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Una carta, un espejo

REYES MAGOS. Un niño escribe su carta: “Queridos Reyes Magos: Mi cantante preferida era Amy Winehouse, y te la llevaste. Mi actor favorito era Robbin Williams, y te lo llevaste. Mi humorista favorito era Chiquito de la Calzada, y te lo llevaste. Te escribo esta carta para decirte que mi presidente favorito es... Pedro Sánchez”. La escena es de un vídeo humorístico, y concluye con el padre del niño arrebatándole la carta... para llevarla personalmente a Correos, ¡que no se extravíe! El chiste es penoso (por todos conceptos), pero a alguien del Partido Popular le hizo gracia y lo subió al portal del partido. ¡Qué poco exigente con el sentido del humor de los militantes populares! Alguien un poco más fino ha decidido luego retirar el vídeo. Menos mal.., pero haber pedido la muerte del rival político –en público y en un portal oficial, aún siendo en broma y por pocos minutos– delata la actual degradación de las formas en la brega política. Esta degradación sólo engendrará desgracias, dados nuestros atavismos temperamentales, que nos arrastran a la iracundia y la violencia sin que la sangre nos frene. Me remito a lo que don Benito Pérez Galdós escribió en La campaña del Maestrazgo, novela sobre las guerras carlistas (de su serie Episodios Nacionales) que releí anteayer, en el 99 aniversario de su muerte, palabras que puso en boca de su ilustre personaje don Beltrán de Urdaneta, dichas para nosotros, españoles de uno u otro bando: “Y ya no me queda más que deciros que seáis trabajadores, que os procuréis un modo de vivir independiente del Estado, pues si no lo hacéis y os dedicáis todos a ‘figurar’ no formaréis una nación, sino una plaga, y acabaréis por tener que devoraros unos a otros en guerras y revoluciones sin fin. Sed cultos, bien educados, y emplead las buenas formas así en el lenguaje como en las acciones, que la grosería es causante de terribles males privados y públicos. La rudeza y los procederes ordinarios han sido aquí semilla de discordias entre los pueblos, y por esa falta de formas se hacen interminables las guerras, pues la grosería engendra el odio, y el odio nos lleva al salvajismo y a la barbarie”. Parece una carta enviada a los Reyes Magos por don Benito, una carta enviada en 1899. Pobre.

‘BLACK MIRROR’. Una historia sin final es una historia inconclusa. Una historia con finales optativos, lo mismo: ¿cómo acaba la historia, diablos? Homero te contaba el final de una historia junto a la hoguera en la playa, él no te obligaba a elegir entre varios finales. Sí lo hace el capítulo de Black Mirror titulado Bandersnatch: es interactivo, te invita a tomar decisiones. Eso que ya hacemos en la vida diaria, bien lo señaló El jardín de los senderos que se bifurcan, de Jorge Luis Borges... De un relato quiero que me lleve de un punto a otro, y que me conmueva. Quizá por eso me cosquilleó pero no me conmovió Rayuela, de Julio Cortázar. Y por eso en Bandersnatch no hay historia: no la hay porque no hay espectador, pues dejas de serlo cada vez que te animan a trabajar como coguionista.., lo que quiebra esa suspensión de la incredulidad tan innecesaria en un videojuego, tan imprescindible en todo buen cuento. – @amelanovela