Hiperactivos: ¿perturbados o adaptados?
El Diván
Un episodio de Bob Esponja tiene más estímulos que todas las temporadas de Heidi
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¿La hiperactividad es hoy una conducta perturbadora, algo que nos aparta y dificulta del objetivo, o un estilo de vida adaptativo a un siglo XXI en constante movimiento?
Hace dos décadas, la atención focalizada -el tiempo que concentramos nuestra atención en un titular de diario, en un vídeo de Youtube o en un anuncio publicitario- era de 12 segundos. Hoy, tan sólo de 5. Y si nos fijamos en los dibujos animados infantiles, constataremos como un episodio de Bob Esponja (que dura aproximadamente 11 minutos) tiene más estímulos que todas las temporadas de Heidi. Hagan la prueba, póngales a sus hijos un episodio de la niña de los Alpes y verán como les llaman enseguida para advertirles que la pantalla se ha congelado porque lleva 6 segundos sin que pase nada: ni música, ni sonido, ni cambio de ritmo. En nuestro país, el 21% de las criaturas de entre 0 y 3 años accede diariamente a internet y el 81% de los bebés menores de seis meses ya están presentes en las redes sociales e Internet.
Hiperactivos
El 21% de las criaturas de entre 0 y 3 años accede diariamente a internet
Podríamos seguir con los ejemplos, pero acordaremos que vivimos en una sociedad sobrexcitada sensorialmente, apasionada del multitasking y que encuentra en el zapping la vía regia para conectarse al mundo. ¿Qué adulto sostiene hoy una actividad de 50’ seguidos sin recurrir al touch de su móvil o sin deslizarse por el hipertexto hasta el infinito y más allá? ¿Se imaginan que tuvieran que hacer eso de 9 a 17h? ¿Y de lunes a viernes?
Muchos niños y niñas, la mayoría, tienen ese objetivo a diario, al igual que sus profesores. Los más mayores disponen, en secundaria, de la posibilidad de un uso clandestino de los smartphones -y algunos lo hacen- para sobrevivir a su jornada escolar. Paralelamente a esta nueva realidad digital, en la que viven y donde buscan su lugar, aumentan significativamente los diagnósticos de TDAH, forma patológica de la hiperactividad.
Tenemos, pues, un problema serio con la atención.
Hiperactivos
Vivimos en una sociedad sobrexcitada sensorialmente
Simone Weil, mística y activista social francesa, recordaba un cuento esquimal que explica el origen de la luz: “El cuervo, que en la noche eterna no podía encontrar alimento, deseó la luz y la tierra se iluminó”. Añadía que si hay verdadero deseo, si el objeto del deseo es realmente la luz, el deseo de luz produce luz y que hay verdadero deseo cuando hay esfuerzo de atención. Interesante reflexión que nos aclara alguna de las paradojas actuales de la atención: aquellos que parecen estar perdidos en su desatención, no dejan por eso de focalizarla en otra parte: videojuego, móvil, charla compañeros. Su deseo -y con él, su atención- parece estar en otro lado.
Otra paradoja nos la enseña un muchacho, diagnosticado de TDAH por su desatención escolar permanente, cuando nos explica que desde siempre vive solo con su padre -su madre desapareció al poco de darle a luz- y que a éste apenas lo ve en el día a día porque siempre está trabajando cuando él sale de la escuela. ¿Qué desatención es la primera, la suya o la de los progenitores?
Aquellos que parecen estar perdidos en su desatención, no dejan por eso de focalizarla en otra parte: videojuego, móvil, charla compañeros
Parece, pues, que la atención, y su falta, no son pensables sin el deseo y sin la presencia del otro. Cuesta creer que esta dificultad actual pueda explicarse solo por fallas en las conexiones neuronales, cuando las conexiones presenciales andan en crisis.
El músico de rock Kurt Cobain empezó a tomar Ritalin, un medicamento para el trastorno de déficit de atención (anterior al Concerta) a los 7 años y aseguró que nunca dejaría de tomar drogas de un modo u otro desde entonces. En su nota de suicidio confesó que llevaba odiando a todos los seres humanos desde los siete años.
¿No estaremos tomando a esos 4 millones de niños/as estadounidenses o al 5-7% de niños españoles, diagnosticados de TDAH, como el chivo expiatorio de este estilo de vida hiperactivo, olvidando que los adultos los queremos justamente flexibles, emprendedores, dinámicos…? En definitiva, hiperactivados e hiperconectados, como garantía de su futura adaptabilidad social y laboral.
José R. Ubieto. Psicoanalista (AMP) y profesor de la UOC. Co-autor de Niñ@s Híper (Ned, 2018)