Se está incubando una revolución, pero todavía no sabemos cuál. Matizo algo este diagnóstico: se están incubando varias revolu-ciones, pero ignoramos cuáles condicionarán el futuro del mundo y de este país. Ni los más rigurosos centros de prospectiva lo saben. Pero apuntemos algún inquietante indicio. El más perturbador, el gobierno de Estados Unidos y Rusia: el triunfo de las ideas de dos líderes agresivos y de obsesión imperialista supondría el retroceso de un siglo en la historia de la humanidad. El crecimiento de fuerzas totalitarias, fascistoides o no, sugiere la aparición de una parte de la sociedad desengañada de las prometidas virtudes taumatúrgicas de la democracia. En la revolución tecnológica, clave del futuro, Europa, ya borrada de la crónica de influencias, acredita el acierto del calificativo de vieja que se le aplica desde hace decenios. En el campo de las migraciones, veremos qué suponen las expulsiones masivas anunciadas por Trump o la creciente llegada de los nuevos desheredados en busca de una vida mejor. Y en el ámbito de la defensa, rearme y militarización son señales evidentes de que los poderosos están viendo el fantasma de un gran conflicto. Estas realidades dibujan un comienzo de año cuyo signo es la inseguridad y hacen que la petición del gran Riccardo Muti –“paz, fraternidad, amor en todo el mundo”– suene como una oración.
En la España política, los árboles del horizonte judicial, las amenazas a la estabilidad del Gobierno y una crispación tan enfurecida como irracional no nos dejan ver ese bosque de los grandes desafíos. Es cierto que hemos asistido a una cierta tregua navideña (provisional como todas las treguas), pero también lo es que, al retorno, el dinosaurio sigue ahí, como en el manoseado cuento de Monterroso. La diferencia es que los dinosaurios se acumulan. Se avecinan batallas apasionantes, como la anunciada por el PSOE de reconquista de los territorios perdidos: la polarización se descentraliza. La gente que habla en encuestas callejeras denuncia problemas económicos, pero el poder político contempla riquezas por todas partes. Y el debate político, tan vacuo, estúpido y necio como siempre: para el PSOE, todo el empeño del PP es desgastarle; para el PP, todo el empeño del PSOE es desgastarle.
Así seguimos, por mucho que cambie el calendario. Mientras tanto, lo primero en la agenda es la iniciativa del presidente Sánchez de hacer del 2025 una larga, vehemente y tardía celebración de la muerte de Franco. De momento, está siendo un nuevo motivo de agitación: necesario para unos, empezando por la mayoría que sostiene al Gobierno; para otros, una vulgar provocación con Franco como disculpa para tapar o disimular los fallos de gobernación. Habrá que ver si el próximo gran acto inaugural reúne a las dos Españas de víctimas y beneficiados de la dictadura o solamente a los primeros. Y habrá que ver si asistimos a una revancha de los hijos de los padres que supieron reconciliarse a pesar de haber sufrido persecución, cárcel, torturas y exilio o asistimos a la reedición del abrazo histórico que supuso la transición.
RETALES
Migrantes Si las llegadas a España aumentan de forma espectacular y descienden en el resto de Europa, incluso en Italia, puede ser por nuestra situación geográfica. Pero mucha opinión pública lo atribuye también a la política. He ahí uno de los grandes motivos de crecimiento de la extrema derecha.
Canarias Es triste ver que el presidente Clavijo tiene que pedir ayuda a la Comisión Europea. Es como si en su país, en España, no hubiera un gobierno nacional. No me extrañaría que esa sensación de abandono inspirase una vez más alguna simpatía por el independentismo.
Impuestos Es necesario mucho dinero para sostener el Estado de bienestar. A veces es justo subirlos porque la educación, la sanidad y demás servicios públicos se encarecen como la vida misma. Lo que no es necesario ni justo es extorsionar al ciudadano para pagar políticas de partido.
Palabras Vuelven viejos términos de la práctica política que creíamos desaparecidos u olvidados. Uno de ellos, plutocracia (gobierno y preponderancia de los más ricos de un país). Por ejemplo, lo que ocurre en Estados Unidos. Pero siempre habrá una diferencia: el que llega ya rico al poder y el que se hace rico en el poder.
Turrón Perdón por la frivolidad, pero hay una vieja y muy popular condena: “Ese no se come el turrón”. Si usted lo ha comido, felicidades: no se publicó su esquela. Ni de cese ni de defunción.