La infancia de una persona puede guardar historias de todos los colores, formas, sabores e incluso olores. Durante los últimos 50 años, la sociedad ha experimentado cambios drásticos que crean generaciones muy dispares las unas de las otras. Por ello, cuando un adulto viaja a través del tiempo y regresa a la que fuera su población natal, su primera casa o su primer colegio, el contraste de sensaciones que se vive es contundente.
Por esta serie de experiencias pasan los invitados de El camino a casa, el programa de 7 y Acción presentado por Albert Espinosa en La Sexta, que este martes estrenaba su segunda temporada. En conmemoración de este hecho, el escritor y el protagonista del primer capítulo, el también autor y exministro Máximo Huerta, han acudido a El Hormiguero y han hablado largo y tendido con Pablo Motos sobre su emocional experiencia.
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— El Hormiguero (@El_Hormiguero) February 13, 2024
Uno de los tramos más difíciles de la entrevista se ha producido cuando Huerta ha hablado de su difunto padre, cuya relación en la época del colegio no era la más agradable. El creador de la novela París despertaba tarde ha confesado que el mero sonido de las llaves de su progenitor ya le intimidaba, y que obligaba a romper esa burbuja de seguridad formada entre él y su madre. Un hecho que, a posteriori, le convertía en vigilante y por el que prefería quedarse en su casa.
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“El seguro de vida fui yo”, aseguraba el nativo de Utiel, quien se emocionó por partida doble después de ver dos fragmentos del primer capítulo del programa. A pesar de esa difícil relación en los años 70, tras su fallecimiento Máximo convirtió todo ese rencor en amor hacia su padre, y quedó demostrado tras un simbólico gesto de Albert Espinosa durante su camino a casa. El creador de Polseres Vermelles emocionó al exministro con una muestra de colonia.
Máximo Huerta relata la complicada convivencia que mantuvo con su padre durante su infancia: “El seguro de vida fui yo”
Cuidando de su madre
Según el propio escritor valenciano, no lograba recordar ni su cara ni su voz, pero tan pronto como el catalán le acercó la muestra perfumada, todo cambió. De repente, los recuerdos volvieron a él y tuvo incluso que recibir un abrazo de Espinosa. “El olor me abrió todo”, confesaba Huerta durante la entrevista con Motos, mostrando también una segunda escena delicada cuando ambos regresaron a la casa de su infancia.
En la actualidad, Huerta sigue cuidando de su madre, que sufre de demencia como él mismo explicó unos años atrás. Según sus propias palabras, la mentira se ha convertido en una costumbre ante ella cada vez que cambia a la gente de nombre o ve a personas que hace tiempo que no están. Uno de los ejemplos más duros fue el que ocurrió durante esta pasada Nochevieja, cuando estando solos le comentó “Que pena que no esté Maxi”.
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