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Más de 140.000 familias con menores sobreviven sin ingresar ni un euro

Cifras alarmantes

Los hogares sin ingresos y con al menos un niño son hoy el doble que en el 2008

Comedor social para jóvenes con familias en situación de pobreza en l’Hospitalet de Llobregat

Luis Tato

Las cifras sobre la pobreza infantil son tozudas. Muestran una realidad que, aunque la mayoría nos negamos a creer, está ahí, silente y dura, muy dura. Porque esos niños que viven en un entorno sin recursos son ciudadanos que ni tienen ni tendrán las mismas oportunidades que el resto. En este país, uno de los grandes de la Unión Europea, hay niños que pasan hambre, que tienen frío en su casa, que no pueden tener ropa nueva o cambiar de zapatos, ni celebrar su cumpleaños, uno de los mayores sueños infantiles.

Por supuesto, tampoco tener un teléfono móvil con el que hablar con sus amigos, ni jugar al Fornite, ni consultar online lo que les pide el profesor. Son pobres con todas las letras. Pobres de solemnidad. Y en absoluto son pocos.

Estos chicos no comen de manera adecuada, pasan frío en casa, no pueden comprar ropa ni celebrar su cumpleaños

Más de 140.000 hogares en los que viven al menos un menor sobreviven a día de hoy sin que ninguno de sus miembros ingresen ni un euro, según las cifras facilitadas por el Alto Comisionado para la Lucha Contra la Pobreza Infantil, dirigida por Pau-Marí Klose, extraídas de los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, se consideran hogares sin perceptores de ingresos aquellos en los que ninguno de sus miembros declara tener trabajo, recibir una pensión de jubilación o de otro tipo o percibir subsidio de desempleo, estén inscritos o no como demandantes de empleo.

Como mínimo son 280.000 niños y adolescente (calculando que haya 2 niños por hogar sin ingresos, teniendo en cuenta que hay familias con al menos tres menores en esta situación) los que viven en este momento en una situación de pobreza extrema. Un hecho que, aunque no es nuevo, es cierto que la crisis económica y la falta de protección por la ausencia de una política familiar coherente, coordinada y valiente han contribuido de forma determinante a incrementar.

Uno de cada tres niños y niñas menores de 16 años está en riesgo de pobreza

El auge de los hogares sin ingresos (con o sin menores) alcanzo su punto máximo a finales del 2013 con 773.200 hogares, el doble que a principios del 2008. Aunque la situación ha mejorado, el número de hogares sin ingresos sigue siendo alrededor de un 40% superior al del inicio de la crisis.

Pero dentro de este capítulo, especialmente sangrante es la situación de aquellos hogares sin ingresos con menores a cargo. Estos representan el 23% del total de hogares sin ingresos, según el último dato disponible para el tercer trimestre del 2018. Esto significa que prácticamente en uno de cada cuatro hogares sin ingresos vive al menos un menor de edad.

En comparación con el total de hogares sin ingresos, el impacto de la crisis ha sido mayor para los hogares con menores. En el 2013, el punto álgido de la crisis, su número era más del triple que en el 2008. Aunque a partir de ese momento también se observa una tendencia a la baja, los hogares sin ingresos con al menos un menor son todavía dos veces más que al inicio de la crisis, y la reducción producida en los años de recuperación es significativamente menor que la observada en el total de hogares sin ingresos.

La realidad que dibujan los datos de la EPA no son nuevos. Según los datos del informe de la Fundación Foessa, vinculada a Cáritas, en este momento hay 8,6 millones de personas que padecen exclusión social y de estas, 4,1 millones se encuentran en una situación de pobreza (un 40% más que hace 10 años).

Un informe elaborado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN) destaca la enorme diferencia con la que el riesgo de pobreza y exclusión afecta a las personas según la edad, siendo los niños y jóvenes los más afectados. Así, la población joven de 16 a 29 años tiene la tasa de pobreza y exclusión social más alta, con un 34,8%, y la más baja corresponde a las personas mayores (16,4%). Para la población menor de 16 años esta tasa es del 31%

En otras palabras, casi uno de cada tres niños y niñas menores de 16 años está en riesgo de pobreza, un hecho que debería hacer sonrojar a los responsables políticos en particular y a la sociedad en general, ya que, tal y como apuntan los expertos, la pobreza en la infancia hipoteca claramente el desarrollo de esos niños. La pobreza se hereda.