La Policía Nacional detuvo la semana pasada en su domicilio de Sant Adrià de Besòs a un joven de 20 años acusado de abusar sexualmente de una menor, así como de producir y distribuir pornografía infantil. El detenido, en prisión tras su arresto, admitió los hechos y relató a los investigadores que aprovechaba los ratos que pasaba al cuidado de la menor, de tres años y vecina de su bloque, para abusar sexualmente de ella y grabar las escenas. Unas imágenes que después compartía con otros pedófilos.
La investigación la arrancó Google, la compañía que de un tiempo a esta parte examina de forma aleatoria el contenido de la nube, en búsqueda precisamente de contenidos prohibidos. Google descubrió unas imágenes en las que aparecía una niña menor que era abusada sexualmente. Esas imágenes se denunciaron a la Oenegé norteamericana especializada en este tipo de delitos Centro Nacional para menores Desaparecidos y Explotados de los Estados Unidos.
Una policía nacional junto al detenido por abusos sexuales y pedofilia la semana pasada, en Sant Adrià de Besòs
A partir de ese momento el recorrido fue sencillo. La oenegé comprobó que el IP del ordenador desde el que se habían subido las imágenes a la nube de Google estaba ubicado en España, en Catalunya y concretamente en la localidad de Sant Adrià. Enviaron la alerta a la comisaría general de policía judicial de la Policía Nacional, que puso a trabajar a sus especialistas en delitos telemáticos de la brigada central de investigación tecnológica.
La silla
En las imágenes aparecía una silla muy característica que los policías localizaron en la casa del detenido
Esos policías tienen un archivo mental en sus cabezas y físicos en sus dependencias sobre imágenes pedófilas que en ocasiones circulan y se repiten en cuanto salta la alerta en los buscadores de Google. En este caso las imágenes resultaban completamente nuevas para los investigadores que las visionaron. Y empezaron a trabajar contrareloj para ubicar a su autor, y especialmente, para comprobar si se habían grabado recientemente y si la menor continuaba en peligro.
En colaboración después con la brigada de la policía judicial de Barcelona y la comisaría de Sant Adrià de Besòs, los investigadores irrumpieron en el domicilio del joven de 20 año, tras una autorización judicial. Confesó todo desde el minuto uno. Contó que la menor era la hija de una vecina de su mismo bloque que le confiaba la niña cuando la mujer se tenía que ir a trabajar. Y esos ratos la grabó.
En las imágenes aparecía una silla muy característica, con unas señales y marcas. Un mueble que los investigadores localizaron en la casa del detenido, donde además identificaron huellas del sospechoso, incrementando más si cabe, la prueba contra el sospechoso. Los investigadores analizaron el teléfono móvil del pedófilo con el que aseguró haber fotografiado a la menor y en el que guardaba además cientos de archivos de pornografía infantil. La detención se realizó en la calle Velázquez, en el barrio del centro de la localidad, muy cerca del ayuntamiento de la localidad.