Con una campaña peculiar, en la que la mayoría de actos serán en Argelers, en el sur de Francia, y a rebufo de Carles Puigdemont Junts afronta la campaña de las elecciones al Parlament con la expectativa de rebasar a Salvador Illa, quien ahora va primero en la carrera según los sondeos, y dejar atrás a su exsocio, Esquerra Republicana, para tener la primacía en el espectro independentista y encabezar de nuevo el Govern de la Generalitat, con un discurso que conjuga la gestión –“buen gobierno”– con la reivindicación de la nación y del catalán.
En el camino previo, con ese propósito, la formación ha tratado de polarizar la contienda entre el líder del PSC e incluso el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el candidato posconvergente, un relato que ha alimentado el propio Puigdemont este jueves en el mitin inicial al asegurar que el 12 de mayo “solo hay dos opciones” y que él “va a todas”. Así pues, la formación confía en el "efecto Puigdemont" para batir a los socialistas y dar la vuelta a las encuestas
Jordi Pujol desvela que votará a JxCat y asegura que es el partido que más se asemeja a CDC
El expresident ha prometido que volverá a Catalunya para el debate de investidura sea cual sea el resultado el 12 de mayo y ya ha puesto sobre la mesa las cartas con las que pretende jugar la partida en la próxima legislatura: Pactar, si es posible, la formación del ejecutivo con ERC aunque otras cuestiones se puedan negociar con el resto de fuerzas del Parlament.
En los próximos 15 días Junts celebrará la mayoría de mítines en el mismo espacio de la localidad donde hace dos años se celebró el segundo congreso de JxCat y se renovó la cúpula de la formación. En aquel cónclave, Puigdemont y Jordi Sànchez, que eran presidente y secretario general del partido, cedieron el testigo a Laura Borràs y Jordi Turull respectivamente. El expresident se quedó en un segundo plano a nivel orgánico, pero en los últimos meses, tras la negociación con el PSOE para la investidura de Sánchez y la ley de Amnistía ha vuelto a primera línea. Una circunstancia que ha acabado de consolidarse con la candidatura en la carrera catalana de Puigdemont, que en el primer acto ha sacado pecho por la aprobación de la ley de Amnistía y por la negociación en Suiza con el PSOE. “Hemos roto la coalición del no [de PP y PSOE] y el no la amnistía cuando Junts ha sido decisivo”, ha proclamado el expresident, que ha lanzado por ello reproches a los soberanistas que abogan por la abstención y que la defendieron en el anterior ciclo electoral.
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Asimismo, el expresident ha advertido que el PSC, si gana JxCat, “cogerá los votos del PP si los necesita”, en alusión a la maniobra que privó a Xavier Trias de la alcaldía de Barcelona en junio. Y también ha rechazado los “intentos de españolizar la campaña” y ha aseverado que “estas elecciones van de Catalunya”. “Nos jugamos el futuro de la nación y nuestra lengua”, ha contrapuesto. En ese sentido, Puigdemont ha querido mandar un recado a Sánchez, que este miércoles, a las puertas de la campaña catalana, anunció que suspende su actividad pública durante cinco días para reflexionar sobre su futuro por el "acoso y derribo" a su mujer, según dijo el jefe del Ejecutivo central. "La pulsión represora la conocemos y conocemos mucho mejor que ellos de qué va la justicia española, y la policía patriótica, y la prensa patriótica... Y como los conocemos y lo sabemos mejor que nadie, salimos llorados de casa", ha aseverado el líder posconvergente, que ayer le sugirió que presentara una cuestión de confianza.
En otro orden de cosas, Junts arranca la campaña con el apoyo explícito del expresident Jordi Pujol, que había mostrado un acercamiento a JxCat de forma paulatina y a 24 horas del inicio oficial de la carrera electoral reveló que votará a Puigdemont y bendijo a la formación posconvergente como el partido que más se asemeja a la extinta Convergència. El paso que ha dado Pujol es mutuo en Junts, que en un primer momento renegó del legado convergente y a la postre en el argumentario político ha asumido muchos postulados de la formación que fundó Pujol en el ámbito sectorial, en aspectos como la fiscalidad, por ejemplo. Además, el color verde turquesa característico de Junts ha quedado sepultado por el azul que caracterizaba a la federación nacionalista en el pasado y que en el partido de Puigdemont definen como “institucional”.
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