Análisis de 'Assassin's Creed Mirage': Una gran aventura en la Bagdad medieval

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El nuevo juego de Ubisoft Burdeos llega este 5 de octubre a PlayStation, Xbox y PC

Jugamos a 'Assassin’s Creed Mirage': La saga estrella de Ubisoft vuelve a sus raíces

Basim regresa de 'Assassin's Creed Valhalla' para protagonizar 'Assassin's Creed Mirage'

Basim regresa de 'Assassin's Creed Valhalla' para protagonizar 'Assassin's Creed Mirage'

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La nostalgia es traicionera y tiende a endulzar todo aquello que acumulamos en la memoria. Recuerdos ficticios que, como un feed de Instagram, solo muestran de lo bueno, lo mejor. Por esto, cuando alguien que me dice que tal o cual cosa es una “vuelta a las raíces”, tiendo a desconfiar. Y Assassin’s Creed Mirage pretende ser justo esto, una “vuelta a las raíces” de la franquicia más importante de Ubisoft. Y, de hecho, lo han conseguido. Pueden estar orgullosos del resultado, aunque esta mirada al pasado llega acompañada de algunas fricciones.

Assassin’s Creed Mirage recupera la ambientación de la primera entrega de la saga, aunque solo sea a nivel estético: regresamos a los imperios árabes de la edad media, concretamente al Imperio Abasida durante el siglo IX. “El culmen de la civilización en esa época, durante la edad oscura de Europa”, asegura el director artístico del juego, Jean-Luc Sala. El protagonista de esta aventura es Basim, un joven ladrón nacido en las calles de Bagdad que entrará en contacto con Los ocultos y ascenderá en la Hermandad.

Esta nueva entrega replica muchos elementos de los primeros Assassin’s Creed y no solo lo hace a nivel formal o con las mecánicas. La historia de Basim es la misma que la de Ezio y también mantiene una estructura muy similar a la de Altair. Basim deberá progresar entre los rangos de la Hermandad, creciendo en fuerza y espíritu, para acabar siendo un maestro asesino. El final de la historia, de hecho, ya está escrito y los jugadores lo conocen de antemano. Basim acabará en Gran Bretaña ayudando a Eivor y su clan de vikingos durante los hechos de Assassin’s Creed Valhalla.

Bagdad, la ciudad de oro

Cuando le pedí a Jean-Luc Sala que me definiera Bagdad en una sola frase me dijo esto: “una ciudad de oro, una ciudad realmente viva”. Pero Sala no se refería solo a los ya clásicos centenares y centenares de personajes que se mueven y deambulan por los mundos ficticios de Ubisoft. La vitalidad de Bagdad también reside en el agua que fluye por casi todas partes y en el verde de las plantas, los campos y los jardines.

La ciudad de Bagdad en 'Assassin's Creed Mirage'

La ciudad de Bagdad en 'Assassin's Creed Mirage'

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Bagdad no es solo polvo y arena – que lo hay – también es comercio, agricultura con regadío, filosofía, arquitectura, matemáticas y grandes inventores. Bagdad, en mitad de la ruta de la seda, era el centro del mundo y Assassin’s Creed Mirage trata de recrear esta visión. Y la palabra “recrear” es importante porque, por desgracia, no queda ningún rastro palpable de esa ciudad de Bagdad.

La historia de Assassin’s Creed Mirage se sitúa justo antes de la revolución Zanj, conocida como la mayor revuelta de esclavos de la historia. De hecho, Basim conocerá a un personaje histórico muy importante: Alí ibn Mohammed, el líder de la revolución. Pues con esta casi guerra civil da comienzo el declive del Imperio Abasida, que acabó junto a la caída de Bagdad ante ejércitos mongoles en 1258. El asedio arrasó la ciudad hasta sus cimientos y, actualmente, no queda ningún rastro de esa Bagdad circular.

Imagen de 'Assassin's Creed Mirage'

Imagen de 'Assassin's Creed Mirage'

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Desde Ubisoft Burdeos – estudio que encabeza el desarrollo – tuvieron que basarse en muchas fuentes documentales y teorías de varios historiadores para imaginar cómo era la Bagdad del siglo IX. El elemento clave de la ciudad era su forma circular con la residencia del Califa en el centro, ya que quería estar a la misma distancia de cualquier punto de la ciudad. Pero muchos otros elementos eran un misterio.

El resultado final es una ciudad viva e inmersiva. Da gusto pasearse por las calles recogiendo fragmentos de códice. Con este coleccionable se desbloquean artículos divulgativos que cuentan parte de la historia, los personajes históricos o la ciudad. Algo que ya se hacía en los primeros Assassin’s Creed.

Imagen de 'Assassin's Creed Mirage'

Imagen de 'Assassin's Creed Mirage'

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¿Qué pasa con el sigilo y el parkour?

Assassin’s Creed siempre ha querido ser una saga de sigilo, pero nunca lo ha conseguido. Y es curioso porque Ubisoft también es responsable de la franquicia Splinter Cell. Ni Ezio ni Altair fueron nunca Sam Fisher. El credo de los Asesinos insta a sus seguidores a apartar su hoja de los inocentes y a moverse entre las sombras hasta alcanzar a su objetivo. Pero, por su diseño, los Assassin’s Creed siempre se han parecido más a un juego de acción que a Hitman. Y Mirage no es una excepción.

Las ideas están ahí, vuelven mecánicas que, sobre el papel, son fantásticas, como el sistema de notoriedad. Pero al final Basim deja un rastro de cientos y cientos de cadáveres acompañando a sus escasos objetivos. El sigilo siempre es una opción, pero parece que, para lograrlo, debes luchar contra el juego. Y no porque sea especialmente difícil. De hecho, recomiendo jugarlo en modo difícil, porque en los otros niveles de dificultad los guardias son demasiado permisivos y, a veces, parece que tienen problemas severos de miopía.

