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De Londres al Valle de los Caídos

Entender los diálogos de una serie está sobrevalorado. A veces hay suficiente con captar la relevancia a partir de palabras clave, el montaje de la escena y la expresión de los actores, como pasa con Industry de HBO Max. Se ambienta en el mundo de las finanzas de un Londres post-Brexit donde los trabajadores más jóvenes de un banco de inversiones intentan sobrevivir a un entorno tóxico donde la cocaína es el postre de las cenas de empresa y los insultos se aceptan siempre que sepas entender el mercado. Seguro que más de uno, como un servidor, se plantaron ante el piloto y pensaron: “Soy tonto”. Pero la ventaja es que, sabiendo cómo funciona el entorno que retrata, ya se comprende la ansiedad de Harper ( Myha’la Herrold) cada vez que cierra un trato, los apuñalamientos por la espalda y los conflictos sexuales, de amistad y laborales que se derivan de vivir en un submundo capitalista tan inmoral. Es mérito de Mickey Down y Konrad Kay, que hacen lo imposible: una serie tan incomprensible como accesible. Es tentador describirla como una mezcla entre Girls y Succession pero, a diferencia de esta última, que ofreció una temporada irregular el pasado otoño, Industry está en estado de gracia en su segunda en emisión. ¡Qué taquicardias! Desde que el público ignoró la íntima Somebody somewhere a principios de año que no había una serie tan injustamente ignorada en la plataforma.

Y, sin dejar HBO Max, este viernes se acumulan deberes con ¡García! , la adaptación del cómic de Santiago García y Luis Bustos que han ejecutado Sara Antuña y Carlos de Pando. El superagente García ( Francisco Ortiz), creado en un laboratorio del franquismo por un científico nazi, despierta después de pasar medio siglo criogenizado. Desconcertado, se encuentra implicado en una conspiración que investigará con Antonia ( Veki G. Velilla), la becaria de un diario. Es una comedia de acción que se puede interpretar en clave política y cultural: habla de la herencia franquista de una sociedad española que hasta el 2019 aceptaba tener los restos de Franco en el Valle de los Caídos para que los antidemócratas tuvieran un lugar de encuentro y homenaje. Más allá de un discurso presente con sentido del humor, destaca una ejecución impecable que sabe recrear el espíritu aventurero de Indiana Jones y el sentido de la acción del James Bond clásico sin renunciar a tener una identidad propia. Para los que no estén convencidos es muy sencillo: denle una oportunidad porque la serie ya anima desde los primeros minutos.