La maldad jamás descansa ni tampoco respeta la Navidad. De ahí que, bajo esta máxima, sean muchos los criminales que aprovechen los momentos más extraordinarios de estas fechas para aliviar las pulsiones sexuales más atroces, dar rienda suelta a sus fantasías más depravadas y acometer los asesinatos más viles que se puedan imaginar.
No hay nada más bizarro y aterrador que un asesino en serie agazapado entre las sombras esperando a su presa, Pero, ¿y si el peligro acecha en plena celebración familiar? Las siguientes historias dan buena cuenta de lo abominable del ser humano incluso durante las Pascuas.
El asesino vestido de Papá Noel y la matanza de Navidad
Bruce Pardo
Sonó el timbre y la pequeña Katrina corrió a abrir la puerta: era Nochebuena y estaba muy emocionada, porque Santa Claus no tardaría en llegar con los regalos. ¡Y allí estaba, el mismísimo Papá Noel en persona! Quiso echarse a sus brazos, pero aquel hombre sacó una pistola y la disparó directamente a la cara.
Después, entró en el salón y mientras que con una mano disparó contra todos los presentes (unas 25 personas, entre ellas su exmujer Sylvia); con la otra, prendió fuego a la casa con un lanzallamas. “Están disparando a toda mi familia”, logró decir una de las supervivientes cuando llamó a emergencias.
El responsable de la matanza, Bruce Pardo, conmocionó a toda la región de Covina en Navidad. No solo por esconderse bajo la identidad del mítico personaje navideño, sino por perpetrar una de las venganzas más horribles contra la que, hasta hacía poco, era su familia política. Murieron nueve personas.
El matrimonio de asesinos y sádicos sexuales que raptaba adolescentes
‘Barbie y Ken’
La noche del 23 de diciembre, la pareja visitó a la familia de Karla para festejar la llegada de la Navidad. Todo era fiesta y alegría en aquella casa, aunque en apariencia, porque mientras Paul distraía a los padres y a las hermanas, Karla vertía el tranquilizante en la bebida de Tammy, su hermana pequeña. Al final de la noche, todos se marcharon a dormir excepto los criminales y la víctima, que comenzaba a sentirse aletargada.
Para potenciar el efecto del anestésico, Karla empapó un trapo con otro sedante y lo presionó contra la nariz y la boca de su hermana. La adolescente perdió el conocimiento y la pareja la llevó en volandas hasta el sótano. Allí la desnudaron y Paul comenzó a violarla salvajemente mientras Karla lo grababa todo en vídeo, pero sin percatarse de que Tammy se estaba ahogando con su propio vómito. Para cuando se dieron cuenta, ya estaba muerta.
Antes de avisar a los padres y de llamar a emergencias, Paul y Karla limpiaron la escena del crimen, vistieron a la joven y la llevaron a su dormitorio. Los médicos concluyeron como causa del deceso la asfixia provocada por el vómito debido a la ingesta masiva de alcohol. Por tanto, todo quedaba en una muerte accidental. En ningún momento tuvieron en cuenta las quemaduras en su rostro provocadas por el anestésico.
La escala de violencia no cesó aquí. Dos semanas después del funeral de Tammy, los depredadores secuestraron a otra menor, a la que llamaron la “niña de enero”, para violarla y registrar sus depravaciones en vídeo. El violador de Scarborough y su novia agredieron sexualmente a una treintena de mujeres.
El ‘Terminator de Ucrania’ y la masacre de Nochebuena: “Seguiré matando”
Anatoly Onoprienko
La familia Zaichenko se disponía a recoger la cena de Nochebuena cuando alguien irrumpió violentamente en la casa con una escopeta. El individuo, un varón joven de ojos azules, descerrajó varios tiros al padre mientras perseguía a la madre por el pasillo. La mujer, presa del pánico, terminó arrodillándose a modo de súplica, pero no logró ablandar el corazón del asaltante. Este la apuñaló varias veces hasta matarla.
Acto seguido, asesinó a los dos niños y prendió fuego a la casa. Solo tenía un objetivo aquella noche: robar joyas y objetos de valor. Nada más. Un modus operandi por el que nuestro protagonista, Anatoly Onoprienko, fue apodado el Terminator de Ucrania o la Bestia de Zhitomir. Se trata de uno de los asesinos en serie más temidos del país ruteno con 52 muertes a sus espaldas.
La ‘Bestia de Manchester’ y su extraña ‘firma’ en las víctimas
Trevor Hardy
El 31 de diciembre de 1974, la víspera de Año Nuevo, Janet Lesley Stewart, de 15 años, salió de casa para encontrarse con su novio, aunque jamás llegó a la cita: Trevor la asaltó en la calle y, tras violarla salvajemente, la apuñaló en la garganta y le robó un anillo. Aquel fue su primer trofeo.
Después, la enterró en un pozo próximo al área de Newton Heath, al que regresó las siguientes para mutilar el cadáver en plena noche y esparcir sus partes en otros lugares de la ciudad.
Mientras la familia y la policía buscaban a la adolescente desaparecida o alguna pista sobre su paradero, Trevor Hardy, la temida Bestia de Manchester, arrojó su cabeza a un lago cercano. Aquello solo era la antesala de lo que vendría después: dos crímenes aún más atroces, en los que arrancó a mordiscos los pezones de las víctimas para guardárselos a modo de trofeo. Aquella se convertiría en su seña de identidad.