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Historia de unas Campanadas: la retransmisión más tensa de la TV

Desde 1962

Unos pocos minutos en los que decenas de profesionales aúnan sus esfuerzos para que todos se coman las doce uvas desde sus casas

Anne Igartiburu y Ramón García, dos de los presentadores que más veces han retransmitido las Campanadas en RTVE.

RTVE

Doce meses, doce campanadas, doce uvas. No hay Año Nuevo que no se inicie igual. Esta tradición con orígenes galos y asentada en España desde finales del siglo XIX es indiscutiblemente uno de los instantes más mágicos de la Navidad. El mundo, los hogares, las familias se paran por un momento para escuchar la marcha de unas campanas hacia un esperado punto y aparte. Y la televisión no es una excepción.

Cada año, poco antes de las doce de la noche, en las casas españolas se sintoniza una cadena para vivir junto a los rostros representativos de ese canal este tradicional momento. Y eso desde la pequeña pantalla lo saben. Tanto, que los diferentes grupos audiovisuales maximizan sus esfuerzos para que en esos quince o veinte minutos de retransmisión no falle absolutamente nada. Los telespectadores no se lo perdonarían.

TVE, casi 60 años de Campanadas

En TVE son los más veteranos. La cadena pública adquirió la herencia de la radio en el año 1962 cuando por primera vez los españoles pudieron tomarse las doce uvas con imagen. Así, en singular. Porque aquella prehistórica televisión usaba una cámara fija que enfocaba el reloj de la Puerta del Sol mientras un locutor narraba el momento desde Prado del Rey. No se desplazaba al centro de Madrid.

A partir del 90 sí que nos trasladamos al balón en frente de la Puerta del Sol, el mismo que mantenemos hasta la actualidad”, recuerda Toñi Prieto en conversación telefónica con La Vanguardia, una de las más veteranas de la casa que comenzó su andadura televisiva a mediados de los 70 como ayudante de producción de los programas musicales que los televidentes disfrutaban antes y después de las Campanadas.

“Los años anteriores a los 90 se mandaba una unidad móvil con tres cámaras donde se cogía todo el reloj, el ambiente y el plano general, y desde continuidad en Prado del Rey se hacía la retransmisión, la locución”. Ni siquiera se iluminaba el “pequeño” balcón que año tras año alquilan por un “precio simbólico” para este tradicional momento. Era todo muy “modesto” y eso conllevaba riesgos. “Los locutores no escuchaban. Sí tenían la imagen en el monitor, pero como no estaban in situ el sonido ambiente podía venir con mucho ruido y podía generar confusión”.

Eso mismo es lo que le sucedió a Marisa Naranjo en la Nochevieja de 1989, cuando los españoles se comieron las doce uvas con los cuartos. Fue el último año que se locutó a distancia. Con la llegada de los 90 Martes y Trece estrenaron un balcón por el que han pasado multitud de rostros conocidos de la cadena pública como Anne Igartiburu, Ramón García o el mítico Joaquín Prat. Siempre desde el mismo sitio, siempre desde el mismo balcón.

Solo ha existido una ocasión en la que TVE ha decidido cambiar su localización en estos casi 60 años de Campanadas. Ocurrió en 1973, cuando la Plaza Sant Jaume de Barcelona acogió tal evento. Bueno, y en Canarias a partir de la Nochevieja de 1983. “Fue una petición de Canarias porque lógicamente se sentían un poco desplazados”, recuerda Prieto.

“Tenían que tomar las Campanadas una hora antes y fue una iniciativa del director del centro territorial de allí, que se puso en contacto con Madrid para que les hiciéramos un guiño”, argumenta ésta mientras explica que en el archipiélago sí se varía de localización cada año para “intentar representar a todas las islas”. De este modo la parrilla de TVE quedaba así: programa musical en directo, parón de quince minutos sobre las 23:47h para las campanadas, retorno del programa y conexión con Canarias para esta nueva oportunidad de comer las uvas.

Especial fin de año 1968 en TVE.

RTVE

Eran años de hegemonía de la pública, no existían las privadas y los cantantes lo sabían. “Para ellos era muy importante pasar una Nochevieja en los hogares de todos los españoles”, apunta Prieto, quien vio cómo los managers llamaban a la cadena ofreciendo a sus artistas. Además, lo hacían en directo. “Sería un fraude” haber pensado en grabarlo, sentencia ésta.

“El último que hicimos en directo fue con la llegada de Pilar Miró, en 1986, y éramos unas 140 personas entre el equipo y los artistas”, comenta Prieto al tiempo que ensalza la figura de Fernando Navarrete como realizador de aquellos especiales en los que el día 30 de diciembre se podía sentir ya la tensión durante el ensayo general. Y continúa: “El programa se rodaba desde el Estudio 1 de Prado del Rey y en el Estudio 2 se ponía una mesa con el catering y cenábamos todos allí”. Todo era una bonita noche… hasta que aterrizaron las privadas.

