La ciencia detrás de los succionadores de clítoris: así funciona la industria de los juguetes sexuales

Womanizer

Visitamos la sede principal de Lovehoney Group, una de las mayores empresas del sector

La ciencia detrás de los succionadores de clítoris: así funciona la industria de los juguetes sexuales
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Los succionadores de clítoris han puesto patas arriba no solo el mercado de los juguetes sexuales

El trío conformado por el sexo, el amor y la robótica lleva tiempo siendo un tema que da que pensar. E.T.A. Hoffman escribió a comienzos del siglo XIX, cuando eran difícilmente imaginables los robots, un cuento que lo cambió todo: El hombre de arena. En el que los autómatas con sentimientos amorosos hacen por primera vez acto de aparición.

Una tendencia que ha seguido en la literatura y en el cine con los famosos replicantes. Ideados por el novelista Philip K. Dick y llevados al cine por los directores Ridley Scott y Denis Villeneuve en Blade Runner y Blade Runner 2049. En esta última película Joi, la inteligencia artificial en forma de holograma para hacer el amor con John, su pareja replicante, usa los servicios de otra replicante. Una retorcida paradoja.

El sexo de los robots

Lovehoney

Un juguete sexual durante el proceso de diseño  

Manuela Martínez Romero

También  Steven Spielberg también tocó de lleno el tema en A.I. Artificial Intelligence. En la trama uno de los mecha, el nombre dado a los seres artificiales que aparecen en la película, se dedica a dar placer sexual a humanos y es uno de los personajes principales de la trama. Esta en gran medida gira en torno a los sentimientos amorosos de estas imitaciones de las personas reales.

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Pero los robots, al menos tal y como los entendemos en la cultura pop, no han llegado ni está claro si llegarán en algún momento a nuestras casas y a nuestras camas. Tampoco sabemos si nos acabaremos enamorando de una inteligencia artificial, como sucede al protagonista de la película Her. Pero lo que si es un hecho es que millones de máquinas para provocar orgasmos se han vendido ya en todo el mundo.

Lovehoney

el Womanizer ahora es uno más de los numerosos productos que fabrica Lovehoney 

Manuela Martínez Romero

Los succionadores de clítoris han puesto patas arriba no solo el mercado de los juguetes sexuales. Han cambiado incluso la forma de practicar el sexo. Para comprender mejor la industria de estas máquinas visitamos la sede en Berlín de Lovehoney Group. Una de las mayores del mundo.

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Lovehoney es la propietaria del Womanizer, el primer succionador de clítoris. Creado en 2014. Un producto que revolucionó la vida sexual de millones de mujeres en todo el mundo. Aunque curiosamente fue ideado por un hombre.

Lovehoney

El empoderamiento femenino es una de las cosas que promueve una empresa  tan orientada a la mujer 

Manuela Martínez Romero

Los succionadores de clítoris, el producto estrella del sector

El inventor Michael Lenke lo desarrolló a partir de leer un artículo sobre los problemas de algunas mujeres para lograr un orgasmo. Hasta ese momento los vibradores eran el principal juguete sexual, pero nadie había pensado en un artilugio sin forma de pene que pudiese provocar placer.

Este inventor de Baviera creó varios prototipos que fueron probados por su mujer hasta que logró por fin el Womanizer definitivo. Aunque la historia de este producto tiene algo amargo para su creador. Pues su gran competidor, el Satisfyer, ha logrado ensombrecer al Womanizer en muchas partes del mundo. A pesar de todo se han vendido 7 millones de unidades del invento de Michael Lenke.

Lovehoney

Impresoras 3D con las que se materializan las primeras versiones de los juguetes sexuales que salen de la mente de los diseñadores 

Manuela Martínez Romero

En 2017 Johannes Plettenberg, actual director ejecutivo del grupo Lovehoney, compró Womanizer a su creador. Poco a poco Plettenberg adquirió varias empresas de productos eróticos y funda WOW Tech, la empresa que se fusionaría hace un año con Lovehoney. Esta fusión ha convertido a Lovehoney Group en una de las principales empresas de productos sexuales del mundo.

