La travesía de Greta Thunberg para llegar a la cumbre de Madrid
COP25
La activista sueca encara la última etapa de su travesía atlántica para llegar a la cumbre del clima de Madrid
Desde que a los ocho años de edad aprendió que había un fenómeno llamado cambio climático, la sueca Greta Thunberg emprendió un viaje para bañar de coherencia al mundo entero y convencerlo de que es imprescindible pasar a la acción. “Para mí es blanco o negro, no hay áreas grises porque se trata de sobrevivir”, dijo en una conferencia en diciembre del año 2018. Greta, ahora con 16 años, se ha vuelto una celebridad gracias al movimiento Viernes para el Futuro, la protesta estudiantil que empezó sola ante el parlamento de Suecia y que ahora ya es secundada en todos los continentes. En este periplo vital, la adolescente que se define como “activista con Asperger”, lleva embarcada ya más de dos semanas en un barco de quince metros de eslora para llegar a tiempo a la cumbre climática COP25 que, tras la renuncia de Chile, se celebrará en Madrid del 2 al 12 de diciembre. Toda una aventura para mantener una postura congruente: no viajar en avión por el enorme impacto ambiental que genera.
13 de noviembre. Día 1.
Poco después de despuntar el alba, Greta Thunberg zarpó del frío puerto de Hampton, en la costa de Virgina (Estados Unidos), en el catamarán La Vagabonde. A bordo, la activista sueca iba acompañada de su padre Svante Thunberg, la capitana Nikki Henderson, la pareja de australianos que la acogió en su barco, los youtubers Riley Whitelum y Elayna Carausu y Lenny, y el bebé de once meses de los anfitriones. “Nunca antes había viajado con un bebé en un barco”, confesó días después en las redes sociales Henderson.
“Si se ha vuelto a embarcar es porque le gusta, porque si no hubiera disfrutado en la ida, seguro que no volvería a probar”, asegura Dídac Costa, el único regatista español vivo que ha completado la prestigiosa regata Vendée Globe, la vuelta al mundo en solitario y sin escalas. Para ir al continente americano, Greta Thunberg se enroló en el Malizia II, un velero de competición preparado para navegar a grandes velocidades cuyo capitán es el famoso velista Boris Hermann, quien confesó que cinco tripulantes habituales de su embarcación tuvieron que tomar un avión y esperar en Nueva York a la llegada para que Greta pudiera embarcarse. Por dicho motivo la adolescente sueca recibió una lluvia de criticas más espesa que la causada por algún frente oceánico que ha tenido que atravesar estos días.
El primer día, Greta publicó un tuit escueto: “Navegamos a casa”, escribió con una foto de una nube espesa y amenazadora que cubría casi todo el cielo. Para ir de Plymouth (Inglaterra) a Nueva York, el Malizia II tardó dos semanas exactas. La vuelta no será ni tan rápida ni tan confortable. “Un catamarán no puede ser tan veloz como un barco preparado para la alta competición como el Malizia, ni esta es la mejor época del año para cruzar el océano en este sentido”, afirma Dídac Costa, quien está inmerso en la tarea de lograr patrocinadores para competir en 2020 otra vez en la Vendée Globe.
14 de noviembre. Día 2.
El punto rojo que es La Vagabonde sobre el mapa y cuyo derrotero se puede seguir en la página web de la pareja de youtubers se ha separado ya de manera notable de la costa de Estados Unidos pero, en lugar de enfilar hacia Europa, se dirige al sur, como si prefieres la calidez del Caribe. Va en dirección a las Bermudas: “Ha ido en busca de la ruta más cómoda, más práctica, ir a buscar la corriente del Golfo, que te lleva de las Bermudas a las Azores”, explica Dídac Costa.
Llegada incierta
Todavía no se puede estimar la llegada a Lisboa, pero se espera a Greta para la gran manifestación del 6 de diciembre en Madrid
La velocidad de La Vagabonde no llega a los 7 nudos. Tampoco sopla excesivo viento. No hay noticias de los navegantes hasta las 19.28 horas, cuando Greta Thunberg publica otro tuit: “En la corriente del Golfo. Ayer tuvimos muy mala mar en las aguas poco profundas cercanas a la costa americana,pero hoy ha ido mucho mejor. Dormí muy bien. Es muy bueno volver a estar en el océano”.
18 de noviembre. Día 6.
Pocas comunicaciones públicas desde La Vagabonde. Greta Thunberg dice que pasa el rato ocupada enseñando yatzy, un juego de dados y habilidades matemáticas, a los otros ocupantes. Al sexto día vuelve a hablar de mar muy gruesa. Pero la activista sueca está feliz. El punto rojo se ha situado ya un poco más al norte de las Bermudas. Empiezan a haber dudas de que pueda llegar a tiempo para la inauguración del COP25 en Madrid.
