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¿Por qué les cuesta a las mujeres denunciar el acoso o abuso?

El Diván

El seguimiento masivo e inmediato de la campaña #Metoo vía redes contrasta con la dificultad en judicializar las agresiones o situaciones de violencia

Las mujeres padecen más situaciones de hostigamiento sexual que los hombres.

tomazl / Getty

#Metoo, #yo también o #BalanceTonPorc es un fenómeno de candente actualidad en las redes que se ha hecho viral a raíz de los casos de acoso y abuso destapados en la industria del cine norteamericano. El hastag #metoo fue creado hace 10 años por la activista feminista Tarana Burke para denunciar y hacer público el acoso y/o las agresiones sexuales sufridas en comunidades desfavorecidas, con la idea de concienciar de la magnitud del problema.

Las reacciones no se han hecho esperar, iniciándose así un debate de lo más fructífero en torno al feminismo y al victimismo, debate interesante justamente porque refleja una diversidad y pluralidad de posturas y opiniones. Los hechos remiten a que no existe el posicionamiento común frente a un otro universal, como podría ser el patriarcado y también se evidencia que ante un mismo hecho las respuestas son múltiples.

Varias actrices posan con rosas blancas en honor al movimiento 'MeToo' contra el acoso sexual en el trabajo, durante la 60ª edición de los Premios Grammy.

Jason Szenes / EFE

Me gustaría resaltar la tensión existente entre lo que se calla y lo que se denuncia, el contraste entre el efecto masivo de denuncia pública y el silencio solitario que precede a ese estallido.

De la denuncia destaco el efecto en cadena, la viralidad. Este nuevo término surgido a raíz de las redes sociales, concretamente en la difusión de vídeos, implica un ver y compartir sin que se conozca la justificación o argumentación del por qué se está compartiendo. Las razones pueden ser múltiples: por simpatía, para visibilizar, para denunciar que nos pasó lo mismo, por simple compulsión…Sea como sea, el efecto de identificación se dispara. Hay un paso del “yo también” al nosotras, paso que por un lado reafirma el grupo pero por otro diluye al sujeto.

Muchas mujeres se han sumado de modo masivo e inmediato a la denuncia pública vía redes

Es llamativa la paradoja que se produce llegados a este punto: muchas mujeres se han sumado de modo masivo e inmediato a la denuncia pública vía redes, pero por otro lado encontramos una dificultad en denunciar agresiones o situaciones de violencia a la policía, o en denunciar situaciones de acoso en el ámbito laboral.

Si miramos los datos del Instituto de la Mujer de 2016 sobre las denuncias por violencia de género según su origen (quien pone la denuncia), vemos que ha habido un aumento respecto a años anteriores, pero si nos fijamos en donde radica ese incremento, podemos advertir que se produce vía atestado policial con denuncia de la víctima y sobre todo, por atestado policial por intervención directa de la policía o por intervención de terceros en general. Parece significativo que siempre aparece una tercera figura que a voluntad o no de la mujer, recomienda esa salida.

No es lo mismo hacer público un suceso por internet que denunciar vía judicial

Claro que no es lo mismo hacer público un suceso por internet que denunciar vía judicial, la implicación y consecuencias de ese acto no tienen parangón. Pero insisto ¿por qué tendemos a pensar que la denuncia es la solución? Ya hemos visto que en lo social denunciar es visibilizar y eso es necesario para que se produzcan cambios en lo político, lo cultural y en lo educativo. Pero si lo pensamos desde lo subjetivo, vemos que hay maneras y razones diversas de ese callar.

La forma y los tiempos de ese silencio se han ido construyendo a partir de las experiencias y vivencias que han conformando nuestra manera de estar en el mundo. Cada una tiene una causa, siempre particular, y eso es algo que nos condiciona (no nos determina) inevitablemente en las decisiones que tomamos. También en el hecho de sumarnos a una denuncia colectiva cuando esta se produce, y algo del peso de ese silencio puede liberarse.