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La probabilidad de morir por un rayo es de 1 entre un millón

Caso reciente en Catalunya

En espacios abiertos se aconseja no correr nunca para buscar refugio

Fotografía de archivo de una tormenta eléctrica sobre Barcelona

M. Lozano

Mil seiscientos noventa y cuatro. Es el número de rayos nube-tierra (es decir, los que impactaron en la superficie), que cayeron en Catalunya la tarde del miércoles. La probabilidad de que un rayo impacte contra una persona es de una por un millón, según la National and Oceanic Atmospheric Administration. Es un dato basado en estudios realizados en EE.UU., que puede variar, al alza o la baja, dependiendo de tipo de tormenta o escenario geográfico, precisa Mònica Usart, meteoróloga de RAC1 y RAC105.

La probabilidad de ser alcanzado o resultar herido por un rayo –como le ocurrió el miércoles a una vecina de Sant Antoni de Vilamajor– es, por lo tanto, muy baja. Pero nunca está de más, aconsejan los expertos, tomar prevenciones ante estas tormentas eléctricas propias de la primavera y el verano.

“Si estamos, por ejemplo, en la montaña en una pradera con un solo árbol, nunca hay que buscar refugio allí”, apunta Usart

Todo indica que la mujer herida de Sant Antoni de Vilamajor sufrió un fuerte golpe en la cabeza al caer al suelo por la onda expansiva –similar a la de una explosión– provocada por un rayo que impactó en el suelo muy cerca de ella. Estaba en un aparcamiento. Es “uno de los peores sitios en los que te puede sorprender una tormenta eléctrica, ya que en esos espacios abiertos una persona suele sobresalir sobre el resto de elementos del lugar y el rayo siempre buscara el punto más alto del entorno antes del impacto para acelerar su trayecto desde la nube hasta la superficie”, añade la meteoróloga. La suerte, para esta mujer, es que el rayo no habría impactado en ella. Cuando eso ocurre, las probabilidades de morir son muy altas por las quemaduras.

Usart aconseja, en tormentas como la del miércoles, “buscar siempre un espacio en el que nuestro cuerpo no sobresalga del entorno”. Eso resulta fácil, por ejemplo, en ciudades o zonas urbanas, donde siempre habrá puntos más altos que atraerán al rayo, pero más complicado cuando la tormenta sorprende a personas que están en la montaña, la playa, un aparcamiento o en un descampado. En estos últimos escenarios algo que nunca hay que hacer es correr. “Los rayos buscan las corrientes de aire para propagarse y si corremos nuestros movimientos abren esa puerta”, afirma Mònica Usart.

Pero hay que elegir bien. “Si estamos, por ejemplo, en la montaña en una pradera con un solo árbol, nunca hay que buscar refugio allí. Las probabilidades de que el rayo caiga en ese punto es muy alta, pues ese árbol es lo único que sobresale en ese entorno”. Dentro de un bosque, la cosa es más segura y sería tener muy mala suerte que el rayo impactara sobre el árbol en el que se ha buscado cobijo.

Otro consejo es deshacerse de todos los elementos metálicos, nunca usar el teléfono móvil y si “somos lo más alto del entorno, tirarnos al suelo en posición fetal hasta que pase la tormenta”, añade Usart . En casa, cerrar ventanas y desconectar todos los aparatos eléctricos y en la playa, salir enseguida del agua. El interior del coche, con ventanillas cerradas, es uno de los lugares más seguros.