Imagen de 'Assassin's Creed Mirage'

Imagen de 'Assassin's Creed Mirage'

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Volvamos un segundo al sistema de notoriedad: hay tres niveles y, si alguien te ve delinquiendo, sube un nivel. Dependiendo de tu notoriedad, los guardias y los civiles reaccionan de manera distinta a tu presencia. Cuando el rostro de Basim empapela cada pared de la ciudad, los guardias te atacan y la gente te señala al grito de “criminal”. Pero volver al anonimato es tan sencillo como sobornar a un predicador o arrancar tres carteles. Y ya está. Sobre el papel parece funcionar, pero las consecuencias reales de “delinquir” son tan escasas que a la larga dan completamente igual.

Pese a esto, hay muchos momentos en los que el sigilo brilla. Especialmente cuando Basim se camufla entre grupos de civiles, sentado en un banco o rehúye del combate para esconderse entre los toldos de un tejado. Hay fricciones entre los distintos pilares del juego, pero cuando se dan sinergias y funcionan cohesionados, el resultado es increíble.

Imagen de 'Assassin's Creed Mirage'

Imagen de 'Assassin's Creed Mirage'

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Otro de los grandes pilares olvidados en Assassin’s Creed Mirage es el parkour. Sí, como todos los protagonistas de la franquicia, Basim es un experto del parkour. Además, como apuntan desde Ubisoft Burdeos, uno de los atractivos principales de una ciudad como Bagdad es tener muchos edificios juntos y con los tejados planos, cosa que facilita el movimiento. Pero el parkour en Assassin’s Creed Mirage es prescindible y bastante aburrido.

En los primeros Assassin’s Creed tenía sentido correr por los tejados: era la forma más rápida de moverse. La otra alternativa era correr por la calle, donde chocabas con la gente y dabas más rodeos para llegar a tu objetivo. Pero en Mirage puedes ir por Bagdad en camello o corriendo y casi siempre es más rápido que ir por los tejados. Además, entregas como Assassin's Creed Revelations, con el gancho en la hoja oculta, añadían un minijuego en el desplazamiento. Era divertido calcular cuándo debías activar el gancho. Mientras que el parkour de Assassin’s Creed Mirage se resume en pulsar la A – o a X en PlayStation – y mover el stick adelante.

Imagen de 'Assassin's Creed Mirage'

Imagen de 'Assassin's Creed Mirage'

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En los juegos originales, el movimiento se activaba con los gatillos. Desde la base estaba pensado como algo primordial y el combate se relegaba a los botones. Pero Assassin’s Creed Mirage replica el esquema de control de Assassin’s Creed Valhalla. La industria del videojuego tiene mucho que agradecerle a From Software y a Dark Souls, pero no todos los juegos necesitan tener el combate en los botones superiores y los gatillos y otro botón para rodar. Assassin’s Creed Mirage debería soltar el lastre de la acción si realmente quiere ser un buen juego de sigilo.

Y en esta línea hace muchas cosas bien. Las armas ya no son un caos de estadísticas y números, Basim tiene un árbol de habilidades, pero no tiene un nivel específico y los enemigos tampoco. Bagdad es una ciudad abierta y el reto de cada zona depende de la cantidad de guardias y su arquetipo – armas, comportamiento y resistencias – pero no de un nivel arbitrario. Y, por fin, la hoja oculta vuelve a matar de un solo golpe.

Fortaleza de Alamut en 'Assassin's Creed Mirage'

Fortaleza de Alamut en 'Assassin's Creed Mirage'

Ubisoft

Antes criticaba la acción en Assassin’s Creed Mirage, pero lo decía por la contradicción que supone en cuanto al planteamiento del juego. Porque, cuando Mirage abraza la acción y el combate, es muy divertido. Gestionar grupos de enemigos, cuadrar los contraataques y explorar entre las herramientas de asesinos para encontrar la más útil en cada momento es realmente satisfactorio.

La trampa de la nostalgia

Assassin’s Creed Mirage es mejor cuando pierde el miedo a ser único, cuando abraza lo que realmente es: una mezcla entre los juegos clásicos y la generación posterior a Origins. Es fácil entender por qué desde Ubisoft lo venden como una “vuelta a las raíces”. La nostalgia vende y así el márquetin es más llamativo. De hecho, hasta hay un filtro azul para hacer que el juego se vea como el primer Assassin’s Creed.

Imagen del primer 'Assassin's Creed'

Imagen del primer 'Assassin's Creed'

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Pero, si se compara con las entregas protagonizadas por Altair y Ezio, Mirage tiene las de perder. Como decía al principio, la nostalgia es traicionera y, seguramente, ningún Assassin’s Creed me trasladará a esas tardes de instituto en las que saltaba por los tejados de Constantinopla. Y volver a las raíces es más que copiar mecánicas antiguas o elementos estéticos, va más allá de recuperar cosas como el sistema de notoriedad o ambientar el juego en un imperio islámico durante la edad media.

Assassin’s Creed Mirage es de las mejores entregas que ha tenido la franquicia a lo largo de su historia – 13 juegos principales – y es mucho más Assassin’s Creed que cualquier título reciente. Bagdad rebosa pasión y cariño por cada rincón y merece la pena correr por sus calles y sus tejados. No se si Basim está a la altura de los grandes personajes de la franquicia, pero sin duda es un digno heredero del legado de Ezio y Altair.

Assassin’s Creed Mirage llegará a PlayStation 4, PlayStation 5, Xbox One, Xbox Series X|S, PC y plataformas de juego en la nube el próximo jueves 5 de octubre.

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