Ronald Dominique, de inofensivo imitador de Patti LaBelle a sádico asesino en serie gay

Las caras del mal

El bautizado como ‘estrangulador del pantano’ violó, torturó y mató a 23 hombres y niños en 9 años

Ronald Dominique, de inofensivo imitador de Patti LaBelle a sádico asesino en serie gay

Ronald Dominique, de inofensivo imitador de Patti LaBelle a sádico asesino en serie gay

LVD

Ya había anochecido y un vehículo se detuvo junto a David al lado del arcén. El menor hacía autostop para regresar a casa tras acudir a una fiesta de cumpleaños y se le había hecho tarde, así que Ronald lo vio, bajó la ventanilla y le animó a subir. La apariencia bonachona de aquel hombre le hizo confiar y no dudó en aceptar la invitación.

Minutos más tarde, el conductor se desvió del camino, golpeó y ató al joven, después lo agredió sexualmente y terminó por estrangularlo. Una vez cometido el crimen, aquel individuo bajito y con sobrepeso aparentemente inofensivo tiró el cuerpo en la zanja de un cañaveral y huyó. Los siguientes años, el bautizado como el estrangulador del pantano, un peligroso asesino en serie gay, aterrorizó al estado de Luisiana con 23 víctimas a sus espaldas.

Marginado social

Ronald Joseph Dominique nació el 9 de enero de 1964 en Thibodaux (Luisiana, Estados Unidos) como el benjamín de una familia modesta con pocos recursos económicos y seis hijos. De hecho, los Dominique residían a las afueras de la ciudad, en una comunidad de casas móviles o parque de caravanas, una forma de vida que nuestro protagonista mantuvo siendo adulto.

Durante su infancia y adolescencia, sus conocidos le recuerdan como un niño pesimista y taciturno, con dificultades claras de comunicación y socialización. Además, Ronald tenía una baja autoestima, en parte también por sus problemas de sobrepeso, lo que lo convirtió en el blanco fácil de las mofas y el acoso por parte de sus compañeros. Tanto es así, que era una especie de marginado social cuya única afición era cantar en el coro del colegio.

Ronald Dominique, de joven

Ronald Dominique, de joven

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Ronald consiguió graduarse en el instituto e iniciar sus estudios universitarios en informática, pero terminó por dejarlo por falta de motivación. No había nada que le interesase. Todo ello coincidió con su salida del armario: había descubierto que era gay. Sin embargo, siempre lo preservó en la intimidad, ya que, al sincerarse con determinados compañeros, se topó con el rechazo como respuesta. De ahí su doble vida, en la que, al caer la noche, actuaba en los bares gais de la localidad disfrazado de la cantante Patti Labelle.

Pero bajo su aspecto rechoncho, bonachón y aparentemente inofensivo se escondía un criminal en potencia. Ronald fue detenido en junio de 1985 por acoso sexual telefónico y tuvo que pagar 75 dólares de multa. Después, llegaron siete arrestos más, entre ellos, delitos por exceso de velocidad y conducir en estado de ebriedad. Todo ellos fueron subsanados también previo pago de sanción.

Ronald Dominique, a la derecha, vestido como Patti Labelle

Ronald Dominique, a la derecha, vestido como Patti Labelle

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El 25 de agosto de 1996, Ronald tuvo que enfrentarse a su primer cargo por violación forzada. Al parecer, había invitado a un hombre a su casa y había intentado atarlo; cuando la víctima se negó, Ronald se puso violento y el hombre huyó saltando a través de la ventana. Varios vecinos fueron testigos de los hechos y la policía procedió a su detención.

Sin embargo, como la víctima no se presentó al juicio, el tribunal tuvo que dejarlo en libertad y Ronald tomó una drástica decisión: jamás dejaría viva a una de sus víctimas. Así comenzó una cacería que se prolongó nueve años y arrebató la vida de 23 personas, entre hombres y niños.

La cacería

El asesino en serie tenía un perfil claro de víctima: elegía a hombres y niños, de entre 16 y 40 años, principalmente afroamericanos y marginados sociales e indigentes, porque, en su opinión, nadie los echaría de menos. Es decir, quería evitar denuncias por desaparición. 

En algunos casos, las víctimas eran hombres homosexuales, a los que conocía en bares de ambiente o en la calle, y a los que invitaba a su casa rodante bajo la promesa de alcohol, drogas o alojamiento a cambio de sexo.