Por lo que hemos podido comprobar la mayor parte de su plantilla en Berlín es joven y predominan las mujeres. En su sede principal trabajan 176 personas de las casi 1.000 que trabajan para el grupo Loveney en todo el mundo. Por sus pasillos se entremezclan toda clase de gente: desde diseñadores de juguetes sexuales hasta empleados que trabajan en varios laboratorios dónde se crean prototipos de artilugios sexuales.

Juguete sexual masculino

Uno de los juguetes sexuales masculinos que ha producido Lovehoney 

Lovehoney group

Pudimos conversar con trabajadoras de Lovehoney que trabajan en las sedes de lugares tan remotos como Hong Kong o Australia. De hecho, los empleados de esta empresa son de más de 40 nacionalidades. En los paseos que realizamos por estas oficinas, ubicadas en el antiguo Berlín oriental, tiene cierta gracia ver cosas como las máquinas que se usan para comprobar la resistencia de los productos.

Eso sí, apenas pudimos fotografiar o filmar los productos en desarrollo. Aunque los vimos de todo tipo: algunos eran simplemente moldes sacados de una impresora 3D y otros estaban más o menos operativos. La sombra de Satisfyer es alargada y ha provocado varios litigios legales. Seguramente a eso se debe el celo con el que Lovehoney esconde sus futuros productos.

Lovehoney

Uno de los laboratorios en los que se hacen tests de los nuevos productos 

Manuela Martínez Romero

Hay mucha investigación detras la industria del orgasmo. Y por si alguien se lo pregunta también hay muchas personas encargadas de testear estos productos antes de que lleguen al mercado. Como nos explicaron en el encuentro para la prensa internacional que se desarrolló durante nuestra visita.

Un inmenso catálogo enfocado al placer femenino

El MasturbaTEAM, el nombre no puede ser más claro, involucra a mucha gente que trabaja en Lovehoney. Pero las personas dedicadas a testear los productos que provocan orgasmos son muchas más: 17.000 en todo el mundo según los datos que nos proporcionan. Cualquiera puede afiliarse a este programa para mejorar los orgasmos producidos con máquinas.

Lovehoney

Uno de los ingenieros de Lovehoney explicando cómo se diseñan los nuevos productos 

Manuela Martínez Romero

El catálogo de productos de la empresa es apabullante. En esta sede podemos observar muchas de las máquinas que han creado para el placer femenino y en menor medida para el masculino. Como se puede ver en el vídeo que acompaña a estas líneas, algunos son verdaderamente llamativas.

Muchos de estos juguetes quieren romper con la sensación de soledad que acompaña a esta clase de productos. Por lo que cuentan con conexión a la red para ser operadas a distancia por otra persona. Aunque, claro, no está escrito en ninguna parte que un succionador de clítoris o un dildo tengan que ser usados en solitario.

Lovehoney

En la nueva sede Lovehoney de Berlín trabajan 176 personas de las casi 1.000 con las que cuenta la empresa repartidas por todo el mundo 

Manuela Martínez Romero

La empresa está haciendo esfuerzos por crear succionadores de pene para hombres. Su apariencia es extraña. Parecen un altavoz de un asistente de Google o de Amazon cuando están cerradis. 

Pero en realidad la empresa mantiene un discurso en el que busca promover el empoderamiento de la mujer. Lovehoney, a pesar de la multitud de marcas con las que comercializa productos, que también incluyen vestimenta erótica o artículos para practicar el bondage, es un ejemplo de cómo la industria mundial dedicada a los productos dedicados al placer sexual ha cambiado radicalmente. 

Entre otras cosas porque muchos de los artículos que comercializan han rebasado las fronteros de los sex shops. Pero sobre todo porque es una empresa tecnológica claramente orientada hacia las mujeres. Algo que la hace una rara avis.

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