La última entrega de Mask Singer llevó a los investigadores a acertar de plano la identidad de uno de sus famosos. El personaje de Cupcake, no solo se ganó el cariño de todos los espectadores con sus dulces actuaciones, sino que logró confundir a los expertos casi hasta el final. Sin embargo, llegó un punto en que todos estaban tan seguros de la identidad de la máscara, que decidieron utilizar El Delatador.
Así fue cómo se descubrió que bajo aquella guinda se encontraba la popular Ana Milán. Sin embargo, durante la charla con los investigadores, la actriz terminó revelando los sacrificios físicos que habría hecho para poder participar en el concurso.
Ana Milán, como Cupcake, se sumó a las máscaras desveladas en Mask Singer: El Rubius, Bo Derek, Valeria Mazza, Naty Abascal, José Ramón de la Morena, Arantxa Sánchez Vicario, Feliciano López, Tori Spelling y la primera máscara doble del concurso, formada por Paula Echevarría y Miguel Torres.
Sin embargo, la actriz no lo tuvo fácil para engañar a los investigadores, dado que con algunos de ellos mantiene una estrecha relación de amistad. Es el caso de Javier Ambrossi o Mónica Naranjo. Por ese motivo, Milán decidió utilizar un saludo algo inusual en ella, el surfero, a modo de despiste. Y lo consiguió durante un tiempo.
Sin embargo, lo complicado era que no la reconocieran la voz. Y es aquí donde comenzaron los problemas. Según explicó la protagonista de series como Física o Química, empezó a trabajar las canciones en casa “en mis graves más graves” con el único fin de confundir. De hecho, Milán quería que la confundieran con Miguel Bosé, toda una “fantasía”, según aseguró.
Pero, pese a trabajar mucho ese cambio de voz y grabar dos canciones con voz de hombre, “me quedé sin voz al día siguiente”. Aquí tuvo que cambiar nuevamente la estrategia y tirar por una voz más aguda.
Además de esta lesión vocal, Milán también sufrió otro revés físico, que todavía arrastra, debido al peso del disfraz. “Aún tengo una contractura. Me he lesionado el trapecio, porque la tetera ejercía un peso que yo tenía que regular”, aseguraba.
Durante su explicación, la actriz aseguraba que cuando se quedaba quieta tenían que ponerle “unas sillas porque el traje pesa como siete niños”. Un esfuerzo físico del que no se ha recuperado.
Aun así, Milán se mostró completamente entregada y entusiasmada con su participación y, por supuesto, sus grandes amigos del programa, que destacaron ser la representación perfecta de lo que es Mask Singer. “Que sea alguien a quien amas y que, encima, te sorprenda tanto”, le dijo Javier Ambrossi.