Capítulosmonográficos

La ficción sobre fútbol es arriesgada. Quizá por eso, la primera temporada de Ted Lasso (Apple TV) fue celebrada (y premiada) con un entusiasmo casi unánime. La historia de un entrenador de fútbol americano en plena crisis matrimonial, que se exilia a Inglaterra para dirigir un equipo de fútbol europeo era lo suficientemente inverosímil para justificar personajes secundarios muy bien definidos, tramas sentimentales sin pretensiones y, sobre todo, el protagonismo del personaje de Ted Lasso, interpretado por un inspirado Jason Sudeikis. El tono de comedia y la dosificación (capítulos de media hora) funcionaban. Hasta que, en la tercera temporada, la serie apostó por alargar los capítulos. Resultado: el ritmo y la musculatura cómica se resintieron. Diagnóstico: alargamiento innecesario, que acababa afectando la estructura de un acierto. Puede que, conscientes del error, a mitad de la tercera temporada se incorporó el episodio monográfico de un viaje a Amsterdam. Todos los personajes (jugadores, entrenadores y directivos) salen de su zona de confort para asumir una dimensión diferente y ligeramente psicotrópica. El invento mejora la media y, a punto de terminar, parece que la serie no se conforma con el mérito de la comicidad, los buenos sentimientos y una crítica caricaturesca al mundo del fútbol, sino que, además, quiere dejar huella sobre cuestiones más profundas y trascendentes como el racismo, los abusos sexuales y la homofobia en el deporte de élite.

En el universo de las series, la longitud tampoco es una garantía de mayor comicidad y calidad argumental

COMICIDAD TOTAL. Ejemplo de episodio monográfico memorable: en la quinta temporada de The Marvelous Mrs Maisel (Amazon Prime), el capítulo dedicado al homenaje a la agente Susie Myerson (interpretada por Alex Borstein) es memorable. Recapitulemos: Mrs. Maisel es la primera monologuista de un oficio monopolizado por hombres y Myerson es su agente en una industria monopolizada por agentes macho. Aquí no hay crisis de alargamiento ni de flaccidez. La temporada es tan buena como las anteriores. Y tiene el aliciente de atreverse a incorporar giros narrativos distintos, sin traicionar el extraordinario nivel de amenidad, inteligencia, vigor de los diálogos, ambientación e intención entre los conflictos que iluminan y oscurecen la naturaleza imperfecta y humana de sus personajes (y, por el efecto espejo, del espectador).

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