Keyla Suárez está causando sensación en esta nueva edición de La isla de las tentaciones. La modelo canaria, de 22 años, se ha convertido en el objeto de deseo de Adrián Blanch, y su romance "hoy sí, mañana no" está poniendo de los nervios a Noemí Asensi, pareja del concursante, que por venganza se dejó llevar por Napoli; generando el culebrón que mantiene estos días enganchados a los espectadores del reality de Mediaset.
Keyla, actriz y activista LGTB+, es la primera mujer trans que participa en el programa, y su popularidad no ha dejado de crecer desde su primera aparición en el resort. Una fama que no deja de sorprender a la joven, que ya ha tenido que lidiar con una de sus primeras consecuencias: que sus fans lo quieran saber todo sobre ella, llegando al punto de perseguirla para saber dónde vive.
La canaria cuenta con más de 56.000 seguidores en Instagram y supera los 215.000 en TikTok, con todos ellos piropeándola y mandándole mensajes de ánimo a cada paso que da. Sin embargo, la joven relataba hace unas horas a través de sus Stories que había vivido un episodio un tanto incómodo la noche del pasado sábado, cuando descubría que varias personas habían ido hasta la puerta de su casa porque sabían que vivía allí.
"Me paso por aquí para contaros una situación que me acaba de pasar que es literalmente una de las cosas más surrealistas que me han pasado a lo largo de toda mi vida", cuenta la modelo, que asegura que el sábado sus seguidores la sorprendieron gritando su nombre desde la calle donde vive, para que se asomase a la ventana.
A mí esta situación realmente me da miedo, me da pánico
"De repente empezamos a escuchar un montón de voces de chicos y de chicas como en la ventana, miramos las dos a la ventana y escuchamos algo como 'sí, sí, es Keyla y esa es su perra', o algo así y me he quedado en plan de... Yo no me puedo creer que hayan venido a mi casa, que hayan mirado a través de la ventana y que sepan dónde vivo", explicaba, algo temerosa.
Una situación que se repetía al día siguiente, poco antes de que la modelo cogiese un vuelo rumbo a su Canarias natal. En esa ocasión, un grupo de fans la siguieron por la calle hasta su casa, no dudando en golpear el portal cuando la vieron entrar, justo antes de que cogiese el ascensor. El motivo, querían hacerse una foto con la tentadora.
"Esto es surrealista, venía de pasear a Chloe y tomarme un café", cuenta la modelo, "Abro el portal, entro al ascensor y cuando me agacho a quitarle la correa a Chloe, comienzo a escuchar porrazos en la puerta. Siete niños y una chica, gritando desde fuera del portal: '¡Keyla, solo una foto!'. Miro, salgo y les pregunté cómo habían llegado hasta mi casa y me dijeron que me habían perseguido desde que salí del café. Surrealista".
Muy amable, Keyla accedió a hacerse una foto con ellos, pidiéndoles incluso perdón por no haberles escuchado llamarla antes de entrar en casa. La joven canaria quiso insistir en que agradecía todo el amor y apoyo de sus seguidores, aunque sus formas no fuesen las mejores.
"La gente es maravillosa. Que vengan hasta la puerta de mi casa solo para hacerse una foto... De verdad, son maravillosos", insistía.
Muchos de sus seguidores le han advertido más de una vez que no se haga fotos en las inmediaciones de su casa, por lo que pueda pasar; algo que Keyla ahora entiende, pues está muy asustada.
Medalla a la paciencia para Keyla
Legendaria es la paciencia de esta muchacha, pues solo hay que ver cómo está lidiando con Adrián en el reality. Keyla entró soltera, pero pronto se vio cómo su complicidad con Adrián era algo innegable. Una conexión que terminaba en un beso que ponía contra las cuerdas a Naomí, que ejecutaba su propia "venganza" desde los baños de la otra villa.
Eso sí, su incipiente romance podría tener bastantes papeletas para terminar, pues Adrián quizá haya contado algo más de la cuenta sobre lo que pasó bajo las sábanas cuando por fin decidía dejarse llevar por la tentación que suponía la canaria, pues la versión del concursante y lo que contó la modelo no coincidía, precisamente, algo que molestó mucho a Keyla, que le echó en cara que mintiese porque, según ella, no habían tenido sexo.