“Poder tomar un barco para cruzar de América a Europa es un privilegio, muchos activistas habían hecho sus planes y también se habían desplazado ya a América por medios diferentes al avión y ahora, con el traslado de Chile a España de la cumbre, no tendrán tiempo de volver”, valora Sara Mingorría, ambientalista y miembro de Stay Grounded (Quédate en Tierra), el movimiento que, al igual que Greta, recomienda, dar la espalda a los vuelos comerciales en la medida de lo posible.
20 de noviembre. Día 8.
El viento sopla fuerte en el Atlántico norte. A más de 20 nudos. La Vagabonde navega a casi 9 nudos. Greta Thunberg revela que han tenido que aminorar la marcha para evitar la mala mar pero que van a velocidad de crucero. A ojo de buen cubero, han cubierto ya más de una cuarta parte y en las dos últimas jornadas han recorrido prácticamente la misma distancia que en las primeras seis. Rumbo al este, hacia la península Ibérica. Y la joven apunta las primeras previsiones: “Con suerte llegaremos a Lisboa a primeros de diciembre”.
La sección española de Fridays for the Future, la organización que Thunberg impulsó con su fórmula de huelga escolar, todavía no hace planes. Miembros consultados por La Vanguardia apuntan que lo importante no es que llegue a la apertura sino a la gran manifestación del 6 de diciembre, la movilización ecologista unitaria preparada para presionar a los asistentes a la COP25.
24 de noviembre. Día 12.
Pocas noticias de La Vagabonde. Mientras la borrasca Cecilia se abate sobre la Península Ibérica, el punto rojo sigue acercándose a las Azores y esquivando el famoso anticiclón del archipiélago que pertenece a Portugal. De momento el equipo que se encarga de la logística de Greta Thunberg, que también cuenta con un departamento de prensa propio, no ha facilitado indicaciones de cómo se desplazará de Lisboa a Madrid. Lo más lógico es que lo haga en tren, insinúan algunas fuentes, e indican que es su medio de transporte favorito.
“Calculamos que un trayecto en tren genera entre 7 y 14 veces menos emisiones que un avión por kilómetro, aunque depende del tipo de tren, de cómo se genere la energía que consume, del país donde circula y otros factores, pero es el medio menos contaminante”, afirma Sara Mingorría, investigadora del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA) de la UAB.
Un trayecto en tren genera entre 7 y 14 veces menos emisiones que un avión por kilómetro, aunque depende de muchos factores”
En Suecia, el movimiento de vergüenza a volar, el flygskam , ha cuajado y ha provocado una reducción de una quinta parte de los pasajeros en vuelos comerciales en 2018. “Pero no es lo mismo un país pequeño con pocos vuelos que otros con distancias más largas o redes alternativas deficientes”, dice Mingorría. Y apunta: “se trata de dejar de volar cuando es posible evitarlo y solo volar cuando no queda más remedio, por eso nos gustaría que los asistentes a la COP25 que vienen de Europa lleguen en Madrid en tren”.
El undécimo día de travesía, Greta Thunberg publica una foto con la capitana, Nikki Henderson, y asegura que están a mitad de camino. La patrón del barco tuitea imágenes de partidas de yatzy y barras de chocolate antes de ir a dormir. Todavía no es posible dar una estimación realista de la llegada. Al día siguiente, la adolescente rebelde muestra el reducido camarote que comparte con su padre. Enfundada dentro de un saco de dormir y con libros en la repisa. El ventanal estrecho apenas deja ver el mar.
28 de noviembre. Día 16.
El día 15, Greta Thunberg dice que pasa el tiempo escuchando audiolibros, haciendo de niñera del pequeño Lenny, y siendo testigo de interminables discusiones sobre el tiempo. Sitúa el barco a 1.100 millas náuticas de Lisboa. La Vagabonde ha avanzado a más de la mitad del trayecto y el punto rojo se mantiene claramente al norte de las Azores. Nikki Henderson está evitando tanto los grandes vientos como la calma del anticiclón de las Azores, a una velocidad cómoda y constante. No hay escalas previstas..
El día 16 salta la noticia de que el Parlamento Europeo ha declarado el estado de emergencia climática. Thunberg lo celebra: “Esperemos que sirva para que se tomen las medidas drásticas necesarias”. Mensaje desde el océano. La costa aún no está a la vista pero Greta ya prepara otra aparición desafiante, como el “¿cómo os atrevéis?” que soltó en Nueva York.