Solo asesinatos en el edificio, como es costumbre, puso a los personajes protagonistas contra las cuerdas en el último capítulo de la cuarta temporada ya emitido en Disney+. El asesinato, como es costumbre, se resolvió y se presentó el misterio a investigar el año que viene. Y, también como es costumbre, se introdujo un personaje nuevo para despertar la curiosidad del público y generar expectación, aprovechando que el equipo creativo es fiel y trabajador y en menos de un año seguramente tendremos nuevos episodios.
Pero, como no se puede comentar nada sin entrar en terreno espoileroso, he aquí un análisis del final de la cuarta temporada solo apto para quienes hayan visto el desenlace:
¿Quién mató a Sazz Pataki?
La profesional de escenas de acción, interpretada por Jane Lynch, sirvió para mantener el tono nostálgico de la comedia, siempre con un pósito de melancolía entre chistes, gracias a su relación con Charles-Haden Savage. Eso sí, los espectadores más seriéfilos quizá debían imaginar que el actor Jin Ha no podía haber fichado solo para interpretar a un guionista poca cosa: se encuentra en un muy buen momento profesional con Pachinko y, si participaba en Solo asesinatos en el edificio, significaba que le tocaba tener su momento.
Como Rex Bailey o Marshall P. Pope resultó ser un discípulo de Sazz que, tras leer el guion que ella había escrito sobre Charles, Mabel y Oliver, sintió tanta envidia que vendió el proyecto como suyo y mató a Sazz para atribuirse la autoría. Por lo tanto, Hoffman como showrunner nos hizo dar vueltas alrededor del edificio Arconia, con la presentación de los Westies, para replegarse en los últimos episodios con una resolución mucho menos rebuscada.
Esto es Solo asesinatos en el edificio: un divertimento para todos los integrantes donde el viaje es solamente un juego en el que invitan a participar a actores con quienes les apetece trabajar como Eva Longoria, Molly Shannon, Eugene Levy o Zach Galifianakis. Cómo no se puede admirar esta filosofía cuando permite tener una pelea física entre Meryl Streep y Melissa McCarthy, posiblemente una de las mejores actrices de comedia de su generación (con Kristen Wiig y Octavia Spencer) a pesar de su mediocre trayectoria cinematográfica.
El retorno de Jan
En esta línea tenemos el retorno de Amy Ryan como Jan Mellows. ¿Quién puede criticar a los guionistas por sacarse un as de la manga en el último momento cuando el trío protagonista está contra las cuerdas en el antiguo piso de Milton Dudenoff? El disparo de Jan (con guiño incluido), que llevaba todo este tiempo escondida en los pasillos del Arconia, era la guinda del pastel de este modus operandi basado en la diversión.
Y, si alguien podía tener reservas por estos volantazos a conveniencia en una comedia que se toma en serio las emociones y los conflictos de los personajes pero nunca el misterio principal, se justificó su aparición con un diálogo de comedia brillante: el flirteo entre Jan y Charles incendia la pantalla con química y humor. Funcionan tan bien (y Amy Ryan está tan desatada) que, cuando la oboísta dice que son “endgame” (o sea, que son la pareja definitiva), uno no puede hacer otra cosa que desearlo, a pesar de que sea una psicópata.
Meryl Streep se queda
El showrunner precisamente contaba el otro día en una entrevista que Meryl Streep estaba profundamente agradecida a la serie por escribirle una historia de amor poco probable para una actriz de su edad (y que se ha traducido a la vida real con su romance con Martin Short). Esto explica el acontecimiento del final: la boda entre Loretta y Oliver.
El guion podía tantear la idea de que su cadáver aparecería en cualquier momento para dar impulso a la siguiente temporada. Después de dos temporadas en nómina, uno pensaría que Streep ya querría emanciparse de este universo de ficción. Pero, con un espíritu juguetón que no exhibe desde Mamma Mia, protagonizó una boda en el patio del Arconia y salió ilesa de la despedida (eso sí, teniéndose que ir a Nueva Zelanda por trabajo).
Y llegan Téa Leoni y un nuevo cadáver
Finalmente, hubo dos anticipos de la quinta temporada. La primera es la llegada de Téa Leoni como Sofia Caccimelio, una mujer con lazos con el crimen organizado de Nueva York, que quiere contratar los servicios de Charles, Mabel y Oliver para que encuentren a su marido. Está por ver cómo se integrará este caso en Solo asesinatos en el edificio pero, con un porte que no pasa desapercibido a Charles, se agradece la contratación de una estrella indiscutible de la televisión como Leoni.
Y, cuando el espectador podía pensar que no tendríamos un nuevo asesinato en el edificio, el portero del Arconia, el Lester interpretado por Teddy Coluca, aparece muerto en la fuente del patio. Es entrañable. Después de las dos primeras temporadas, hubo quienes plantearon la idea de que la comedia se estuviera agotando: ese edificio de Manhattan no podía dar más de sí.
Pero, tras inspeccionar Broadway en la tercera temporada y parodiar Hollywood en la cuarta manteniendo los cadáveres en el Arconia, Selena Gomez, Steve Martin y Martin Short han demostrado que pueden continuar prosperando, cada vez tensando más los límites de la verosimilitud pero, como Sazz en sus escenas de acción, saliendo vivos del atrevimiento. ¿Es hora de desenterrar la historia de la mafia en Nueva York?