Convencidos de ser “una alternativa real” para Europa, el partido de extrema derecha Patriotas celebra este sábado en Madrid su primer gran acto político para diseñar las líneas de trabajo de los próximos meses con la vista puesta en el rechazo a la inmigración, la defensa del nacionalismo y la oposición a todas las instituciones europeas. Este cónclave ultra estará protagonizado por el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, la líder de Agrupación Nacional, Marine Le Pen, el líder de Liga, Matteo Salvini y el presidente de Vox, Santiago Abascal. El gran ausente será Donald Trump. Aunque será una ausencia sólo física, puesto que hasta el lema Make Europe Great Again será un calco de los planes de acción que pretenden marcar este fin de semana para seguir la estela del nuevo inquilino de la Casa Blanca.
El líder húngaro Viktor Orbán calentó ayer el inicio de la cumbre con unas declaraciones que bien pueden resumir la esencia de Patriotas, tercera fuerza de la eurocámara tras los populares y los socialdemócratas. El primer ministro ultranacionalista aseguró que Hungría prefiere pagar la multa diaria (de un millón de euros) por no cumplir una sentencia de la Justicia Europea por infringir las normas comunitarias de asilo, que dejar entrar a inmigrantes en su país. Blindaje de fronteras. “Es más barato”, aseguró en defensa de su “rebelión” contra las políticas migratorias de la UE. Uno de los ejes sobre los que pretenden hacer pivotar esta legislatura, aprovechando la ola xenófoba de Trump: redadas para expulsar inmigrantes, deportaciones de personas indocumentadas a Guantánamo o despliegues militares en las fronteras terrestres. El sueño americano de la extrema derecha europea.
El primer gran acto de Patriotas
Girará contra las políticas migratorias de la UE y la defensa del nacionalismo
La nueva era que se ha abierto en Estados Unidos estará tan presente en el cónclave, que este estuvo precedido anoche de una cena privada con parte de los 86 diputados de once partidos que conforman Patriotas en la que el protagonista fue Kevin Roberts, el presidente de la fundación conservadora estadounidense Heritage; el think tank de cabecera del ala más dura del Partido Republicano. Esta fundación ultraconservadora, cuya homóloga en España sería Disenso –la factoría ideológica y cultural de Vox– es uno de los orígenes de la “ola reaccionaria” a la que llamó a combatir el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez tras la llegada de Trump al despacho oval.
La férrea defensa de la agenda de Trump, no obstante, tiene una grieta, más que pronunciada en la cúpula de la extrema derecha española, que se puede evidenciar este sábado, según fuentes de la formación. La guerra arancelaria de Trump, iniciada contra China y Canadá, puede tener como objetivo la Unión Europea. Y eso supondría una encrucijada para Vox que debería hacer enormes equilibrios si quiere consolidar relaciones con el mandatario estadounidense y continuar con su defensa del campo, uno de sus grandes graneros de votos. De momento, el partido de Abascal ha evitado fijar una posición clara, parapetándose en que el “verdadero daño” a los agricultores viene de Bruselas.
La Fundación Heritage
Los dirigentes se reúnen con el 'think tank' que inspira la nueva era en EEEU
Será el propio Abascal, presidente de Patriotas desde el pasado mes de noviembre, quien concluya el acto político de hoy en una sala de un hotel a las afueras de Madrid que tiene capacidad para unas 2.000 personas. Antes intervendrán, desde las 10.30 de la mañana, Orbán, Le Pen, Salvini, Andrej Babis (Chequia); Krzysztof Bosak (Polonia); Martín Helme (Estonia); Afroditi Latinopoulou (Grecia); Petr Macinka (República Checa); André Ventura (Portugal), y Geert Wilders (Países Bajos). Se espera que del cónclave salga un manifiesto; una hoja de ruta para la extrema derecha que avanza en toda Europa.
Duras críticas internas en Vox
El cónclave de Patriotas ha hecho aflorar críticas internas a la nueva asociación de Vox con Hungría. Un manifiesto atribuido a críticos de Vox critica lo que considera un “viraje” del partido que, a su juicio, perjudica a España y sus intereses, y piden reintegrarse en el ECR de Meloni. El texto se centra en la relación de Vox con Hungría y sugiere que “podría implicar subordinación a agendas externas, en particular a través de la financiación”. La formación de Santiago Abascal reconoció haber recibido un préstamo de un banco húngaro próximo a Orban, pero justificó que las entidades españolas se negaban a prestarles. Los críticos afirman que otros partidos de Patriotas también han recibido dinero húngaro.
“Esto podría explicar el viraje de Vox, que parece haber supeditado el interés nacional y la defensa de principios innegociables y fundacionales a los intereses económicos no de un partido, sino de su cúpula”, reza el texto, que habla también de “élite corrupta”.