La ascensión al Kilimanjaro, un recuerdo para visibilizar el Alzheimer

Gente con alma

Laura Parrilla completó un reto que sirvió para recaudar fondos destinados a la Fundación Pasqual Maragall

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Laura, en la cima del Kilimanjaro

Laura Parrilla

Casi a diario, añadimos propósitos a esa lista de cuentas pendientes que vamos engrosando, en realidad, sin demasiadas esperanzas de reducirla. Deseos que van de lo cotidiano a lo más complejo. Desde dejar de fumar, hasta sacarnos el carnet de coche, pasando por la típica lucha personal para apuntarse por fin al gimnasio. Pero más allá de los efímeros propósitos de año nuevo, a veces, auténticos desafíos asaltan nuestra consciencia logrando convertir, aunque sea por una vez, las excusas en motivaciones.

El reto de Laura Parrilla es de este segundo grupo. Una de esas iniciativas que sólo los más valientes se atreven a plantearse. Tras la muerte de su abuelo hace casi un año, víctima del Alzheimer, decidió que le rendiría su particular homenaje. “Siempre había querido hacer un evento para recaudar fondos”, explica. Así que tuvo la idea de abrir una página de crowdfunding para subir al Kilimanjaro y honrar así su figura.

Si alguien se propone algo, con ánimo, coraje, valor y voluntad se puede conseguir”

Acostumbrada a protagonizar acciones y gestos solidarios en distintos ámbitos y disciplinas, Laura encontró en su abuelo un estímulo para probar una vez más su capacidad de superación. Planificó el viaje, hizo promoción en las redes sociales y empezó a construir su aventura de coronar el Kilimanjaro, montaña de casi 6.000 metros de altitud. Una forma de simbolizar la dedicación de su familia que, como tantas otras, habían luchado a diario contra el Alzheimer.

El 10 de agosto arrancaba la primera jornada de ascensión. Aunque Laura es una deportista habitual, reconoce que fue el reto más duro de su vida. Después de casi cinco días de esfuerzo, lo logró. A pesar de que ya han pasado varios meses desde entonces, todavía recuerda con exactitud los momentos de dificultad. El viento, la congelación del agua, circunstancias que añadían mérito a su hazaña. “Se hacen muchos actos, por ejemplo, para el cáncer. Pero hay otras enfermedades como el Alzheimer que están más en la sombra y tenemos que tomar más iniciativa”, remarca.

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Imagen de la ascensión del pasado mes de agosto

Laura Parrilla

Paco, su abuelo, sufrió durante cinco años la enfermedad. “La hemos vivido muy de cerca y hemos conocido todas sus etapas”, rememora. Conocedora de la crudeza del Alzheimer, Laura reivindica la necesidad de dar más apoyo y mayor visibilidad. Tras viajar a más de 40 países, siempre con un espíritu generoso y colaborativo, Laura no quiere abandonar el camino emprendido, que tuvo su punto álgido en la cima del Kilimanjaro. “Ahora me gustaría hacer algo relacionado con la mujer en países donde no tiene la representación que debería. Aunque voy a seguir ligada al mundo del Alzheimer”, confiesa.

A sus 36 años, la puertollanense enseña que la motivación siempre puede a las excusas cuando la causa lo merece. “Si alguien se propone algo, con ánimo, coraje, valor y voluntad se puede conseguir”, asegura. De momento, junto a la Fundación Pasqual Maragall, llevan más de 2.000 euros recaudados, muy por encima de las expectativas. Su ascensión final es un acto de valor incalculable para visibilizar la lucha contra una enfermedad sin miramientos. Es su forma de rendir un particular homenaje a todos aquellos que, como ella, han vivido la enfermedad de cerca.

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