Empieza El Bulli Foundation

"Nunca habíamos hecho una fiesta en El Bulli -ha dicho Adrià- y hoy tenemos más motivos que nunca para hacerla"

Adrià, durante el último día de El Bulli como restaurante

Adrià, durante el último día de El Bulli como restaurante

Propias

En su último día como restaurante, El Bulli ha estado en plena actividad desde primera hora de la mañana. Los hermanos Adrià y Juli Soler han querido rendir un homenaje a “todos aquellos que a lo largo de los años han hecho posible este sueño”. Si no todos, una buena representación estaba allí a primera hora de la mañana: el actual equipo de El Bulli al completo, con sus jefes de cocina (Oriol Castro, Eduard Xatruch, Mateu Cassañas y Marc Cuspinera), los jefes de cocina o sala que dejaron huella en otras épocas (Christian Lataud, Xavier Sagristà, Carles Abellán, Eduard Bosch, Rafa Morales, Albert Raurich). Y junto a ellos, una muestra de aquellos que en su día hicieron prácticas a las órdenes de Adrià: nada menos que René Redzepi , Joan Roca, Andoni Luis Adúriz (que encabezan la lista de los mejores restaurantes del mundo), José Andrés (elegido mejor cocinero de Estados Unidos), Grant Achatz y Massimo Bottura. Los grandes de la cocina que en su día se contagiaron del espíritu de El Bulli y que hoy recordaban, emocionados, hasta qué punto quedaron marcados por su experiencia en la cala Montjoi.  

No hablaron de platos, ni de técnicas, pero sí de generosidad, de apertura de mente, de trabajo en equipo... “Gracias por haber dado libertad a mi imaginación”, decía René Redzepi; Andoni Luis Adúriz confesaba no encontrar palabras para expresar las emociones: “yo no haría lo que hago en Mugaritz si no hubiese estado antes aquí. Conocí un Bulli de valores, de compromiso, de muchísimo esfuerzo, en una época en que éste era un proyecto criticado”. El italiano Massimo Bottura explicaba que compartió su estage con René Redzepi “y discutíamos sobre cocina, hasta que me di cuenta de que la lección aquí iba por otro camino: era algo emocional, aprendí a ser libre”. Son sólo algunos de los sentidos elogios que los cracks de la cocina han dedicado al restaurante del que ha surgido la última revolución gastronómica de la mano de Ferran Adrià. Un restaurante que se despedirá como tal después de que un grupo de familiares y amigos de la casa disfruten de la última cena: 50 elaboraciones de diferentes épocas que concluirán con la decostrucción de los melocotones melba, el postre homenaje a Escoffier. Para el último servicio, el equipo de cocina contará con la ayuda excepcional de aquellos estagiers que hoy lideran la cocina de vanguardia, y a cada uno de los cuales ya le han asignado una tarea, como en los viejos tiempos. Luego, todos ellos se sumarán a una fiesta que puede durar toda la noche. “Nunca habíamos hecho una fiesta en El Bulli –ha dicho Adrià- y hoy tenemos más motivos que nunca para hacerla: hay que celebrar el inicio de una nueva etapa”.  

El pastel, un de las sorpresas más esperadas, promete ser impresionante: “más que espectacular he querido que fuera emotivo”, ha dicho su autor, Christian Escribà, quien también ha creado una escultura comestible de un gran bulli blanco cubierto de merengue. Escribà ha trabajado conjuntamente con su colega brasileña Patricia Shmidt. A las doce de la noche El Bulli dejará de ser un restaurante. A las doce y un segundo empezará su andadura el Bulli Fundation.

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