Muchos se acordarán de aquella gran serie de televisión creada por Chicho Ibáñez Serrador que aterrorizó a toda una generación: Historias para no dormir. Una antología que adaptó obras literarias de terror, misterio y ciencia-ficción para una España claramente no preparada para vivir noches de auténtica pesadilla.
Una de las que quedó con un trauma que le perdurará toda la vida, como a tantos otros jóvenes, fue la periodista Marta Robles, quien revelaba en Espejo Público su gran terror. Todo, por culpa de una de las noticias que se trataron en la sección de actualidad del programa, donde hablaron de la historia de una anciana, que “resucitó” en una funeraria hace unos días.
Era Miquel Valls quien introducía la noticia en Más Espejo: una anciana daba la sorpresa en una funeraria de Palma, “resucitando” tras darla por muerta en el hospital. Los trabajadores de la empresa funeraria introdujeron el cuerpo de la anciana dentro de la mortaja y la trasladaron hasta el tanatorio municipal.
Cuál fue su sorpresa cuando, una vez allí, retiraron las sábanas y vieron que sus dedos se movían. Rápidamente la trasladaron al hospital, pues se le había recuperado el pulso. Su familia no daba crédito, pues apenas unas horas antes habían tenido que despedirse de ella después de que el facultativo certificase su muerte.
En Espejo Público hablaron con el médico Darío Fernández, quien explicó que pueden darse este tipo de casos, muy raros, llamado catalepsias, en las que las funciones vitales están al mínimo y no se pueden detectar aunque el paciente esté vivo, dándolo por muerto.
Una situación en la que jamás se querría ver Marta Robles, que confesó que este era uno de sus mayores miedos. “Bueno, bueno… Una fobia…. Cuando era pequeña había un programa que se llamaba Historias para no dormir de Chicho Ibáñez Serrador y recuerdo que había un ataúd, que lo enterraban y encima, boca abajo”, comenzó contando la periodista.
“Entonces el tipo -o la tipa, ya no me acuerdo muy bien- arañaba la tapa y escarbaba hacia abajo, en la tierra”, continuó. “Y yo me despertaba traumatizada”, aseguró, contando que “por eso hay tantos ataúdes que aparecen arañados” en la Historia. “Hay muchos que han sido enterrados vivos”.
Es más, cuando su compañero Miquel Valls recuerda que la anciana de Palma movía los dedos de las manos y por eso se dieron cuenta los trabajadores de la funeraria, la periodista, aterrorizada, señaló: “Mira si llegan a ser los de los pies… ¡No se los ve nadie!”.
Susanna Griso, intrigada, preguntó al doctor Fernández si esta muerte no se considera una negligencia, a lo que el médico contestó que no, al ser una muerte “esperada” y cumplir con todos los requisitos para la muerte. Para horror de Marta Robles, el sanitario, además, confirmó que se puede volver a una vida normal tras la catalepsia.
“Yo por si acaso pido a los médicos que me claven una estaca en el corazón”, pidió Juan Soto Ivars. “Ni que fueras Satanás”, le reprochó Susana Griso, entre risas. “Hombre, la muerte es un proceso”, les explicó el médico. “Puede durar horas”, a lo que Marta Robles exclamó: “¡Qué horror!”. Para alivio de la periodista, Susanna Griso confirmó que la anciana falleció finalmente algunas horas después, tras su “resurrección”.