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En otros, los hombres y menores no pertenecían a la comunidad gay, así que les mostraba fotos de su supuesta esposa, una mujer de lo más atractiva y dispuesta a tener sexo en grupo. Con esta invitación y ante la apariencia benévola de Ronald, algunos de ellos cayeron en la trampa.

Las víctimas asesinadas por Ronald Dominique, el 'estrangulador del pantano'

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Una vez en la casa, el criminal les proponía un juego de bondage con ataduras y daba comienzo la tortura. Aquel “don nadie”, como le describió el sheriff Jerry Larpenter, se sentía poderoso cuando amarraba a sus víctimas. “Una vez que les ponía esas cuerdas, eran suyos”, explicaba el policía.

A continuación, Ronald los violaba, torturaba y estrangulaba. Después, se deshacía de los cuerpos arrojándolos semidesnudos en zonas rurales remotas de seis parroquias cercanas. Los asesinatos se produjeron entre julio de 1997 y octubre de 2006.

La policía recupera el cuerpo de una de las víctimas de Ronald Dominique

La policía recupera el cuerpo de una de las víctimas de Ronald Dominique

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Ante el hallazgo de tal cantidad de cadáveres en la zona -todos ellos con signos de estrangulamiento o asfixia, y con indicios sutiles de esclavitud-, la Policía Estatal de Luisiana creó un grupo de investigación e inició un dispositivo de búsqueda para encontrar al asesino. Sin embargo, los investigadores jamás tuvieron en el punto de mira a Ronald: su aspecto aparentemente noble y su doble vida consiguió engañarlos.

Solo un testimonio apuntó al verdadero culpable y dio por terminado el reinado del terror del estrangulador del pantano. Se trataba de Ricky Wallace, un exconvicto que vivía en un refugio para personas sin hogar, que contó a su oficial de libertad condicional un incidente preocupante ocurrido en noviembre de 2006.

Ataduras en las víctimas de Ronald Dominique

Ataduras en las víctimas de Ronald Dominique

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Según su testimonio, Ronald le ofreció drogas y mantener relaciones sexuales con una chica, así que aceptó. Cuando estaban en la caravana, el asesino le convenció para participar en un juego de sumisión donde tenía que ser atado para disfrute de su novia. Aquello no gustó nada a Ricky, que le pidió marcharse. Ronald no se opuso.

El relato del exconvicto chirrió al funcionario e informó a las autoridades, que procedieron a visitarlo y a pedirle una muestra de ADN. Ronald aceptó y, unos días más tarde, fue detenido. Era el 1 de diciembre de 2006 y su material genético lo vinculaba con, al menos, dos asesinatos. La coincidencia era clara, era el asesino que buscaban.

Al infierno

Durante el interrogatorio en sede policial, Ronald se mostró colaborativo y confesó todos los crímenes, un total de 23. A decir verdad, describió los hechos pormenorizadamente y con detalles que solo conocían los investigadores. “Su confesión fue adecuada, precisa y directa”, comentó uno de los oficiales al frente del caso.

Sobre la motivación de la veintena de asesinatos, Ronald fue muy claro: tenía miedo de ir a la cárcel por violación, por lo que mató a sus víctimas para silenciarlas y que nadie lo delatara. Los investigadores pudieron acusarlo de ocho cargos adicionales de asesinato en primer grado y de violación agravada por el asesinato por estrangulamiento de nueve hombres.

Ronald Dominique, una vez detenido

Ronald Dominique, una vez detenido

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Durante el juicio, celebrado en septiembre de 2008, el ayudante del fiscal Mark Rhodes se refirió a Ronald Dominique en los siguientes términos: “Las vidas de ocho jóvenes fueron arrebatadas a estas familias por las acciones del acusado. No sabía nada de ellos ni de sus familias y mató insensiblemente a las víctimas y dejó como legado toda una vida de dolor”.

El sufrimiento afloró durante la lectura del veredicto cuando el hermano de una de las víctimas gritó sobre el acusado: “¡Espero que arda en el infierno!”. El tribunal encontró culpable de todos los cargos al estrangulador del pantano y lo sentenció a ocho cadenas perpetuas consecutivas sin posibilidad de libertad condicional. Actualmente, Ronald permanece en la Penitenciaría Estatal de Luisiana. Tiene 60 años. 

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