"La cuestión catalana es una problema político y tiene que resolverse desde la política". Lo dijo Francina Armengol (Inca, 1971) en septiembre de 2021, tras la detención de Carles Puigdemont en Cerdeña en 2021. Hoy es la candidata de Pedro Sánchez a la Presidencia del Congreso y su elección queda supeditada, precisamente, a lo que decida Puigdemont, con quien mantuvo buenas relaciones cuando ambos eran presidentes de Catalunya y Balears.
La pieza Armengol encaja en el puzzle de inicio de esta legislatura: en todo momento ha defendido que debe buscarse una solución política para la cuestión catalana incluso cuando esta opción provocaba convulsiones y sudores fríos en otros barones socialistas.
Ha sido leal a Pedro Sánchez y siempre estuvo en el 'no es no' a Rajoy
Armengol siempre ha estado al lado de Pedro Sánchez desde el fatídico Comité Federal que marcó la caída del líder, con un efímero apoyo a Patxi López cuando parecía que Sánchez no vencería. Fue una de las más firmes defensoras del ‘no es no’ y los diputados de Baleares en el Congreso estuvieron entre los pocos que no se abstuvieron y votaron en contra de Mariano Rajoy en aquella sesión. Ha sido una colaboradora leal y ahora recibe el premio de Sánchez por esa lealtad.
La expresidenta balear comenzó en política en 1998, como concejala socialista en su pueblo, Inca, del que su padre ya había sido alcalde, pero sus inicios juveniles fueron más cercanos al soberanismo y esa idea primigenia sigue impregnando un ideario político abiertamente federalista.
Logró presidir Baleares con los peores resultados de la historia del PSOE
Ha tenido una carrera política de fondo, en la que ha ocupado numerosos cargos institucionales en las islas, pero su mayor éxito, a la espera de lo que pase este jueves en el Congreso, coincidió con el mayor fracaso de los socialistas en Baleares. En 2015 el PSOE sacó los peores resultados de su historia en unas elecciones autonómicas y, aun así, Francina Armengol se convirtió en la primera mujer en ser presidenta de Baleares. Ese triunfo, que se derivó de una derrota, se debe a su capacidad de negociación y de urdir pactos incluso en condiciones adversas, algo que puede serle muy útil en caso de que logre ser elegida. A pesar de esa capacidad de pacto, es una mujer firme y correosa, un rival político duro y difícil.
Las leyes que se aprobaron en ese primer mandato, con un gobierno de Més y apoyo externo de Podemos, retratan muy bien a la hoy candidata: derogó la Ley de Símbolos, aprobada por José Ramón Bauzá para impedir que se instalaran lazos y banderas catalanas en edificios públicos; dejó sin efecto la ley educativa de su antecesor que implantaba el trilingüismo y arrinconaba el catalán; retornó a la Función Pública la obligatoriedad de conocer el catalán para acceder a la Administración, que había quedado en un simple mérito; aprobó la primera Ley de Fosas de Baleares y devolvió la sanidad universal a los inmigrantes, entre otras medidas.
Su derrota en las elecciones del 28-M puede darle ahora otra victoria política
El segundo mandato se complicó por la pandemia y por el hundimiento económico de las islas, lo que le obligó a extender los pactos a los sectores empresariales y sindicales, y en estos años comenzaron a dibujarse intentos de apostar por políticas de decrecimiento turístico que con el Govern del PP ya no se aplicarán.
En este segundo mandato vivió el que probablemente ha sido el momento más amargo de su carrera política, que le sigue persiguiendo por mucho que intente no hablar de ello. Ya no había confinamiento, pero Armengol abandonada un bar del centro de Palma a la hora límite de cierre tras una cena con colaboradores, cuando desde el Govern se animaba a los ciudadanos a salir lo justo moderar su vida social. Este episodio le obligó a pedir disculpas a los ciudadanos y fue utilizado con profusión por el PP en sus ataques a la presidenta.
La pérdida del Govern balear en mayo fue completamente inesperada para el PSOE
A pesar de que el mandato fue difícil, el PSOE balear aspiraba a reeditar el pacto, pero la victoria de Marga Prohens, a quien ha mirado con displicencia, junto con el hundimiento de Podemos dejó a los partidos de izquierdas sin opciones de fraguar un tercer pacto. Los socialistas baleares quedaron en shock porque no esperaban una derrota institucional tan abultada y fue entonces cuando la ya expresidenta decidió encabezar la lista al Congreso.
De nuevo una derrota puede acabar siendo un éxito para Armengol si hoy logra más votos que su rival, Cuca Gamarra, y se convierte en la segunda mallorquina en presidir el Congreso, tras Félix Pons. Dependerá de Puigdemont, que puede ser quien decida finalmente qué perfil elige, si Armengol o Gamarra, y por cuánto tiempo: si por unos meses o por una legislatura.