La competencia de las privadas

La llegada de los 90 trajo consigo la inclusión de las cadenas privadas al conglomerado audiovisual español. Y también a las Campanadas. “Fue todo un experimento que no sabíamos si iba a funcionar”, comenta Juan Manuel Ibáñez desde Telecinco, quien estuvo aquel primer año.

“Se necesitó mucho tiempo de preparación” porque “entonces íbamos al remolque del calendario de las instalaciones que tenía que hacer TVE, así que nos tuvimos que anticipar mucho”. En concreto, cosa de un mes. “Ellos [la pública] hacían una obra faraónica en la Puerta del Sol”, por lo que “teníamos el mínimo hueco para hacer el nuestro”.

Por suerte, con el paso del tiempo la tecnología “ha simplificado todo bastante”. “Los equipos de iluminación ya no son tan voluminosos como entonces, aunque sí que se ha burocratizado mucho entrar a la Puerta del Sol en cuanto a permisos”. La fecha clave: 2011. Los atentados del 11M marcaron un punto y aparte en la historia de Madrid, de su seguridad, y también afectó a este evento. “Ha ralentizado todo bastante”.

Desde Antena 3, Javier Fernández, gerente de operaciones en exteriores de la cadena, lo respalda. “A nivel técnico es un programa muy sencillo de hacer porque tenemos cinco cámaras cuando en un partido de fútbol puede haber unas 15”. Sin embargo, “la tensión es grande porque no se puede fallar”.

Triplicando esfuerzos y tensión

En la cadena líder de Atresmedia las medidas que se adquieren son tales que “triplicamos la reserva”. Es decir, “la señal de las Campanadas hacia la televisión, hacia la central, llega por cuatro sitios diferentes cuando normalmente en un programa especial como la Champions lo mandamos por dos”. Y esto que “parece muy bonito”, en realidad, sentencia, “es una locura organizarlo”.

El día 27 de diciembre los equipos de las tres grandes cadenas comienzan a compartir ascensor en el mismo edificio para retransmitir las Campanadas. Todas recogen de la Comunidad de Madrid el sonido de las campanadas que les proporcionan a través de una llamada RDSI [red usada en radio que se transfiere por la red telefónica tradicional y que facilita las conexiones digitales mediante dos terminales conectados], pero cada una monta su correspondiente retransmisión con sus cables, sus adornos para el balcón y sus presentadores.

El año que Telecinco ‘hundió’ las Campanadas

El 28 de diciembre los cables comienzan a descolgarse de los balcones y el 30 cada cadena hace el ensayo general con las preuvas. Pero ¿qué ocurriría si el mismo 31 todo fallase y no se pudiesen emitir las Campanadas? En Telecinco Juan Manuel Ibáñez lo sabe muy bien. Estuvo como realizador en Muxia el año [2002] en el que unos barcos trataron de dar con sus bocinas unas campanadas que llegaron a destiempo.

No había ninguna gana de faltar la realidad ni engañar a nadie, pero era absolutamente imposible salir a la mar en las condiciones climatológicas en las que estábamos”, recuerda éste justificando la Nochevieja más polémica de Telecinco. “Estaba prevista una fuerte marejada de las gordas y lo grabamos por si acaso”, continúa éste, dando gracias a su compañero productor que se le ocurrió esta idea porque no tenían plan B.

Mercedes Milá, presentadora de las Campanadas de Telecinco en 2002. Única imagen proporcionada desde la cadena para ilustrar dicho Fin de Año.

Mediaset

Y eso que lo sabían desde el 30 por la tarde. “No teníamos ningún tipo de recurso visual porque el pueblo no tenía ni campanario”. Por eso el equipo compuesto por unas 45 personas se desplazó a una lonja para sacarlo adelante, aunque la imagen entró sin presentación y unos segundos antes que el resto de cadenas, lo que impulsó la crítica el día después.

“Hubo que tomar una decisión aunque nadie se atrevía”. Por eso la llegada de este 2019 en Telecinco también se vivió con temor. Se realizaron desde Sant Llorenç (Mallorca) e Ibáñez volvió a estar detrás de ellas. Por suerte, en esta ocasión todo salió según lo previsto. Un deseo, el meteorológico, que desde Antena 3 las cuarenta personas detrás del programa también temen. “Uno de los caminos por los que salimos es el satélite y la lluvia es malísima para este tipo de retransmisión, así que cada 31 de diciembre rezo para que no llueva”, confiesa Fernández. Veremos si sus plegarias, la de todos, se cumplen. La cuenta atrás para el Año Nuevo, ahora sí, ha comenzado.