La Promesa ha vuelto un día más a la pequeña pantalla con un episodio de lo más emocionante. En la última entrega de la serie de La 1 de Televisión Española, el esperado traslado de Jana a la planta noble de La Promesa finalmente se produce, pero desde el primer instante queda claro que no será la experiencia que ella imaginaba.
Mientras tanto, Catalina pierde la paciencia con Pelayo por su indecisión respecto a su futuro, aunque es Martina quien toma las riendas y presiona al conde para que defina de una vez si habrá boda con su prima. Las tensiones en el ambiente reflejan la complejidad de las relaciones en el palacio, mientras cada personaje enfrenta sus propias luchas y decisiones.
En otro frente, la partida de Rómulo convierte su despedida en un momento profundamente emotivo, tanto para él como para quienes han trabajado a su lado. Paralelamente, Samuel, quien intenta adaptarse a su nueva vida en La Promesa, comienza a despertar desconfianza en el servicio, especialmente cuando María Fernández lo sorprende sustrayendo un crucifijo de la zona noble.
Por su parte, María, tras romper su relación con Salvador, decide aceptar un encargo importante: ayudar a Manuel en su esfuerzo por facilitar la transición de Jana a la planta noble, intentando hacer más llevadera esta complicada etapa para la joven.
Avance del capítulo 466
En el próximo capítulo de La Promesa, el robo del crucifijo por parte del padre Samuel ha causado revuelo en La Promesa, movilizando a todos los empleados en su búsqueda. María Fernández, quien sabe la verdad, se mantiene en silencio, incapaz de revelar que el culpable es el sacerdote.
Este suceso ha añadido tensión al ambiente, mientras otros dramas se desarrollan en paralelo. Pelayo, tras una intensa reconciliación con Catalina, decide avanzar con los planes de boda cuanto antes.
Por su parte, Petra y Martina han encontrado un enemigo común en el conde de Ayala, y ahora conspiran juntas para destruir al hombre que tanto daño les ha causado. Martina, además, ha descubierto la verdad sobre la paternidad de Feliciano, añadiendo un nuevo motivo para enfrentarse a él.
Mientras tanto, Jana da el paso de instalarse en la zona noble de La Promesa, recibiendo un cálido y ostentoso recibimiento por parte de la familia Luján. Sin embargo, la joven, abrumada por el cambio, apenas se siente capaz de abandonar su habitación, lo que desata la furia de Cruz.
Determinada a someter a Jana, la marquesa toma medidas para intensificar la presión, con la clara intención de desgastarla emocionalmente y ganar terreno en su enfrentamiento. La aparente hospitalidad de la planta noble se convierte rápidamente en un nuevo campo de batalla lleno de intrigas y manipulaciones.