Dos obsesos del ritmo televisivo, Xavier Sardà y Alfons Arús, siguen dirigiendo sus programas (La gran confusión , en La 1 y Aruseros en La Sexta) con una concepción del compás y del tempo que los mantiene en antena y los convierte en referencia. El caso de Arús tiene mucho mérito: le asignaron la franja tempranera de la mañana, con audiencias decadentes y, con una idea muy concreta de programa, ha propulsado Aruseros hastacifras que ni los más envidiosos podían imaginar. Su modelo de realización es prodigioso. Siguiendo con la metáfora musical, estructura los contenidos de las horas que le toca llenar con una disciplina obsesiva (partitura y compás) y los interpreta con un tempo allegro impermeable a la trascendencia alarmista que provoca la actualidad. De vez en cuando, la mano de Arús, agarrada a la estilográfica-joystick, aparece fugazmente y el espectador intuye que, cuando no lo enfocan, sigue dirigiendo, igual que hacen el Sardà real y el Sardà imitado por Pep Plaza. Ambos compiten a ver cuál es más Sardà (y a veces gana Plaza). Este dinamismo obsesivo, por suerte, tiene disidentes. Albert Pla fue entrevistado en Col·lapse (TV3) y volvió a demostrar que sabe romper y boicotear el compás del género de la entrevista. Sus pausas ponen en evidencia la futilidad de determinados formatos. Y, hasta ahora, el mejor ingrediente del Zona Franca (TV3), Andrés Fajngold, sabotea la aceleración gratuita con un ritardando cargado de comicidad.
LA LENTITUD DEL REINADO. Otro prodigio de tempo y compás: la reina Isabel II. La quinta temporada de The crown (Netflix) cuenta los peores años de la decadencia familiar y la guerra pública entre lady Di y el entonces príncipe Carlos. No hay spoiler posible: tenemos la información y el aliciente consiste en refrescarla y descubrir los matices. El otro aliciente es la forma, con una producción en la que el dinero se nota y en la que los actores defienden con enorme convicción la verosimilitud de sus personajes. Sin embargo, no he podido dejar de pensar que el príncipe Carlos es el inconmensurable Jimmy McNulty de The wire, que lady Di es la magnética Jed Marshall de El inflitrado y que la condesa Mountbatten es la inolvidable Natascha McElhone de Californication. Eso por no hablar de la presencia importante de un duque de Edimburgo tan bien interpretado que casi logra hacerte olvidar que es el mismísimo Jonathan Pryce de Brazil.