Una comensal reprocha a su cita su actitud machista
‘First Dates’
El octogenario espetó: “La mente de la mujer en la casa es lo principal”
El programa de citas de Cuatro, First Dates , recibió a un octognerario de los más especial. Rosario, un jubilado de 86 años, dejaba boquiabierto a la audiencia y hasta a su propia pareja con sus comentarios machistas. ¿Lograría conquistar a Prudencia?
Más allá del encuentro en sí, lo que más llamó la atención a los seguidores del programa fueron los titulares que el propio Rosario dio al poco de sentarse a la mesa. “La mente de la mujer en la casa es lo principal”, soltaba ante la sorpresa de la mujer. Eso sí, la madrileña no dudó en pararle los pies y dejarle claro que ese tipo de actitudes no las iba a consentir.
La cita comenzó con buen pie. Ninguno de los dos octogenarios tenía grandes expectativas en cuanto al terreno sexual. “Yo de sexo nada de nada. Ya se acabó. Ni tenemos edad, ni tenemos nada de nada, y no hay nada que rascar”, aclaraba Prudencia. A lo que Rosario, asintió sin mayor problema.
Sin embargo, todo se truncó con un pequeño gesto: comenzar a pedir la cena. Rosario pretendía que fuese Prudencia quien eligiese su plato, algo que ella se negó. La camarera les echó un cable anotando en la comanda aquello que les podría gustar. Aún así, la octogenaria comenzó a vislumbrar de qué pasta estaba hecho su partener.
“La mente de la mujer en la casa es lo principal”, espetó Rosario, “¿usted sabe la alegría que me daría tener en casa a una mujer como usted para controlarla? Porque las cosas en casa quien las hace es la mujer, yo no hago nada...”. A lo que Prudencia le recriminó: “¿No has hecho nunca nada? ¿No sabes barrer? ¿No sabes coger la fregona?”. “No, no. No lo he hecho. Bueno, ni lo hago”, respondió el jubilado.
Ya ante la cámara, Prudencia dejó claro que: “Entonces, ¿qué coño quieres? ¿Una mujer para servirte? No, hijo, no, eso ya se terminó”. Ante esta premisa fundamental, en la que Rosario mostró un comportamiento machista, la madrileña decidió no concederle una segunda cita. El hombre le pareció “soso, aburrido...muy aburrido”.