En Podría destruirte de HBO, Arabella (Michaela Coel) vuelve de Italia, dejando atrás a su amante italiano estacional, y debe entregar a la editorial el archivo de su novela que ni tan siquiera tiene acabada. Pero, como tiene menos ganas de trabajar que un servidor a la hora de la siesta, acepta tomar una copa con unos amigos. ¿No es una buena forma de airear las ideas? Unas horas más tarde, se da cuenta que no se acuerda casi nada de su noche.
Michaela Coel, que escribe y protagoniza la serie, se encuentra más que cómoda en el molde televisivo de la comedia de autor y episodios cortos. Ese estilo de comedia que nunca sabes hasta qué punto puede virar hacia el drama. En el caso de Podría destruirte, te divierte durante unos minutos y sobre todo te seduce con el rollo que tiene la autora para colocarte al instante en su mundo. Es millenial, es tecnológica, es negra, es estupefaciente y es desenfadada. Y, antes de terminar el primer episodio, hace honor a su título: te destruye.
El motivo por el que te destruye quizás haya lectores que no quieran saberlo. Pueden dejar de leer y así no sabrán la temática de la serie, la que se utiliza para vender la serie porque es muy potente y permite diferenciar la obra en el superpoblado terreno de las comedias autorales.
Y es que Podría destruirte es una serie sobre el consentimiento y lo que te presenta al final del primer episodio es una protagonista medio amnésica que se da cuenta que ha sido drogada, violada y que quiere reconstruir los hechos de esa noche para entender lo que le ha sucedido o incluso si su amigo tiene algo que ver con su agresión.
Michaela Coel, que ya había creado y protagonizado 'Chewing Gum', se inspira en una vivencia suya”
Coel se inspira en una vivencia suya. Cuando estaba preparando la segunda temporada de Chewing Gum, que los espectadores pueden encontrar en Netflix, quiso tomarse un descanso y salió de fiesta con un amigo. Le metieron algo en la bebida sin que se diera cuenta, perdió la capacidad de valerse por si misma o controlarse, y a posteriori tuvo flashbacks que le hicieron tomar conciencia que había sido víctima de una agresión sexual.
La serie no es una anécdota que provoca una admiración absoluta hacia su creadora. Coel te atrapa incluso antes de proponerte el conflicto, el trauma y la temática del consentimiento por la atmósfera, la música (suena hasta Rosalía), por la capacidad de soltarte en mitad de su mundo y entender rápidamente quién es ella y la relación que tiene con sus amistades, porque no puedes disociar el guión del hecho que Coel es una mujer afrodescendiente en el Londres actual. Se le buscan paralelismos con Phoebe Waller-Bridge y tienen razón, al fin y al cabo ambas son británicas y saben sacar humor del trauma, pero no me puedo quitar de la cabeza que también es la versión británica de Insecure de Issa Rae.
No puede ser fácil escribir un relato que te toca tan de cerca moviéndote en un terreno entre la comedia y el drama, mezclado con el misterio, con generosidad hacia los secundarios, teniendo bien cogido el pulso a la comunidad y la generación que retratas, y utilizando este cóctel para profundizar en una cuestión tan actual como la importancia del consentimiento y cómo las líneas se pueden borrar sin que te des cuenta.