Cuando el lodo se seque

Cuaderno de Madrid

Cuando el lodo se seque

Raspútitsa. Esta es la palabra clave. Dos veces al año, la fértil llanura ucrania se convierte en un mar de lodo que hace imposible la circulación por carreteras sin asfaltar, por caminos, senderos, pistas forestales y por campo abierto. Carros de combate, camiones, vehículos ligeros, animales de carga y soldados con el equipo a cuestas pueden quedar inmovilizados por la estación del fango. Ocurre dos veces al año: en primavera, cuando el deshielo anega la tierra, y en otoño, cuando llueve abundantemente. La raspútitsa frenó a los mongoles, a los tártaros, a las tropas de Napoleón y a los soldados de la Wehrmacht. Gracias al denso lodo de la gran llanura eslava, la Unión Soviética tuvo tiempo de organizar la defensa de Moscú en 1941.

Vladímir Putin ordenó la invasión de Ucrania el 24 de febrero del 2022 cuando los caminos aún estaban duros y helados, pero el invierno fue más benigno de lo habitual y no pudo evitar que sus carros de combate se tuviesen que concentrar en las carreteras asfaltadas para intentar avanzar hacia Kyiv, circunstancia que facilitó el hostigamiento ucraniano a las columnas de blindados rusos. Este año, la raspútitsa vuelve a ser decisiva, mientras Europa y Estados Unidos se preparan para ir a votar. Estamos en marzo y ya ha comenzado la estación del lodo en la gran llanura de Ucrania, tan fértil y tan rica en cereales.

La estación del barro nunca se acaba de golpe, todo depende de la duración del deshielo, de las características del suelo y de las lluvias de primavera. El suelo ucraniano (chernozem) es rico en arcillas y humus, con una alta capacidad de retención del líquido. Unos terrenos son más fangosos que otros según el espesor de la capa de arcilla. La transición del lodo al suelo sólido es azarosa, desigual, y en ese momento incierto podrían cobrar ventaja los carros de combate rusos (T-64, T-72 y T-80), más ligeros que los potentes y pesados tanques Leopard, Challenger y Abrams que los países occidentales han entregado a las fuerzas armadas ucranianas.

‘Raspútitsa’ en Ucrania: la acumulación de barro paraliza la guerra que Rusia podría ganar

El final de la estación del fango puede ser decisiva esta vez. En los estados mayores occidentales se teme una súbita quiebra del frente ucraniano. Los rusos han aguantado mejor de lo que estaba previsto, gracias a un mayor sacrificio de vidas humanas, conforme a su tradición militar, y al arsenal norcoreano a disposición de Moscú en el momento crítico (un millón de proyectiles de artillería), un anticuado arsenal con el que al parecer no se contaba en los cuarteles generales de Occidente.

Los pacifistas acaban en la cárcel en Rusia y la dinastía Kim se ha dedicado a almacenar obuses en Corea del Norte. El bajo coste político de las bajas y la munición oriental han salvado a Rusia del hundimiento militar y ahora el miedo está cambiando de bando.

An der Ostfront Festgefahrener Wagen wird von den Schützen aus dem Schlamm gezogen./ Soldados de la Wehrmacht tirando de un coche embarrado, noviembre de 1941.

Un destacamento alemán aprisionado por el barro en Ucrania en 1941

Wikipedia

El temor a un hundimiento súbito del frente ucraniano cuando acabe la estación del lodo empezó a cuajar en la Conferencia de Seguridad de Múnich, que este año celebró su 60ª edición. De la reunión de Múnich, a mediados de febrero, viene la escalada de reflexiones y llamamientos para un pronto rearme de Europa. El escenario más preocupante, explican, es el siguiente: fuerte ofensiva rusa, ruptura del frente y hundimiento de las defensas ucranianas. Momento crítico que Rusia podría aprovechar para acabar de asegurarse el control de la región de Transnistria e incluso invadir Moldavia, país fronterizo con Rumania. La hipótesis más extrema contempla el riesgo de una invasión rusa de Estonia, ante la cual la OTAN sólo podría responder con la amenaza nuclear por carecer de fuerzas convencionales suficientes en el Báltico. Todo ello en vísperas de las elecciones europeas y en pleno calentamiento de las elecciones presidenciales en Estados Unidos.

De ese cuadro de cálculos, hipótesis y fatídicas suposiciones emanan los discursos oficiales que advierten del riesgo de guerra en Europa –véase la entrevista con la ministra de Defensa Margarita Robles que publica hoy La Vanguardia – y el activismo francés para el envío urgente de material bélico a Ucrania, operación finalmente apoyada por Alemania. Giro bonapartista de Emmanuel Macron para espolear a los demás socios europeos e intentar derrotar a la extrema derecha francesa en las elecciones europeas de junio. Cuando el lodo se solidifique, uno de los dos bandos tomará ventaja y Europa habrá entrado en una espiral de rearme. Estamos ante un cambio de rasante.

Cuando el lodo se seque Video

Entrevista Margarita Robles

Lodazal en Madrid: tremenda lucha de desgaste entre PP y PSOE con Catalunya al fondo

Como ha ocurrido otras veces, los Pirineos dificultan la visión del cambiante cuadro europeo. Desgastado por la ley de Amnistía y por el caso Koldo –sobre todo por el caso Koldo, por la corrupción cutre que la gente no perdona a los socialistas desde los tiempos de Juan Guerra –, Pedro Sánchez no quiere hablar de despliegues militares. Después del fracaso en Galicia, Yolanda Díaz no sabe qué cara poner en el Congreso. Y la derecha huye como gato escaldado de los discursos bélicos desde el trauma del 2004. Alberto Núñez Feijóo jamás habla de Ucrania. Como decía Mariano Rajoy:“Yo me ocupo de Soria, no de Siria”. España en sus cosas.

Raspútitsa en la llanura ucrania y lodazal en Madrid. Una guerra de desgaste tremenda en la que el PSOE resiste como puede, en algunos momentos, a la desesperada, y en la que vemos a Isabel Díaz Ayuso alejándose de la ambicionada candidatura a la presidencia del Gobierno. Ha entrado en una espiral peligrosa. La raspútitsa madrileña se la puede tragar lentamente. En este país aún no se puede dar el colpo grosso amenazando periodistas, rodeada de comisionistas y con un Maserati en el garaje. Y ahora, ocho semanas de intriga en Catalunya.

Cuando el lodo se seque todo será distinto.

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