El proyecto de ley de amnistía empieza su tramitación con mayoría absoluta. Esa mayoría tiene detrás más de doce millones de votos, pero las últimas encuestas dicen que el 60% de los españoles no están de acuerdo con la iniciativa que ha sellado la investidura de Pedro Sánchez . La amnistía solo es aprobada en Catalunya y el País Vasco.
El rechazo, sin embargo, no forma un bloque monolítico, puesto que en España hay menos castillos de lo que parece. Hay un rechazo con distintas intensidades que va desde los votantes socialistas de toda la vida que no lo acaban de ver claro, hasta los ultras que han ido a rezar el rosario a la calle Ferraz para exorcizar la sede del PSOE, poseída por el demonio Sanxe.
PP, PSOE, Vox, independentistas... necesitan que el debate sobre la amnistía sea largo
¿Puede el Gobierno impulsar una ley que tiene al 60% de la sociedad inicialmente en contra? Puede hacerlo, si se sabe explicar bien y encuentra la manera de que el tiempo juegue a su favor.
Patxi López: “Lo que vamos a hacer es bueno para la democracia y sólo malo para los insultadores”
José María Aznar se implicó políticamente en la guerra de Irak con el 80% de la opinión pública en contra. Ello no impidió que el Partido Popular ganase las elecciones municipales de mayo del 2003, y habría ganado las trágicas elecciones generales del 14 de marzo del 2004 si hubiese actuado con mayor inteligencia, poniéndose al frente de un duelo nacional fraterno, sin reproches y sin mentiras.
Félix Bolaños, ministro de la Presidencia y de Justicia, en el patio del Congreso
Se abre ahora una batalla política por la gestión del tiempo. El Gobierno necesita tiempo para situar las encuestas en un 50/50 antes de primavera, objetivo seguramente posible si Vox, inspirándose en la motosierra de Javier Milei , sigue proclamando que quiere ver al presidente del Gobierno colgado de los pies. Durante el Noviembre Nacional, Vox ha trabajado objetivamente a favor del Partido Socialista.
Tiempo. El Gobierno también necesita tiempo para mantener la relación con Junts y ERC en la casilla de la amnistía, mientras en Catalunya va madurando el estado de ánimo que presidirá dentro de un año -quizás antes- las elecciones al Parlament, en las que el PSC parte como favorito. El Otoño Nacional ha sido especialmente pedagógico en Catalunya. Los catalanes saben muy bien ahora lo que está en juego.
Las imborrables escenas de Ferraz han revalorizado la posición pactista de Junts y ERC antes sus bases. Los partidos independentistas también necesitan tiempo para tomar el pulso a la sociedad catalana en esta nueva fase. La airada reacción social a los datos del informe PISA sobre el descenso de la calidad de la escuela en Catalunya nos dicen que hay fuerte demanda de gestión. ¡A las cosas!.
Necesita tiempo el Partido Popular. Claro que sí. Lo necesita para llegar a las elecciones europeas con las encuestas en el actual 60/40, para así intentar noquear a Sánchez ante los demás gobernantes europeos. Batirle rotundamente, para que se lo lleven río abajo las frías aguas de una política europea seguramente corregida a la derecha después del verano. El primer partido de la oposición va a desplegar una completa estrategia para llegar a junio como si la amnistía se hubiese aprobado ayer. El Senado será su máquina de ganar tiempo.
Después del bajón de julio, Vox también necesita tiempo para intentar imitar el verbo de Milei, si no estallan revueltas en Argentina. Todos necesitan tiempo, menos el magistrado Juan Carlos Campo , exministro de Justicia, que se ha dado prisa en anunciar que se abstendrá en la deliberación de la ley de amnistía, puesto que se pronunció en contra de esa medida cuando desempeñaba su responsabilidad gubernamental. El gesto de Campo ha llamado la atención de otros miembros del Tribunal Constitucional, puesto que la ley ni siquiera ha sido aprobada en el Congreso. Campo ha decidido sacarse la presión de encima con meses de anticipación.
Tiempo. Los dicasterios de Félix Bolaños pasarán a llamarse pronto el Ministerio del Tiempo.