada libre está prohibida. “Una de las soluciones para compensar la pérdida de plazas en el interior sería que nos permitieran plantar tiendas por la noche, como hacen en Góriz para subir el Monte Perdido, pero la actual normativa del parque natural no lo autoriza”, apunta Sánchez.
Otros guardas con instalaciones más pequeñas consideran que quizás no les salga a cuenta poner en marcha toda la maquinaria para albergar a menos de diez personas. Son muchos los alojamientos a los sólo puede llegarse a pie por lo que se requiere cargar a cuestas con los alimentos o transportarlos a bordo de un helicóptero.
Gerard Garreta, guarda del de Colomina, también en el itinerario de los Carros de Focs, apunta que baraja la fecha del 22 de junio para levantar la persiana, que es cuando se estima que se permitirán los desplazamientos entre provincias, de acuerdo con las fases de desescalada esbozadas la semana pasada por el Gobierno español. Todo son suposiciones pues hay demasiadas incógnitas por despejar. El plan no es claro, los detalles se confirmarán en función de cómo evolucione el control del virus.
Refugio Ventosa i Calvell
“Una solución para compensar la pérdida de plazas sería con tiendas de campaña”
Todo el engranaje que depende de la montaña está en stand by . Los guías también. Míriam Marco, que tuvo que regresar precipitadamente a España a finales de marzo desde la base Juan Carlos I en la Antártida, está reprogramando su trabajo para los próximos meses. Con el cierre de fronteras se ve obligada a retrasar, y quizás suspender, su actividad en el Mont Blanc. Cada verano se instala en Chamonix para acompañar a sus clientes hasta la cima alpina. Pero este año centrará su actividad en el Pirineo, igual que otros alpinistas y escaladores, tal como constatan Ferran Latorre y Marc Toralles.
“Otro problema es que refugios del Mont Blanc, como el de Goûter, reducirán considerablemente su capacidad con lo cual subirá menos gente, aunque admiten acampar fuera”, explica Marco desde el Valle de Benasque. “La ventaja es que en el Pirineo se pueden ascender muchas cimas en un día”, añade. Por otra parte, desde siempre se prioriza la admisión de los guías y de sus clientes en estos establecimientos.
Latorre, el primer catalán que ha culminado los 14 ochomiles, lamenta que la anunciada desescalada es poco concreta. “Aunque se autorice guiar a partir del día 11, que tampoco está claro, tenemos muchas limitaciones, sólo lo podremos hacer dentro de nuestra provincia. ¿Yen qué condiciones?”, se pregunta.
La Asociación Española de Guías de Montaña recomienda en un comunicado que “durante la primera fase (del 11 al 24 de mayo) los grupos no superen las tres personas”.
Doctora Daniel Brotons
“Hemos de salir a la montaña a hacer senderismo por prescripción médica”
Marc Toralles teme que en la fase dos de desescalada (del 25 de mayo al 7 de junio), cuando la circulación dentro de la propia provincia será posible, se registren aglomeraciones en montañas de Barcelona, ya de sí muy solicitadas, como el Pedraforca, o las más cercanas a la capital, en el Montseny y Monserrat. Cabe remarcar que las fases son orientativas y que pueden modificarse si la evolución de la pandemia no es la prevista.
El doctor Daniel Brotons, uno de los participantes en la redacción de la propuesta de plan de desconfinamiento de la Secretaria General de l’Esport (SGE), apunta el impacto que está teniendo en la salud de la población la reclusión en casa. “Está creando mucha tensión emocional, hemos de salir a la montaña a hacer senderismo por indicación terapéutica, por prescripción médica; la gente dice que ya no aguanta más”. Las salidas autorizadas desde el sábado para hacer deporte están aliviando el malestar, pero Brotons insiste en que el efecto balsámico está en la naturaleza y recuerda que “el ejercicio de intensidad moderada estimula el sistema inmunológico que ahora interesa que esté al máximo de sus prestaciones; salir al monte mejora el estado de ánimo y todo es un cadena”.
“Yo soy optimista –añade– y pienso que a finales de junio la montaña estará abierta, que podremos, por ejemplo, subir al coche e ir al Puigmal, pero hay tantas variables e incertidumbres que debemos ser prudentes”.
Diecisiete caminatas de resistencia del calendario de la Federació d’Entitats Excursionistes de Catalunya (FEEC) se han suspendido o aplazado hasta junio. La FEEC ha elaborado y presentado a la SGE sus protocolos sobre el funcionamiento de los refugios, del excursionismo y de las carreras durante el desconfinamiento, documentos que en última instancia deberá aceptar o rechazar el Gobierno, que asume todas las competencias durante el estado de alarma.
Mientras, senderistas, escaladores y alpinistas aguardan a ver qué les depara la “nueva normalidad” impuesta por la Covid, en un momento en que la libertad que ofrece la montaña es un valor al alza.