Golpe de timón en Podemos para despegarse de Sumar

La nueva legislatura

Belarra y Montero dirigen una nueva estrategia que tensiona el partido

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Conferencia política de Podemos .Ione Belarra e Irene Montero Foto Emilia Gutierre 04/11/2023

Emilia Gutiérrez / Propias

Ione Belarra, ministra en funciones y secretaria general de Podemos, denunció ayer una “operación para sustituir a Podemos por una izquierda servil”. Esa presunta conspiración contra el partido que “había que atajar” explicaría que la actual dirección de los morados evite a toda costa la convocatoria de una Asamblea Ciudadana Estatal, un congreso del partido para repensar la estrategia y elegir a una nueva dirección.

Como alternativa, tras “frenar en seco la operación” hipotética, ayer celebró una ponencia política en la que se aprobó un documento que lo que ataja es la posibilidad de un congreso del partido y da un golpe de timón a la estrategia de confluencia con Sumar, a cuya líder, Yolanda Díaz, se da trato de “traidora” en las aportaciones al documento aceptadas por la dirección. En la votación menos participada desde que Podemos existe, 26.000 inscritos han bastado para revertir lo votado por 52.000 hace tres meses: de la convergencia con el resto del espacio político aprobada en julio a su contrario, una ruta de mayor autonomía que prefigura el propósito final de la operación, es decir concurrir a las elecciones europeas con una candidatura propia encabezada por Irene Montero.

El giro en la estrategia, avalado por 26.000 votos, busca habilitar una candidatura propia para las europeas

Ayer, en el concilio que consagró la nueva singladura de bunkerización, celebrado dentro del Círculo de Bellas Artes y fuera de los estatutos de Podemos –que solo capacitan a la Asamblea Ciudadana Estatal a elaborar los documentos de estrategia política–, las intervenciones estuvieron cargadas de reproches hacia el resto de formaciones integradas en Sumar y fueron aplaudidas por un foro donde familiares en primer grado de parentesco de la actual dirección ocupaban la primera fila, mientras se escoraban y escamoteaban saludos a cuantos miembros del partido ya son considerados sospechosos de traición por la cúpula madrileña.

Los cuadros autonómicos de Madrid, Extremadura, Navarra y Andalucía, entre otros, se buscaban en los cafés calculando cómo poner freno a la deriva, que se ha ido acelerando en las últimas semanas y que ha convertido al medio de Youtube Canal Red, dirigido por el anterior secretario general, Pablo Iglesias, en principal del estado mayor y proveedor de estrategia y doctrina al margen de los órganos del partido.

En las intervenciones, los discursos fueron identitarios, subrayados de la importancia del partido morado para los destinos del país y se elogió la nueva estrategia de divergencia, aunque se evitó explicitar aún una ruptura con el grupo parlamentario. Detrás de este pudor está la asignación económica. Podemos renunció a disputar la inclusión en las listas de la ministra Irene Montero a cambio de recibir casi la cuarta parte de la asignación de recursos del grupo parlamentario, un acuerdo para sanear la apurada situación económica del partido tras perder la práctica totalidad de su representación institucional en las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo. Por eso la heterodoxa ponencia política vino acompañada de una nueva cuestación donde se invitaba a las bases a renunciar a la devolución de los microcréditos de mayo y se pedían nuevas aportaciones. La posibilidad de que los cinco diputados de Podemos dejen el grupo de Sumar y tomen el control del grupo mixto –donde hoy solo hay tres diputados– pasa por conseguir recursos suficientes para renunciar a la asignación negociada en julio. Eso sí, de un posible voto contra el pacto de investidura negociado por el secretario de Economía de Podemos, Nacho Álvarez, número dos de Belarra en el ministerio, ni una palabra.

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